En esta ocasión, y como en tantas
otras, vuelvo a compartir con todos ustedes, parte del texto de un libro cuya
autoría corresponde al Dr. Deepak Chopra.
Con su habitual sencillez y claridad
para transmitir los conceptos que tan bien ha aprehendido, Deepak nos invita a
transportarnos al ámbito de las “propiedades emergentes”. En su libro titulado “El
libro de los secretos” (el cual ya he terminado de leer) en las páginas 133
a 136, este Gran Maestro (el Doctor
Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una
autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad,
medicina cuerpo-mente y desarrollo humano) nos alecciona respecto a la
diferencia que existe entre un “cambio” y una “transformación”. Y lo que es más
novedoso aún -al menos para mi- nos habla de las “propiedades emergentes”,
concepto que me resultaba totalmente desconocido.
Espero
que disfruten de su lectura tanto como yo lo hice ...
“... La alternativa de ser conscientes o
no nos lleva a la posibilidad de la transformación. Nadie discute que la vida
es cambio. Pero ¿es posible que, mediante la simple modificación de su
conciencia, una persona provoque una transformación profunda y no sólo un
cambio superficial?. Transformación y cambio son dos cosas distintas, como
puede verse en los cuentos de hadas. La pobre chica a quien su malvada
madrastra obliga a permanecer en casa fregando el suelo mientras sus
hermanastras van al baile no se supera asistiendo a la escuela nocturna. Es el
toque de una varita mágica el que transporta a Cenicienta instantáneamente al
palacio como una criatura completamente transformada.
Según
la lógica del cuento de hadas, el cambio es demasiado lento, demasiado gradual,
demasiado prosaico para satisfacer los anhelos simbolizados por la rana que
sabe que es un príncipe o por el patito feo que se convierte en cisne. Hay más
de un elemento fantástico en el toque de magia que ofrecerá instantáneamente
una vida libre de problemas. Y más importante aún: esta fantasía encubre la
manera en que ocurre la verdadera transformación.
La
clave de la transformación auténtica es que la naturaleza no avanza paso a
paso. Da saltos cuánticos todo el tiempo, y cuando lo hace, no realiza una
simple combinación de viejos ingredientes. Algo aparece por primera vez en la
creación, una propiedad emergente (*).
Por ejemplo, si analizamos el hidrógeno y el oxígeno, son ligeros, gaseosos,
invisibles y secos. Hizo falta una transformación para que esos dos elementos
se combinaran y crearan agua y, cuando esto ocurrió, surgió un conjunto
completamente nuevo de posibilidades, siendo la más importante, desde nuestro
punto de vista, la vida misma.
La
humedad del agua es un ejemplo perfecto de propiedad emergente. En un universo sin
agua sería imposible obtener humedad mezclando otras propiedades existentes.
Las mezclas sólo producen cambios; no son suficientes para transformar. La
humedad surgió en la creación como algo completamente nuevo. Cuando lo
analizamos con atención, resulta evidente que cada enlace químico produce una
propiedad emergente. (Ya he mencionado el ejemplo del sodio y el cloro, dos
venenos que cuando se combinan producen sal, otro elemento básico de la vida).
Tu cuerpo -que enlaza millones de moléculas cada segundo- depende de la
transformación. Los procesos de respiración y digestión, por nombrar sólo dos
ejemplos, se valen de la transformación. A la comida y al aire no simplemente
se les revuelve sino que se les somete exactamente a los enlaces químicos necesarios
para mantenernos vivos. El azúcar extraída de una naranja viaja al cerebro y
sirve de combustible a un pensamiento. La propiedad emergente en este caso es
la novedad del pensamiento: jamás en la historia del universo se habían
combinado moléculas con ese resultado. El aire que entra por tus pulmones se
combina de mil maneras para producir células que nunca han existido tal como
existen en ti; y cuando utilizas oxígeno para moverte, tus músculos realizan
acciones que, por muy similares que sean a las de otras personas, son
expresiones tuyas únicas.
Si
la transformación es la norma, la transformación espiritual es una extensión de
lo que la vida ha estado haciendo todo el tiempo. Aunque sigas siendo quien
eres, puedes dar un salto cuántico en tu conciencia, y la señal de que ese
salto ha sido real será alguna propiedad emergente nunca experimentada en el
pasado.
Propiedades emergentes espirituales
Claridad de conciencia
Cognición
Veneración por la vida
Ausencia de violencia
Ausencia de miedo
Integridad
Estas
pueden considerarse transformaciones espirituales porque ninguna puede
obtenerse simplemente recombinando viejos ingredientes del yo. Al igual que la
humedad del agua, cada una aparece como por alquimia: la escoria de la vida
diaria se convierte en oro. ...”
(*)
el resaltado es de mi autoría
Antes
de finalizar este compartir, quiero invitarlos a que se animen a practicar el
“arte de la alquimia” en sus Vidas. Todos estamos llamados a ser “alquimistas”.
Intenten incorporar, aprehender y disfrutar de la maravillosa experiencia de
transformación que se produce cuando reconocemos que cada instante en nuestras
vidas, alberga “magia” en su seno. La VIDA (así con mayúsculas) es la
recompensa que se obtiene cuando nos adentramos en el auto-conocimiento; cuando
trascendemos las fronteras del miedo, cuando nos abrimos al AMOR ...
Bendiciones.
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