jueves, 24 de mayo de 2012

El Orto (como "salida" o como "derecho")

Las cosas no siempre son lo que aparentan ser. Si me encontrara en Italia o estuviera hablando en italiano, la palabra “orto” me resultaría sumamente familiar, toda vez que el vocablo -en análisis- responde al concepto de “huerta”. Habiendo tenido la oportunidad de visitar la tierra de mis antepasados, he podido comprobar que los italianos (sin acepción de género y al menos con los que he tenido la ocasión de compartir) se sienten sumamente orgullosos de cultivar su “orto”. Porque además de ser un pasatiempo o una pasión, es un verdadero sustento que los provee de todo tipo de alimentos naturales -de un sabor tan auténtico- que resulta un exquisito deleite para nuestro paladar el consumirlos.

Ahora bien, dejando de lado la vinculación de esta palabra con la lengua italiana, me pregunto quién de ustedes se animaría -en este preciso momento- a dar una definición castellana de la misma. Supongo que la mayoría de ustedes enfilarían para el lado de los tomates... Sin embargo, poco o nada tiene que ver, su significado, con esta colorida fruta.

Los invito, por tanto, a que juntos nos adentremos en el sorprendente mundo del vocabulario, a fin de poder incrementar el caudal de palabras que utilizamos para expresarnos a diario, incorporando algunas de las cuales -tal vez al presente- ni siquiera conocemos su origen, su significado y/o su existencia. Atrevámonos a descubrir en esta experiencia, una fuente de disfrute, un toque lúdico que puede llegar a entretenernos y a suscitar -quizás- una espontánea carcajada. De paso, estaremos otorgando a la lengua castellana, un lugar destacado en nuestro ámbito de conocimientos.

El susodicho vocablo “orto” (del latín ortus) se utiliza frecuentemente como sinónimo de “salida” del Sol u otro astro por el horizonte, toda vez que, cuando un astro asoma, parece ascender en ángulo “recto” con aquél (la trayectoria del astro y el horizonte son “ortogonales”). A la luz de semejante descubrimiento, viene al caso hacer mención de su antónimo: el “ocaso”. Bien podemos decir entonces que el “orto” precede al “ocaso” o que el “ocaso” sucede al “orto”. También puedo afirmar, por ejemplo, que “esta mañana he visto un magnífico orto”. A quién no le ha acontecido este hecho en la playa alguna vez, sobretodo siendo amante de la naturaleza...

En base a ello y cambiado el ángulo de la información, “orto” viene definida también como la forma prefija del griego (orthós)  que significa “recto”, “derecho”. A las pruebas me remito:

  • Ortofonía: se denomina así a la corrección de los defectos de la voz y de la pronunciación.
  • Ortología: es el arte de pronunciar correctamente y, en sentido más general, de hablar con propiedad.
  • Ortocentro: así se denomina al punto de un triángulo donde se cortan las tres alturas.
  • Ortomorfismo: indica conformación normal.
  • Ortodáctilo: -en zoología- es sinónimo de dedos extendidos.

Por último y en otro orden, la palabra “orto” nos remite a la ciencia química al referirse a un ácido inorgánico oxigenado más hidratado de un elemento.

Quisiera terminar este compartir con la siguiente pregunta: ¿de dónde surge el concepto de una “mala” o “buena” palabra?. Si ningún vocablo me ha maltratado alguna vez: ¿porqué solemos calificarlos como “malos” o “buenos”?. Algún día: ¿podremos re-conocer a la dualidad como las dos caras de la misma moneda y que -por tanto- forman la unidad misma?.

Para felicidad de todos, los invito a que juntos contemplemos este bellísimo “orto”...

















Bendiciones.