domingo, 12 de mayo de 2019

Paso a paso...

INTEGRIDAD

94 - Ama la acción por la acción,
independientemente del resultado
y provecho que puedas obtener con la misma.
Dicho Budista

Así se llama esta avenida neuronal que lleva el número 94 del libro titulado "Inteligencia del Alma" - 144 avenidas neuronales hacia el Yo profundo, cuya autoría corresponde a José María Doria (Licenciado en Derecho y máster en Alta Dirección de Empresas y Psicología; psicoterapeuta transpersonal y entrenador emocional).

Habiendo sentido la necesidad de recurrir -una vez más- a la lectura de un texto de esta obra, como suele ser mi costumbre, he abierto el libro en una página al azar y he leído con detenimiento el texto. Una vez finalizada dicha lectura, he sentido la moción de compartir con ustedes estas palabras que, en mi opinión, conllevan una inmensa carga de Sabiduría de Vida.

Espero que disfruten de su lectura, tanto como yo lo hice.

"Una gran clave para nuestro bienestar consiste en vivir el presente y enfocar toda nuestra atención a la acción que tenemos entre manos. Como dice el proverbio Zen: <Cuando se come, se come, y cuando se camina, se camina.> Se trata de dedicar la energía-atención al momento presente, sin desatenciones y anticipaciones que dispersan. Que cada acción realizada, bien sea trabajar con el ordenador o preparar un té, convoque plenamente al sí mismo.Cuando regamos las plantas o bien hacemos una mudanza, hay muchos elementos en juego en cada gesto: al agacharse, al transportar, al verter el agua o simplemente al cerrar y abrir una puerta. Cada movimiento es un fin en sí mismo que, a su vez, conviene realizar con todo el refinamiento que brota de la plena consciencia.

El río que fluye hacia el mar avanza, palmo a palmo, encontrando el sendero que ofrece menor resistencia. Y sucede que cada piedra, cada hoyo y cada rama que a su paso encuentra es, en sí misma, una vivencia plena. Cada metro y cada paso del camino abren la conciencia al instante presente y a la enseñanza que éste conlleva. La ansiedad nacida de la anticipación deja la mente abierta a pensamientos virus. Se trata de pensamientos inquietantes: ¿por qué se retrasa?, ¿un accidente, una desgracia...?, ¿qué futuro nos espera?. ¿qué haré cuando se muera? Ideas que no sólo vendan los ojos internos con fotocopias de viejos problemas, sino que al sufrir antes de lo necesario, en realidad se sufre más de lo necesario. Conviene entrenar el enfoque de la atención al aquí-ahora, de manera que se neutralice el juego de recuerdos y anticipaciones, y se permita vivir, plenamente, cada paso de la senda. En este sentido, la famosa ceremonia del té, así como el ejercicio de tiro al arco y muchas otras prácticas del Zen, entrenan al sujeto a realizar cada movimiento con total precisión y consciencia en un impecable aquí-ahora. Los múltiples pasos de cada práctica mencionada responden a reglas muy rigurosas que demandan atención total en los más mínimos detalles de cada secuencia.

Practicar dichas disciplinas supone un entrenamiento que más tiene que ver  con el control emocional y el enfoque de la atención que con un rito bello y exótico, como vulgarmente se piensa. En realidad, la calidad de una acción viene determinada por la actitud que despositamos en ella. De todos es sabido que una comida elaborada con cariño y serenidad tiene otro <toque> que cuando se hace con crispación y prisa. Tal vez, hasta la comida  se carga e impregna con la energía sutil que uno incluye en una elaboración bien cuidada. De igual manera, se carga de historia y de futuro cada paso del viaje que realizamos al subir la montaña. Cuando vivimos cada metro que recorremos como un fin en sí mismo, sosegamos la mente y disolvemos la separación de nuestra alma.

El arte de la paz consiste en aprender a vivir los momentos del no hacer, respirando la ansiedad que produce la visión del propio espacio interior, cuando éste vive apretado en aplazamientos, sin tener las cuentas emocionales <al día>. Aprender a contemplar los pensamientos que <vienen y van> desde el Testigo ecuánime, supone controlar la ebullición de ideas que vagabundean por una mente habitualmente dispersa. El hecho de aprender a vivirse en el no hacer mientras se respira conscientemente y se drenan pensamientos y emociones contenidas, supone la manera de recargar nuestra batería existencial de una energía proveniente de los niveles más profundos de la conciencia."

 
 Bendiciones.