Parece
ser que la tan antigua disputa entre el Bien y el Mal o entre el Mal y el Bien
-sólo por nombrar un par de opuestos- se encuentra cada vez más cerca de llegar
a su fin.
Merced
a la audacia de todos aquellos que, aún a riesgo de ser tildados de “chiflados”
por los científicos más conservadores, se atrevieron a seguir indagando en las
profundidades de lo desconocido, contamos hoy con innumerables pruebas que demuestran la existencia de “la
unidad en los opuestos” y que -sin duda alguna- puede definirse con la
expresión: “Todo Es Uno”.
En
este nuevo orden que se nos plantea, el Universo nos invita a dar un paso más
en nuestro nivel de evolución de Consciencia. La denodada y eterna lucha entre
el Bien y el Mal o entre el Mal y el Bien, parece encontrar su fin en la
concepción universal de “la unidad que se encuentra formada por los opuestos”.
Los entendidos en la materia bien saben que, por ejemplo, un imán para poder
cumplir con su función debe constar de:
- Un eje magnético: que viene definido como la barra de la línea que une los dos polos.
- Una línea neutral: entendiéndose por tal la línea de la superficie de la barra que separa las zonas polarizadas.
- Los polos (son dos): o también llamados extremos del imán donde las fuerzas de atracción son más intensas. Estos polos son: el “polo norte” y el “polo sur”. Cabe aclarar que no deben confundirse con positivo y negativo pues los polos iguales se repelen y los diferentes se atraen.
Ahora
bien, yo me pregunto: ¿hay alguien que pueda demostrar que sin la presencia de
uno de sus polos (cualquiera de ellos) un imán pueda existir como tal?.
Evidentemente, sería inexacto dar cabida a semejante hecho. Es entonces cuando
una serie de interrogantes afloran en mi mente:
- ¿y si nada fuera bueno o malo?
- ¿y si todo fuera bueno y malo al mismo tiempo?
- ¿y si la unidad se forma con los opuestos: porqué tenemos la bendita costumbre de denostar a un extremo para beneficiar al otro?
- ¿y si la finalidad (o el fin) de los opuestos fuera la de llegar a re-encontrarnos con la única verdad que existe, es decir que “Todo Es Uno”?
- ¿vale la pena, por tanto, seguir gestando la eterna lucha que crea divisiones donde sólo hay unidad?
- ¿se podría concebir un nuevo lenguaje que simplemente tenga su asiento en el “Ser” sin necesidad de calificar con términos que impliquen división entre contrario y semejante?
Por
suerte, la física cuántica está dando pasos agigantados en su evolución como
ciencia y, en la actualidad, goza de un crédito que pocos le habían concedido,
tan sólo, unas décadas atrás. Gracias a ella podemos, hoy en día, tener una
mayor comprensión de los caminos que nos llevan al encuentro con “la unidad”
contenida en todo y en todos. Y al ir siempre por más, asegura nuestra
constante y progresiva evolución como “Seres Humanos”.
Bendiciones.