Mandala
es una palabra del sánscrito y significa “Círculo Sagrado”. Su uso proviene de
la India. El círculo, por definición, nos describe una figura geométrica donde
todos sus puntos se encuentran a la misma distancia de un centro. Algunos ejemplos
claros y cotidianos los podemos encontrar en una rueda, un ventilador o un
reloj. Al girar, todo se mueve excepto el centro que permanece siempre en el
mismo lugar.
Bien
podríamos asemejar dicha observación a lo que significa “vivir centrados” o “en
relación con un centro fijo” mientras todo a nuestro alrededor se mueve y está
en un continuo proceso de cambio y transformación.
Los
Mandalas se pueden usar, entonces, como un instrumento o herramienta que
facilita el centrarnos y concentrarnos,
ayudándonos a centrar nuestra atención y nuestra intención.
Mira
a tu alrededor y seguramente descubrirás muchos de ellos; hechos de todo tipo
de materiales: en cristales de colores y piedra como en numerosas iglesias y
catedrales, en mármol decorando un suelo, en el diseño de una plaza, jardín o
incluso de una ciudad, en el dibujo de una alfombra, etc..
Puedes
empezar coloreándolos desde el centro o también desde el exterior. No hay una
regla definida para hacerlo. Es importante, antes de comenzar a pintar, elegir
el diseño del Mandala colocando el dibujo frente a ti con la mirada relajada,
receptiva y sin expectativas. Es sumamente placentero disfrutar de la
experiencia de ver cómo el color lo transforma a cada momento.
La
práctica de colorear Mandalas te ayudará a mantener la atención centrada según
tu intención, evitando distracciones innecesarias.
Te
invito a que disfrutes de esta experiencia que combina geometría y alquimia.
Bendiciones.
Excelente,como siempre Mónica. Esto nos hace reflexionar !!
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