En esta ocasión quiero compartir con todos ustedes, un texto que pueden encontrar en el libro titulado "Ineligencia del Alma - 144 Avenidas Neuronales hacia el Yo Profundo" (página 105) y cuya autoría corresponde a José María Doria (licenciado en Derecho y máster en Alta Dirección de Empresas y en Psicología. Trabaja como psicoterapeuta transpersonal y entrenador emocional).
En estos días de pandemia por covid-19, me preguntaba -luego de leer el texto que a continuación les voy a compartir- ¿qué es tener coraje hoy? ¿Cómo tener coraje frente a tantas noticias nefastas relacionadas con el covid-19? Quizás podamos entender un poco más de qué se trata Ser Humano y tener que enfrentarse a desafíos tan grandes como una pandemia, cuando un entendido en el tema nos hace reflexionar sobre el coraje. Espero que la lectura de este texto, les sea de provecho tanto como lo ha sido para mí.
"40 - Haciendo lo que tememos, disolvemos nuestro temor
Emerson
Cuánto más veloces huimos del miedo, más grande se hace éste y más fuerte es su hechizo sobre el alma. Para librarnos de tal poder, conviene mirar de frente su paralizador influjo y, más tarde, discernir si nos está protegiendo de un peligro o simplemente es un virus mental que nos inquieta.
El miedo que paraliza y deprime es el miedo neurótico que impide la acción. Se trata de un sentimiento que sintoniza con viejas tensiones y heridas no resueltas. El temor que se disfraza de inseguridad encubre anticipaciones de dolor y, muchas veces, hace referencia a duelos sumergidos cuyo recuerdo nos inunda de ansiedad e induce a conductas crispadas.
El miedo nace de la memoria del dolor y brota en racimos de pensamiento conectados al recuerdo. Se trata de ideas neuro-asociadas que conforman la creencia de que aquello que uno rechaza, puede volver a suceder. En realidad, si no hay memoria no hay miedo. Por este motivo, los inocentes se enfrentan con tranquilidad <irresponsable> a muchas situaciones de alto riesgo. Los inocentes no proyectan experiencias anteriores y, en consecuencia, no temen la llegada de la supuesta desgracia.
Allí donde veamos una conducta exagerada, se revela la sombra que oculta viejas heridas y que nos demanda, sin demora, un drenaje emocional del alma. Allí donde, por ejemplo, veamos la mentira en sus diferentes grados, ¡atención!, no hay maldad o estupidez, hay tan sólo una mente que se siente amenazada. Conviene mirar al miedo de frente y preguntar: <¿Qué temo en realidad? ¿Qué sería lo peor que podría pasar?> Al observar y concretar con precisión lo que uno teme, ya se puede respirar a fondo lo temido y crear nuevas opciones más deseadas. Al pronto, sucede que el gran gigante ilusorio que tan sólo puede habitar en la sombras, se esfuma disuelto a la luz de la consciencia.
La sensación de confianza y seguridad no sólo brota como consecuencia de la memoria del propio éxito, sino que también es una cualidad que nuestra inteligencia emocional desarrolla. Confiar es una elección que podemos optar por cultivar y reforzar, mientras se comprueba que tras los problemas aparecen las soluciones y que toda dificultad fortalece y enseña.
La confianza también brota desde la facultad intuitiva, desde ese insólito Ser que somos y que detrás, escondido y sabio, se revela y expresa. La confianza es un estado de conciencia, un plano mental de vida, que se abre a la Paz y a la Templanza. Pero ¿de dónde brota?, ¿acaso es una protección mágica que opera desde las estrellas? Al tratar de responder, la razón tal vez dude, pero todos sabemos que no estamos solos. La Historia y el Misterio así lo avalan. El Universo nos apoya al encarar el miedo mientras hacemos con inteligencia lo que debemos, aunque se sienta inseguridad y amenaza.
Cuando uno se vea enfrentado al ridículo, a la ruina o al abandono del ser que ama, conviene que se detenga unos instantes. Conviene que respire profundamente, distanciándose del escenario, mientras se deja atravesar por la columna de luz que penetra por lo más alto de su cabeza. Más tarde, la sencillez suavizará lo que uno teme y la sobriedad será nuestra aliada. No hay temor agudo que sobreviva si uno lo respira de forma consciente y continuada. Sólo hay que detenerse y observar, sin eludir ningún aspecto y sin tapar ninguna de las caras. Desde el Silencio Consciente, de pronto, la mejor opción brota y la vida, de nuevo, tiene sentido mientras uno, a sí mismo, se reinventa. Ya todo está en su sitio. Uno sabe a qué atenerse y vuelve a fluir centrado en el núcleo de la confianza."
Tal vez, frente a tanto temor al contagio y a las consecuencias de contraer el covid-19, podamos poner el práctica lo que este autor nos aconseja: respirar profundamente y distanciarnos del escenario. Al fin y al cabo, nadie nos asegura que mantener el temor a esta pandemia, nos pondrá a salvo de contraer el virus. Es cierto que debemos tomar todas las precauciones y recaudos del caso a los efectos de evitar el contagio, pero también es cierto que nadie puede asegurarnos que existe un lugar o una conducta que nos ponga al reparo de contraer esta enfermedad. El coraje, seguramente puede convertirse en una poderosa herramienta que nos ayude a vencer el temor y a enfrentarnos con nuestro destino personal.
Bendiciones.