martes, 24 de febrero de 2015

Graffitis ...


"Se entiende a las mujeres como se entiende el lenguaje de los pájaros: o por intuición o de ninguna manera." 

“La sabiduría nos persigue... Pero nosotros somos más rápidos.”

“Un hombre no puede ser un caballero en sus modales hasta que no lo sea en su corazón.”

“El problema no es que nos mientan, el problema es que les creamos.”

“Tres muchos y tres pocos destruyen a los hombres locos: mucho gastar y poco tener, mucho hablar y poco saber, mucho presumir y poco valer.”

“Mediocridad: Habilidad para lograr algo que no vale la pena.”

“¿Si las armas dispararan para atrás, cuántos gatillarían?.”

“El error de muchos políticos consiste en olvidar que han sido elegidos y creer que han sido ungidos.”

“Reirnos de nosotros mismos es posible cuando somos capaces de ver a la humanidad tal como es: Un poco inferior a los ángeles y, a veces, sólo ligeramente superior a los simios.”

“Para lograr un matrimonio feliz, es necesario enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona.”

“Genio es quien apunta a algo que nadie más alcanza a ver, y da en el blanco.”

“La fortuna que vino despacio, no se va de prisa.”

“La necesidad nunca cerró un trato ventajoso.”

“El dinero falso lo hacen los hombres pero son muchos más los casos en que el dinero hace hombres falsos.”

“Los fanáticos nunca son inteligentes, porque los inteligentes nunca son fanáticos.”

“Tan fácil es engañarse a sí mismo, sin darse cuenta, como difícil engañar a los demás sin que lo descubran.”

“Una de las cosas que más nos diferencian de las bestias es que ellas no saben organizar una guerra.”

“La mentira podrá arreglar algo en el presente pero no tiene porvenir.”

“Quien sabe adular, sabe calumniar.”

“Es más fácil sacar a un muerto de su tumba que a un vivo de su costumbre.”

“Si tu estás en paz contigo mismo, al menos hay un lugar pacífico en el mundo.”


Bendiciones.

viernes, 20 de febrero de 2015

Una Hermosa Mujer ...




Hace unos días, retomé la lectura del libro titulado “ Por siempre joven, por siempre sano”, cuya autoría corresponde a Indra Devi (nació en Rusia, se radicó luego en la India para finalmente establecerse en la Argentina, donde se dedicó a la enseñanza del yoga y a su difusión a través de sus libros). La temática que -desde mi punto de vista- esta magnífica obra abarca, posee un conocimiento, una experiencia de vida y una visión absolutamente sanadores. Como bien dice en la contratapa: “Este libro nos advierte sobre la posibilidad de pasar de la ancianidad a la juventud, del insomnio al sueño profundo, del asma, la artritis, los resfriados y las enfermedades en general a la salud y al bienestar espiritual. ...”. Creo que nada más apropiado para los tiempos actuales, donde el Ser Humano enfrenta -en mi opinión- una crisis de identidad como nunca antes.



Debido a ello, me vi motivada a compartir con todos ustedes, un texto que pueden leer en las páginas 187 a 191 y que lleva por título:



“... ¡HERMOSA MUJER!

¿Es usted verdaderamente hermosa? ¿Cómo puede llegar a averiguar la verdad sobre usted misma, si alguien no se lo dice de manera franca y sincera? Este “alguien” puede ser usted misma, si es que realmente quiere dedicar algún tiempo a conversar consigo mismo a solas. Haga una verdadera cita consigo misma, un vis à vis sin mentiras. Yo le aconsejo que se ponga en pie ante un gran espejo. Mírese de la misma manera con que examinaría usted a un extraño. Observe con detenimiento su apariencia general: su sombrero, su vestido, sus zapatos. ¿Responden de verdad a su cometido? ¿Son bonitos, sencillos y cómodos, o la hacen parecer a usted grotesca y exagerada? Tome un espejo de mano y examine cuidadosamente toda su figura por la espalda. ¿Revela algo su postura? Lástima que no pueda usted verse cuando anda, cuando se sienta, cuando se levanta, o cuando entabla conversación con otra persona. Le diré que yo, personalmente, descarté para siempre mis tacones “estratosféricos”, cuando me vi en un filme que tomaron, sin darme cuenta, durante una recepción oficial a la que asistí.



-¿Pero, es que yo me veo así? –pregunté a mi marido.

-Pues, sí. Pareces como una chinita, que anda casi en puntas de pie sobre sus diminutos pies vendados. También ellas creían que así estaban muy bonitas, ya sabes –me contestó con intención.



A propósito de esto, diré que los zapatos de tacón excesivamente altos son contraproducentes, puesto que la empujan a una hacia delante sobre la punta de los pies y la colocan en una postura forzada, andando casi en puntas de pie, lo cual afecta de manera perjudicial a los órganos femeninos.



Ahora, después de haberse examinado minuciosamente por todos los lados y desde todos los ángulos, quítese la ropa y empiece a observar detalladamente todo su cuerpo. ¿Hay alguna cosa que no le gusta de él? ¿Acaso las caderas? ¿O quizás el vientre? Si no le gusta la apariencia de su cuerpo, sea franca consigo misma y pregúntese por qué no le gusta. ¿Por qué está desproporcionado? ¿Será a lo mejor porque bebe demasiado, o come con exceso, o fuma exageradamente? Puede ocurrir que usted sea en exceso aficionada a las dulces. O, tal vez, sea muy perezosa y no haga suficiente ejercicio físico. Por favor, sea ingenua y sincera y no trate de engañarse.  Si es ejercicio físico lo que le hace falta, no diga que no tiene tiempo para ello. Si una mujer como Elizabeth Arden, por ejemplo, que es la mujer más activa que he conocido en mi vida, tiene tiempo para hacer ejercicio físico, no hay motivo para que alguien diga que le falta tiempo para hacer algo para sí mismo.



Pero, continúe examinándose y observándose con detenimiento. Cuando termine, tendrá sin duda una imagen bastante exacta de sí misma y de la condición en que está.



Cuando en su cuerpo vea, por ejemplo, una cicatriz, pregúntese si es que realmente necesitó aquella operación. ¿Cuál fue la causa de esa condición mórbida? En la mayoría de los casos se trata de una autointoxicación. Su salud, su disposición corporal y psicológica, su apariencia y su figura mejorarían mucho si practicase más ejercicio físico y comiese, bebiese y fumase menos. Estoy totalmente segura.



Si es de verdad sincera consigo misma, sabrá usted, sin duda alguna, a qué se debe el que esté tan gorda o tan delgada; por qué su piel está marchita y su color es pálido; de dónde provienen sus arrugas, su estreñimiento, la imposibilidad o limitación física a que la tiene condenada su artritis, o de dónde proviene esa enfermedad que la aqueja. Y si es de carácter impetuoso, a lo mejor hasta termina dándose una sonora bofetada. Tengo un amigo que lo hizo. Me encontraba ausente porque había ido a una asamblea importante, cuando oí que estaba enfermo; me detuvo en su hotel al ir a casa, para averiguar qué podía hacer por él. Lo encontré sentado delante de un gran espejo, hablando consigo mismo en voz alta.



-¿Con que estás borracho otra vez? ¿Es que no prometiste dejar de beber? Ni siquiera puedes andar. Eres un cerdo... ¡Peor que un cerdo!



Terminó de decir esas palabras y se sacudió un bofetón, primero en una mejilla y luego en la otra. Me alejé sigilosamente, sin que se enterase, porque no quería avergonzarlo. Después de este dramático monólogo, no volvió a beber más en su vida. Esta entrevista consigo mismo le valió más que todos los ruegos y todos los argumentos que pudieran presentarle su familia o sus amigos.



Después que haya terminado con su examen físico, póngase algunas prendas de vestir, recuéstese sobre la cama o sobre un diván cómodamente y póngase a considerar con cuidado todas las causas posibles de sus trastornos: la tensión, el miedo, la irritación, la decepción, la ansiedad, las represiones, etcétera, y los remedios que usted cree que pueden ponerse a la situación.



Según la medicina psicosomática, cerca de un centenar de distintas dolencias y enfermedades pueden atribuirse, en determinadas circunstancias, a un estado mental de depresión o de exasperación. Esto se refiere a padecimientos que abarca, incluso, la colitis, el asma, la gripe, la apendicitis, los cálculos biliares, las dolencias cardíacas, los desarreglos ováricos, la fiebre de heno, etcétera.



De ahí que la paz de la mente represente un factor esencial para la salud física. La relajación elimina el miedo, la tensión y la irritación, y deja entrar al equilibrio y al encanto, que son dos valores importantes de la belleza femenina. Haya elegido la mujer ser ama de casa, o alguna carrera, siempre deberá conservarse fundamentalmente femenina, y así será mucho más hermosa y tendrá mucho más éxito que la mujer tensa, violenta e impulsiva. Además, existe una razón más profunda de por qué la mujer debe expresar siempre el principio del “eterno femenino”, si no quiere fracasar y extraviarse.



En los días que corren, la mujer está pasando por un período crítico de transición. Como vive en un ambiente de libertad nueva, y desconocida para ella, puede llegar a sufrir más ahora, que la mujer de la generación anterior, que carecía de dicha libertad. Claude Bragdon lo expresa con gran delicadeza en su excelente libro <La mujer délfica>: <Por el momento, la mujer está siendo víctima de su propia victoria: la sombra oscura de su nueva libertad es su nueva soledad. Después de haber escapado de la opresión y de haber buscado toda clase de experiencias y de saber, por el momento apartó, ética y culturalmente, a su compañero, el hombre, a quien le presentó una batalla de competencia industrial. No es comprendida por él en estos nuevos aspectos, porque no le gusta; y la consecuencia es que, aunque las cosas suceden sin que nadie tenga la culpa, la mujer está atormentada y crucificada en el fondo de su ser>.



Así es como se ha establecido un serio antagonismo entre ambos sexos. Y continuarán así las cosas, hasta que el hombre conceda a la mujer la igualdad como ser humano. Por otra parte, la mujer, aunque en competencia con el hombre en el mundo económico, tiene que ser siempre consciente de su esencial femineidad. Tiene que dejar de imitarlo de una vez, de copiar sus actitudes y sus maneras, y volver a ser ella misma. En eso radica su encanto y su fuerza.



Y ahora vayamos a la conclusión de la entrevista que usted tuvo consigo misma. Mírese por dentro y a fondo, y conteste a unas cuantas preguntas referentes a sus cualidades invisibles. ¿Es usted una persona afectuosa o resentida, bondadosa o perversa? ¿Tiene usted buen temperamento, es comprensiva y generosa, o bien, avara, celosa y envidiosa?



Ser hermosa de verdad supone ser hermosa por dentro y no sólo por fuera. No hay maquillaje capaz de disimular una línea dura en las comisuras de la boca, una expresión egoísta en el rostro, o una terrible mirada en los ojos.



Ahora, permanezca absolutamente quieta un rato, y hágase después esta última pregunta:



-¿Soy tan hermosa como podría ser? ...”



Una excelente pregunta para toda mujer que se precie de tal...



Bendiciones.