viernes, 18 de enero de 2013

Autonomía Afectiva e Identidad Personal ...

A poco de terminar con la lectura del libro titulado “Desapegarse sin anestesia” – Cómo soltarse de todo aquello que nos quita energía y bienestar y cuya autoría corresponde a Walter Riso (cursó estudios universitarios de psicología, se especializó en terapia cognitiva y obtuvo una maestría en bioética; alterna el ejercicio de la cátedra universitaria con la publicación de textos científicos y de divulgación de diversos medios), una vez más me encuentro motivada a compartir con todos ustedes, algunos textos que -a mi entender- son una verdadera fuente de sabiduría de la cual nutrirse, fundamentalmente en los tiempos actuales; tiempos en donde puede observarse una profunda crisis existencial por la que transita gran parte de la humanidad.
 
Como dice en la contratapa del libro “... Cuantos más apegos dejes caer por el camino de la vida, más cerca estarás de encontrarte a ti mismo. Si consideras que algo o alguien es indispensable para tu felicidad, tienes un grave problema: estás a la sombra de un amo. Y no me refiero al aire que respiras, la comida que te alimenta o el sueño que te repone, sino a muchas necesidades de las cuales podrías prescindir sin que tu supervivencia emocional y psicológica se viera afectada de alguna manera. No importa la fuente del apego, llámese fama, poder, belleza, autoridad, aprobación social, internet, juego, moda o pareja, la adicción psicológica hará que tu existencia sea cada día más insalubre: te arrodillarás ante ella, le rendirás pleitesía y vivirás en el filo de la navaja por miedo a perderla. Establecer una relación dependiente significa entregar el alma a cambio de obtener placer, seguridad o un dudoso sentido de autorrealización. En Desapegarse sin anestesia, Walter Riso explica en qué consiste el apego y sus causas, proporciona las claves para enfrentarlo y prevenirlo sin perder la pasión por alcanzar nuestros sueños y metas personales. Con un sugerente cruce entre psicología cognitiva y filosofía oriental, Riso nos invita, por medio de un lenguaje claro y accesible, con ejemplos y casos concretos, a fortalecer la independencia emocional y crear un estilo de vida más libre y saludable. ...”

Desde mi punto de vista, lo que el autor ha titulado <Declaración de autonomía afectiva: “Usted no es mi felicidad”> podría considerarse como una definición de los vocablos “apego y desapego”. En las páginas 132 y 133, Walter nos dice: 

“... Lee esta pequeña reflexión y mientras lo haces imagínate que te estás dirigiendo a la persona de la cual dependes. Recuerda simplemente que si consideras que alguien es responsable de tu felicidad, tratarás de poseerla para que no te falte nunca.
Lo siento, pero usted no es mi felicidad. No, no lo es y por eso me libero. Me niego a poner mi vida emocional en sus manos. Si usted fuera mi felicidad, su ausencia sería mi acabose y viviría en el filo de la navaja. No quiero intentar <adueñarme> de usted, no va conmigo, no me interesa. Mi bienestar y mi autorrealización dependen básicamente de mí, lo demás contribuye, ayuda, pero el proceso interior que va configurando mi auténtico ser no vendrá de afuera, no será prestado. Es cuestión de principios y de estética. No solo quiero mejorar, quiero hacerlo con la inspiración del artista, como una obra de la cual me sienta satisfecho. ¡Qué pesado es hacerse cargo de la dicha de otro!  ¡Qué tarea tan difícil, por no decir imposible!.
Prefiero respirar por mí mismo, andar sin muletas y ser como soy. No quiero pertenecer a usted, ni que usted me pertenezca. Andemos juntos, si nos apetece, pero no seamos <el uno para el otro>, por favor. El bienestar psicológico o el intento de ser feliz requiere de un compromiso personal e intransferible. No es algo que nos regalen, se compre o se posea por decreto: es intransferible. Y como yo no estoy en venta, y espero que usted tampoco lo esté, tenemos la oportunidad de ser libres. Usted no define mi existencia ni yo la suya, de ser así, no podríamos vivir el uno sin el otro. Usted no es mi felicidad, afortunadamente, ni yo soy su amo y señor. La mejor relación que podemos tener es no pertenecernos. El que no posee al otro lo respeta, y eso es belleza, ternura y desapego. ...”

Antes de finalizar este compartir, quiero acercarles una “Proclama en defensa de la identidad personal”, la misma que Walter nos propone en la página 119:

“... El apego intentará definirte o engatusarte, te entregará un disfraz que no te pertenece con la esperanza de que te lo pongas. Por eso debes estar atento a que ningún deseo desvirtúe tu singularidad y defender lo que en verdad eres. La proclama que te propongo consta de cinco puntos.

  • No dejaré que nada ni nadie desvirtúe mi verdadera naturaleza. Prefiero mil veces sufrir la pérdida de un apego a dejar de ser yo mismo.
  • La espontaneidad será mi amiga e intentaré a través de ella tener acceso a lo que soy, sin evasivas ni autoengaños.
  • Revisaré cada valor que me inculcaron, cada deber que me impusieron y cada culpa que padecí. Dejaré que lo bueno permanezca en mí y echaré fuera lo que me lastima o no me conviene.
  • No imitaré a nadie. Serán mi opinión y mi parecer los que guíen mi conducta.
  • Intentaré ser auténtico y honesto en cada acto de mi vida, tratando de alinear lo que pienso, siento y hago. ...”

En cada uno de nosotros, la PERFECCION anida en lo más intimo. En cada uno de nosotros, el AMOR es el punto de partida y de llegada. En cada uno de nosotros, la VIDA se despliega en todo su esplendor. En cada uno de nosotros, la CONCIENCIA adquiere diversas formas de manifestarse. En cada uno de nosotros, la ETERNIDAD sostiene nuestra existencia.

Me sumo a la consigna: “desapegarse sin anestesia”. E invito a quienes quieran intentarlo, a sumarse también ...

 
Bendiciones.

jueves, 17 de enero de 2013

El Agua como Propiedad Emergente ...

En esta ocasión, y como en tantas otras, vuelvo a compartir con todos ustedes, parte del texto de un libro cuya autoría corresponde al Dr. Deepak Chopra.

Con su habitual sencillez y claridad para transmitir los conceptos que tan bien ha aprehendido, Deepak nos invita a transportarnos al ámbito de las “propiedades emergentes”. En su libro titulado “El libro de los secretos” (el cual ya he terminado de leer) en las páginas 133 a 136,  este Gran Maestro (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano) nos alecciona respecto a la diferencia que existe entre un “cambio” y una “transformación”. Y lo que es más novedoso aún -al menos para mi- nos habla de las “propiedades emergentes”, concepto que me resultaba totalmente desconocido.

Espero que disfruten de su lectura tanto como yo lo hice ...

“... La alternativa de ser conscientes o no nos lleva a la posibilidad de la transformación. Nadie discute que la vida es cambio. Pero ¿es posible que, mediante la simple modificación de su conciencia, una persona provoque una transformación profunda y no sólo un cambio superficial?. Transformación y cambio son dos cosas distintas, como puede verse en los cuentos de hadas. La pobre chica a quien su malvada madrastra obliga a permanecer en casa fregando el suelo mientras sus hermanastras van al baile no se supera asistiendo a la escuela nocturna. Es el toque de una varita mágica el que transporta a Cenicienta instantáneamente al palacio como una criatura completamente transformada.
Según la lógica del cuento de hadas, el cambio es demasiado lento, demasiado gradual, demasiado prosaico para satisfacer los anhelos simbolizados por la rana que sabe que es un príncipe o por el patito feo que se convierte en cisne. Hay más de un elemento fantástico en el toque de magia que ofrecerá instantáneamente una vida libre de problemas. Y más importante aún: esta fantasía encubre la manera en que ocurre la verdadera transformación.
La clave de la transformación auténtica es que la naturaleza no avanza paso a paso. Da saltos cuánticos todo el tiempo, y cuando lo hace, no realiza una simple combinación de viejos ingredientes. Algo aparece por primera vez en la creación, una propiedad emergente (*). Por ejemplo, si analizamos el hidrógeno y el oxígeno, son ligeros, gaseosos, invisibles y secos. Hizo falta una transformación para que esos dos elementos se combinaran y crearan agua y, cuando esto ocurrió, surgió un conjunto completamente nuevo de posibilidades, siendo la más importante, desde nuestro punto de vista, la vida misma.
La humedad del agua es un ejemplo perfecto de propiedad emergente. En un universo sin agua sería imposible obtener humedad mezclando otras propiedades existentes. Las mezclas sólo producen cambios; no son suficientes para transformar. La humedad surgió en la creación como algo completamente nuevo. Cuando lo analizamos con atención, resulta evidente que cada enlace químico produce una propiedad emergente. (Ya he mencionado el ejemplo del sodio y el cloro, dos venenos que cuando se combinan producen sal, otro elemento básico de la vida). Tu cuerpo -que enlaza millones de moléculas cada segundo- depende de la transformación. Los procesos de respiración y digestión, por nombrar sólo dos ejemplos, se valen de la transformación. A la comida y al aire no simplemente se les revuelve sino que se les somete exactamente a los enlaces químicos necesarios para mantenernos vivos. El azúcar extraída de una naranja viaja al cerebro y sirve de combustible a un pensamiento. La propiedad emergente en este caso es la novedad del pensamiento: jamás en la historia del universo se habían combinado moléculas con ese resultado. El aire que entra por tus pulmones se combina de mil maneras para producir células que nunca han existido tal como existen en ti; y cuando utilizas oxígeno para moverte, tus músculos realizan acciones que, por muy similares que sean a las de otras personas, son expresiones tuyas únicas.
Si la transformación es la norma, la transformación espiritual es una extensión de lo que la vida ha estado haciendo todo el tiempo. Aunque sigas siendo quien eres, puedes dar un salto cuántico en tu conciencia, y la señal de que ese salto ha sido real será alguna propiedad emergente nunca experimentada en el pasado.

 Propiedades emergentes espirituales

    Claridad de conciencia
    Cognición
    Veneración por la vida
    Ausencia de violencia
    Ausencia de miedo
    Integridad

Estas pueden considerarse transformaciones espirituales porque ninguna puede obtenerse simplemente recombinando viejos ingredientes del yo. Al igual que la humedad del agua, cada una aparece como por alquimia: la escoria de la vida diaria se convierte en oro. ...”


(*) el resaltado es de mi autoría

Antes de finalizar este compartir, quiero invitarlos a que se animen a practicar el “arte de la alquimia” en sus Vidas. Todos estamos llamados a ser “alquimistas”. Intenten incorporar, aprehender y disfrutar de la maravillosa experiencia de transformación que se produce cuando reconocemos que cada instante en nuestras vidas, alberga “magia” en su seno. La VIDA (así con mayúsculas) es la recompensa que se obtiene cuando nos adentramos en el auto-conocimiento; cuando trascendemos las fronteras del miedo, cuando nos abrimos al AMOR ...

 
Bendiciones.


martes, 15 de enero de 2013

El Guerrero Pacífico


En esta ocasión -transcribo para todos ustedes- los textos que hacen las veces de introducción y prólogo del libro titulado “El Guerrero Pacífico” y cuya autoría pertence a Dan Millman (mientras llevaba a cabo sus estudios en la Universidad de California, en Berkeley, Dan Millman, fue campeón del mundo de gimnasia en trampolín y participó en todas las modalidades internacionales. Durante los últimos quince años, ha enseñado gimnasia, danza, artes marciales, yoga y otras formas de entrenamiento psicofísico en Stanford University, U. C. Berkeley y en Oberlin College. Sigue escribiendo, enseñando y dando conferencias en todo el país).


(páginas 9-10)“... Llevado recientemente a la pantalla y transcurridos ya más de 25 años desde que fuera editado por primera vez, El guerrero pacífico se ha convertido en todo un clásico de la literatura de superación personal. Dan Millman nos enseña en esta obra que lo importante no es la excelencia en las técnicas para dominar el cuerpo o la mente, sino el amor que abre todas las puertas y que nos libera de las actitudes rígidas que nos condicionan al miedo y la tensión.
Todos los medios terapéuticos utilizados en la actualidad, desde la psicología humanista o transpersonal hasta los métodos de equilibrio físico, emocional, mental y espiritual, tienen como finalidad enseñar a quienes lo deseen a vivir libres de la tiranía del ego y a ser capaces de no identificarse con ese ser social creado por la educación y las circunstancias externas.
El guerrero pacífico ilustra ese aprendizaje de manera agradable y con frecuencia humorística. Muestra cómo cada uno de nosotros puede triunfar en su vida interior, es decir, no considerarse como una víctima de los acontecimientos, sino comprender que somos los artífices de nuestra felicidad o de nuestra desgracia. En definitiva, el mundo que nos rodea no es otra cosa que el reflejo de nuestros estados de conciencia. En el camino del desarrollo, en el que vamos de descubrimiento en descubrimiento a fin de vivir de una manera cada vez más armoniosa con nosotros mismos y con el mundo, este encuentro con Dan Millman puede ser un momento precioso. Su aventura constituye un ejemplo notable, para llegar a ser un guerrero pacífico capaz de afrontar las realidades comunes, y también las menos comunes, con valor, determinación y serenidad. En este libro, que podemos situar a mitad de camino entre Richard Bach y Castañeda, un Sócrates de los tiempos modernos, extraordinario e inolvidable, se nos abren las puertas de la sabiduría. Recordemos en esta ocasión la máxima del Sócrates de la antigüedad: <Conócete a ti mismo y conocerás el mundo>. Esta máxima ha sido y es, en todas las épocas de la historia, el mejor medio para quien quiera desarrollar su salud, su bienestar y su alegría de vivir. ...”

(páginas 11-12)“... Todo comenzó en el mes de diciembre de 1966, que supuso el inicio de una serie extraordinaria de sucesos en mi vida. Me encontraba en tercero de carrera en la Universidad de California, en Berkeley. Un día, a las tres y veinte de la mañana, en una gasolinera abierta durante toda la noche, conocí a Sócrates (no me dijo su verdadero nombre, pero tras haber pasado un momento con él aquella noche, le llamé instintivamente como el antiguo sabio griego: el nombre le gustó y se quedó con él). Ese encuentro fortuito, junto con las aventuras que siguieron, iban a cambiar mi vida.
Los años que precedieron a 1966 habían sido felices para mí. Educado por unos padres llenos de amor en un medio equilibrado, había ganado el Campeonato del Mundo de Trampolín, viajado por Europa y recibido ya grandes honores. La vida me había dado numerosas recompensas, pero no paz ni satisfacción duraderas.
Hoy me doy cuenta de ello. Pasé de alguna forma todos esos años durmiendo, soñando que estaba despierto hasta mi encuentro con Sócrates, que se convirtió en mi mentor y en mi amigo. Antes había creído que una vida de calidad, de alegría y de sabiduría constituía mi herencia natural de ser humano y que se me concedería automáticamente con el paso del tiempo. Nunca había sospechado que tendría que aprender cómo vivir, que necesitaría dominar algunas disciplinas y maneras de ver el mundo antes de despertarme a una vida sencilla y feliz.
Sócrates me mostró mis errores comparando mi camino con el suyo, el camino del guerrero pacífico. Siempre se reía de mi existencia seria y problemática, para llevarme a ver con sus propios ojos, a través de su mirada de sabiduría, de compasión y de humor. Y perseveró hasta el día en que comprendí lo que significaba vivir como un guerrero.
A menudo me quedaba con él hasta altas horas de la madrugada, escuchándole, discutiendo y terminando por reírme con él muy a mi pesar. Aunque esta historia está sacada de mi aventura, no por ello deja de ser una novela. El hombre al que llamo Sócrates ha existido realmente. Pero tenía una manera tal de perderse en el mundo que a veces me resulta difícil decir cuándo y dónde se eclipsaba para dejar sitio a otros maestros y a otras experiencias. He tomado algunas libertades en los diálogos, así como en algunas secuencias. También he sembrado la historia de anécdotas y de metáforas para subrayar las lecciones que Sócrates deseaba verme transmitir.
La vida no es un asunto individual. Una historia y sus lecciones no tienen utilidad si no son compartidas. Por lo tanto, decidí honrar a mi maestro compartiendo contigo, lector, su sabiduría y su humor penetrante.
Guerreros, nos llamamos guerreros. Combatimos por la alta virtud, por las grandes causas, por la sabiduría suprema, y por ello nos llamamos guerreros. ...”

Una lectura -en mi opinión- altamente recomendada. Un film que cuenta con las actuaciones magistrales de Nick Nolte, Emy Smart, Scott Mechlowicz, Paul Wesley y Agnes Bruckner (entre otros actores y actrices) y que -a mi entender- debería ser de proyección obligatoria en las escuelas y universidades, formando parte de la educación como cualquier otra materia y/o disciplina, motivo de estudio y capacitación.

Y ante cualquier duda, acuda a ...

Guerrero, S.A.
Sócrates, Prop.
Especialidades
Paradoja, Humor y Cambio
¡Urgencias solamente!


Bendiciones.