lunes, 26 de agosto de 2013

Intoxicados ... pero de Amor

Hace un par de días, y debido a que mi mascota -un caniche toy llamado Tony- fue diagnosticado como diabético (¡jamás había escuchado que la diabetes también fuera patrimonio canino!), me enteré -gracias a las sendas explicaciones de la veterinaria que lo atendió- de cuán peligroso puede ser el hecho de que los riñones no funcionen como la Madre Naturaleza les ha indicado que sí lo hagan. Según fui informada, este par de órganos -tanto en humanos como en los animales- cumplen la función de limpiar la sangre de las impurezas del cuerpo (son filtros sumamente selectivos), procediendo a su eliminación a través de la orina. Y no sólo se encargan de tan saludable tarea sino de otras muchas, tan importantes como ésta; pero ¿saben ustedes qué sucede cuando no funcionan correctamente?. Pues resulta que realizan la tarea inversa: desechan todo lo que sirve y se quedan con todo lo que no sirve. En pocas palabras: las toxinas no son eliminadas y comienzan a intoxicar a todo el organismo. ¡Un verdadero desastre!.

Esto me llevó a reflexionar acerca de un tema que nos atañe a todos los Seres Humanos. Como tales, contamos con un cuerpo físico -el cual puede enfermarse producto del mal funcionamiento de un órgano-  pero también contamos con un cuerpo psíquico, uno mental y uno espiritual. Entonces me pregunto: ¿Dónde se encuentra ese “sosias” del “riñon” que debería filtrar los pensamientos, los sentimientos y las emociones tóxicas para luego proceder a eliminarlas? ¿Qué pasará cuando aquello que pensamos o sentimos está “intoxicado”? ¿Qué pasará cuando nuestras emociones están “intoxicadas”?. Tal vez, sea la cultura del “ego” aquella que sin darnos cuenta, va introduciendo -lenta pero certeramente- hábitos y costumbres que van intoxicando -poco a poco- nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.

Al parecer, la Humanidad está transitando una época que se podría definir como caótica y muy convulsionada por una serie de sucesos, tantos naturales como gestados por la mano del hombre. Y en este proceso, todas nuestras vivencias se ven afectadas por todo tipo de vibraciones que impactan en nuestros distintos cuerpos: físico, mental, psíquico y espiritual. De todos ellos, sólo uno permanece invariable: nuestro cuerpo espiritual. Nuestra verdadera naturaleza se halla en el Espíritu. Como bien dijo alguna vez Teilhard de Chardin: “Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y no seres humanos viviendo una experiencia espiritual”. ¿Por dónde empezar entonces a “desintoxicarnos”? ¿Cómo es el proceso de “Sanación” que nos lleva a purificar nuestras emociones, sentimientos y pensamientos?. Al respecto, algunas religiones o creencias ofrecen herramientas tales como la “meditación” o la “oración” (entendida esta última como plegaria) para ayudarnos en nuestro camino de regreso a casa, de retorno a nuestra verdadera morada, a nuestro verdadero hogar: el Espíritu que todo lo anima. Nos ayudan a “filtrar”, a “eliminar” todo lo que no sirve -y que por ende nos “intoxica”- y a rescatar todo aquello que nos hace sentir plenos, felices.

A propósito de ello, en el libro “Poder Gracia Libertad” – La fuente de la felicidad permanente, cuya autoría corresponde al talentoso Deepak Chopra, en las páginas 155 a 158, contamos con una excelente reflexión acerca de un tema muy afín como lo es el de las “adicciones”. Al respecto nos dice que:

“… La adicción es la enfermedad número uno de la civilización, y está directa e indirectamente relacionada con todas las demás enfermedades. Además de las adicciones físicas, como la adicción a la comida, el tabaco, el alcohol y las drogas, hay adicciones psicológicas, como la adicción al trabajo, al sexo, a la televisión, a comprar, a parecer joven, a controlar, a sufrir, a la ansiedad, al melodrama, a la perfección.

¿Por qué somos adictos a todas estas cosas? Somos adictos porque no estamos viviendo desde nuestra fuente; hemos perdido la conexión con nuestra alma. Usar la comida, el alcohol o las drogas es esencialmente una respuesta material a lo que no es realmente físico en su base. La embriaguez, por ejemplo, es en realidad un olvido de la memoria personal para poder experimentar la alegría de lo no personal, lo universal. Lo que buscamos es alegría pura en vez de la mera sensación, o incluso el olvido de la sensación. El comportamiento autodestructivo es un anhelo espiritual no reconocido. Todas las adicciones son en realidad una búsqueda del júbilo del espíritu, y esta búsqueda tiene que ver con la expansión de la consciencia, la intoxicación del amor, que es consciencia pura.

Una y otra vez, la gente ha intentado superar sus adicciones con métodos psicológicos y conductistas. Ninguno de ellos ofrece una cura permanente. La única cura para la adicción es espiritual. Anhelamos la experiencia extática, que es una necesidad tan básica como la necesidad de comida, agua o cobijo. Extasis, o ekstasis, significa literalmente salirse. El verdadero éxtasis es salirse de la esclavitud del mundo del materialismo, sujeto al tiempo y sujeto al espacio. Ansiamos salirnos de las limitaciones del cuerpo. Ansiamos ser libres del miedo y la limitación. Anhelamos el olvido de nuestro ego para poder experimentar nuestro Ser infinito.

Empieza hoy a trascender tus comportamientos adictivos observándolos sin juzgar. Despierta cada día con una oración: <Gracias, Dios, por hacerme tal como soy>, y luego obsérvate a ti mismo. Sé un testigo de tus pensamientos, tus estados de ánimo, tus reacciones, tus comportamientos. Representan tus recuerdos del pasado, y al observarlos en el presente te liberas del pasado. Al observar tus comportamientos adictivos observas tu condicionamiento. Y cuando observas tu condicionamiento te liberas de él, porque no eres tu condicionamiento; eres el observador de tu condicionamiento.

Observa el silencio entre tus pensamientos, tus acciones, tus reacciones, y sentirás la presencia del espíritu en la quietud de esos espacios. Con la mera observación de ti mismo das comienzo al proceso de curación y transformación. Y si continúas practicando la conciencia siempre presente de tu propio ser, comenzarán a florecer el entendimiento, la intuición, la imaginación y la intención. …

… No importa lo histérico que parezca tu entorno, permanece alerta y sobrio en tu conciencia observadora siempre presente. Toma la determinación de no involucrarte en el melodrama que te rodea. Recuérdate a ti mismo: no soy ni superior ni inferior a nadie que existe. Santo o pecador, el espíritu que reside en mí, es el espíritu divino.

… Ninguno de nosotros somos los papeles que desempeñamos. Una vez que reconocemos esta verdad resulta fácil perdonar todo lo que percibimos como ofensas. No sentimos el deseo apremiante de poner etiquetas, evaluar, analizar o juzgar, ni a nosotros mismos ni a los demás. Cuando no necesitamos poner etiquetas o juzgar es más fácil abandonar el deseo de controlar y manipular a los demás.

Conociendo la verdadera naturaleza de la realidad es posible trascender el sufrimiento. Cuando trasciendes el sufrimiento, ayudas a los demás a trascender el sufrimiento. Según prosigues en tu viaje de curación, ayudas a los demás a curarse. Y puedes empezar a curarte observando sin juzgar tus comportamientos adictivos. Cuando encuentras tu verdadero ser, cuando te vuelves total, la única intoxicación que tienes es la intoxicación de la consciencia pura, el Ser puro. …”


Luego de tan magnífica explicación, creo que muy poco queda por agregar. Tal vez, sencillamente baste con recordar -una vez más- que TODO es UNO. TODOS SOMOS UNO.


 Bendiciones.

jueves, 15 de agosto de 2013

Cuerpo y Mente: sus ritmos y sus ciclos ...

En esta ocasión he decidido compartir con todos ustedes, algunos fragmentos que pueden leerse en el libro titulado “Poder Gracia Libertad” – La fuente de la felicidad permanente cuya autoría pertenece al gran Maestro Indio, Deepak Chopra (guía renombrado en todo el mundo en los campos de la salud integral y el potencial humano. Sus libros han sido traducidos a más de cincuenta idiomas, y viaja frecuentemente por todo el mundo promoviendo la paz, la salud y el bienestar). Admiradora de este genuino talento; su capacidad para transmitir con claridad conceptos que tienen fundamento científico me sigue cautivando. De lectura fácil y muy amena, esta nueva obra de Deepak es otro aporte de Luz y Sabiduría.

Y hablando de Sabiduría, en las páginas 167 a 170  encontramos una invitación muy especial bajo el título:

Escucha a la sabiduría de tu cuerpo
 
“... ¿Puedes experimentar este momento como el latido de la vida de los eones que baila en cada una de las células de tu cuerpo? ¿Puedes percibir con profunda convicción que eres la tierra, el agua, el fuego, el aire y el vacío del espacio? ¿Puedes sentirlo y saberlo en lo más hondo de tu ser? Si es así, entonces escucha a la sabiduría de tu cuerpo.

Tu cuerpo te está hablando continuamente a través de señales de bienestar y malestar, place y dolor, atracción y repulsión. Cuando escuchas los matices sutiles de las sensaciones de tu cuerpo estás accediendo a la inteligencia intuitiva. Esta inteligencia es contextual, relacional, nutritiva, integral y sabia.

La inteligencia intuitiva es más exacta y precisa que todo lo que existe en el ámbito del pensamiento racional. La intuición no es un pensamiento; es el ámbito cósmico, no local, de información que te susurra en el silencio que hay entre tus pensamientos. De manera que cuando escuchas a la inteligencia interna de tu cuerpo, que es el genio sumo y supremo, estás oyendo al universo y accediendo a información a la que la mayoría de las personas normalmente no tiene acceso.

La ciencia ha mostrado que las células del cuerpo son hologramas del universo, lo que significa que toda la información que es posible conocer en el universo está codificada en la estructura celular de cada célula. Cada parte de un holograma contiene toda la información de la totalidad: por eso se le llama holograma. La intuición no es otra cosa que un estado de conciencia intensificado que llega con la familiaridad con los ámbitos de información de tu propio cuerpo. Esta información está codificada holográficamente en cada célula de tu cuerpo. Y si simplemente accedes a un poco más de información, te vuelves, según los patrones corrientes, intuitivo.

Escucha a la sabiduría de tu cuerpo. Toma consciencia de las sensaciones de tu cuerpo, y conocerás todo el cosmos, porque el cosmos entero se puede experimentar como sensaciones de tu cuerpo. En realidad, estas sensaciones son la voz del espíritu, que te habla al nivel de sensación más refinado de tu cuerpo. ...

... La próxima vez que necesites tomar una decisión, en vez de tratar de comprenderla intelectualmente, presta atención a las sensaciones de bienestar y malestar de tu cuerpo, y sigue tus sensaciones intuitivas. La comprensión intelectual está bien, pero no siempre es la prueba final de que estás tomando la decisión correcta. Antes de tomar una decisión, pregúntale a tu cuerpo: ¿Qué te parece esto? Si tu cuerpo te envía una señal de bienestar y ansia, sigue. Si tu cuerpo te envía una señal de desasosiego físico o emocional, ten cuidado. Cuando te enfrentes a cualquier situación, pregúntale a tu cuerpo si se siente cómodo o no. Si la sensación en tu cuerpo es buena cuando haces algo, entonces ésa es la decisión correcta. Si hay una sensación incómoda en tu cuerpo, entonces lo que estás haciendo no es lo correcto. ...

... Cuando estás relajado y fluyes con el universo, entonces en cada latido de tu corazón hay algo llamado variabilidad, que es una variación natural que va con la naturaleza flexible del universo. Es simple, es fluida, y entonces prevalece el sistema nervioso automático. Pero cuando estás estresado, cuando tienes demasiada adrenalina, el corazón late como soldados marcando el paso.

El corazón no es sólo una bomba; es un órgano que siente y piensa. Pero, a diferencia de la mente racional, siente y piensa intuitiva y creativamente con amor, compasión, interconexión e inseparabilidad. Tu corazón late debido a algo llamado marcapasos. El marcapasos no es una sola célula; son cien células que se activan al mismo tiempo, con la misma frecuencia y al mismo compás. Cada célula tiene un impulso eléctrico, y cien células tienen que activarse coherentemente para crear el marcapasos.

Cuanta más flexibilidad y variabilidad hay en tu corazón en cada latido, más creas un campo electromagnético coherente. Cuando sucede esto, el descanso de las células adquiere esa coherencia, y tú irradias un campo de energía electromagnética coherente, que es el aura. El aura es simplemente la coherencia o emisión luminosa de tu corazón. Irradias ese campo energético al universo, y cuando ese campo energético es coherente, te armonizas con los elementos y fuerzas del universo. Esto es muy poderoso, porque la actividad del universo es tu propio ser interior que viene desde un nivel de existencia mucho más profundo. De manera que si tienes un <deseo de corazón>, deja que tu intención proceda de las profundidades de tu ser, donde tu alma se está localizando como tu corazón. Dirige tu atención a tu corazón, aunque sea momentáneamente, y si sientes amor, compasión, paz, armonía o risa, esto creará un campo electromagnético coherente. Entonces simplemente deja que tus impulsos surjan de tu corazón, de lo más profundo de tu ser, y el deseo orquestará su propio cumplimiento. ...”

Y hablando de quienes somos, en las páginas 172 a 178, podemos seguir descubriéndolo bajo el título:

Presta atención a los ritmos y los ciclos de tu cuerpo

... En última instancia, el cuerpo es sólo vibración, y la vibración del cuerpo tiene que corresponderse con las vibraciones que constituyen el universo. Esta correspondencia, o entrar en una relación rítmica, se llama sincronización.

La sincronización fue descrita por vez primera por un físico que hizo un interesante experimento con cinco relojes. Cada reloj tenía un péndulo más o menos del mismo tamaño, y empezó a hacer oscilar los péndulos en momentos diferentes. Después de unas cuatro horas, todos los péndulos empezaron a oscilar sincrónicamente al mismo ritmo. Puedes repetir este experimento muchas veces, y descubrirás que, aunque hagas oscilar los péndulos en momentos diferentes, después de un tiempo todos empiezan a oscilar al mismo ritmo.

La sincronización es un fenómeno universal y comienza en el momento de la concepción. Los ritmos de un bebé empiezan a sincronizarse con los ritmos cósmicos a través de la fisiología de la madre. A lo largo del embarazo, e incluso después de que el bebé haya nacido, el ritmo cardíaco del bebé se sincroniza con el ritmo cardíaco de la madre, y continúa haciéndolo mientras esté cerca de ella. Puede que el ritmo cardíaco no sea el mismo, pero hay una relación rítmica entre los dos. ...

... Cualquier estímulo sensorial -ya oigas, veas, huelas, saborees o toques algo- cambia la química del cuerpo-mente en menos de una centésima de segundo. Si sabemos eso, podemos elegir el estímulo apropiado para influir en la química en una dirección favorable.

Teóricamente, si estuvieras completamente sincronizado con el cosmos, si estuvieras en total armonía con sus ritmos, y si no tuvieras absolutamente nada de estrés, habría muy poca entropía en tu cuerpo. Tu cuerpo no envejecería si estuvieras totalmente sincronizado con los ciclos del universo. Si experimentara entropía sería a la misma escala que el universo, es decir, ciclos cósmicos o eones de tiempo. Pero tu cuerpo-mente no está totalmente en sincronía con los ritmos del universo, y ¿a qué se debe esto? Al estrés. En cuanto tienes un pensamiento, cualquier pensamiento., interrumpe la tendencia innata de los ritmos biológicos a sincronizarse con los ritmos universales. ...

... Entre las seis y las diez de la mañana y entre las seis y las diez de la noche es cuando tu cuerpo está hipermetabólico, o en la fase más baja del metabolismo. Trata de pasar algún tiempo en silencio alrededor de las seis de la mañana y de las seis de la tarde. Idealmente, lo mejor es meditar en la primera parte de esta fase y hacer ejercicio en medio de esta fase..., especialmente si lo haces para perder peso.

Entre las diez de la mañana y las dos de la tarde es cuando el fuego metabólico está en su punto más alto. Este es el momento de ingerir la comida principal del día, porque tu cuerpo metabolizará mucho mejor la comida. Entre las dos y las seis de la tarde es un buen momento para estar activo, para aprender nuevas habilidades mentales o para acometer actividades físicas. Entre las dos y las seis de la mañana es un buen momento para soñar.

Alrededor de las seis de la tarde, y preferiblemente antes de la puesta del sol, es un buen momento para cenar. Es mejor que la cena sea una comida ligera, y tener un intervalo de al menos dos o tres horas entre la cena e irse a dormir. Trata de irte a la cama hacia las diez o las diez y media de la noche, y dormirás de manera ideal y tendrás sueños estupendos. ...

... La salud no es tan sólo la ausencia de enfermedad; es un júbilo que debería estar dentro de ti en todo momento. Es un estado de bienestar positivo, que no es sólo físico, sino emocional, psicológico y a la postre incluso espiritual. La tecnología no te pone sano. Lo que te pondrá sano es estar en sincronía con las fuerzas del universo, sentir que tu cuerpo forma parte del cuerpo de la naturaleza, entrar en comunión con la naturaleza, entrar en comunión con tu alma, tomarte unas pausas de silencio y soledad.

Tu cuerpo es más que un sistema sustentador de la vida; es la expresión de tu alma en el viaje de su evolución. El cuerpo es un templo sagrado en el que te has parado durante unos pocos momentos en tu viaje cósmico. Mantén este templo limpio y puro. Escucha sus gritos de placer e incluso de éxtasis. Eres un niño privilegiado del universo, y ésta es tu morada por ahora. La caravana de la vida se parará en otros sitios, en otros tiempos. Estás en un viaje de curación y transformación, y la oportunidad para tu siguiente salto cuántico de creatividad es ahora mismo. ...”

Un llamado a “tomar consciencia”. Una invitación a adentrarnos en el “auto-conocimiento”. Una oportunidad de “evolucionar”. Sincronizarnos con el Universo: una “misión que es posible”. Una tarea en común. Una experiencia que nos hará sentirnos plenos. La eternidad del aquí y ahora. Quien quiera sumarse a los que ya hemos emprendido este camino, será absolutamente “Bienvenido” ...



Bendiciones.

Ser como DIOS: una meta posible ...



En esta oportunidad, aún cuando comulgo con la doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana, quiero acercarles a todos ustedes, algunos textos que pueden leerse en el libro titulado “Ser como Dios” – Kabbalah y nuestro último destino, cuya autoría pertenece a Michael Berg (imparte clases en el Centro de Kabbalah y da conferencias en todo el mundo; a los 28 años de edad logró una hazaña de gran trascendencia: realizó la primera traducción completa del Zóhar sagrado al inglés). Desde el primer momento, el título de este libro me cautivó por completo. Contando con una mente abierta a encontrar “la unidad en la diversidad” -como bien, tiempo atrás, nos invitó a recordar el Papa Francisco I- sentí en lo profundo de mi interior que leerlo sería de gran provecho para mí. Hoy quiero compartirlo con todos aquellos que sientan curiosidad -al igual que yo- de saber cuál es el camino a seguir para llegar a “Ser como Dios”.

Bien dice en la contratapa del libro que: “Por primera vez en la historia, una oportunidad extraordinaria está a disposición de la humanidad: la oportunidad no sólo de rezar a Dios, obedecer a Dios, temer a Dios o rechazar a Dios, sino de ser como Dios. Esta revelación sobre el destino de la humanidad fue descubierta por el erudito kabbalista Michael Berg mientras traducía el Zóhar, los 23 volúmenes antiguos en arameo que comprenden el texto clave de Kabbalah. Al revelar esta posibilidad a la humanidad, Berg explica el método de transformación mediante el cual un gran número de personas puede escapar de la prisión de la naturaleza del ego, y con toda su alegría y audacia, llegar a <Ser como Dios>.” 
 
En las páginas 11 a 15 podemos leer que:

La roca forma parte y es de la misma naturaleza que la montaña, pero cuando se desprende deja de llamarse montaña y pasa a llamarse roca. Ni un solo átomo de su esencia ha cambiado, pero al sacarla de la montaña se convierte en otra cosa. Ahora, si devolvemos la roca a la montaña, entonces, ésta deja de ser una roca. Es decir, la existencia de la roca no está determinada por su sustancia, sino por su relación con la montaña de la cual se originó.

La Kabbalah enseña que así como las rocas provienen de las montañas, los seres humanos provienen de Dios.

A NIVEL DEL ALMA, LOS HUMANOS TIENEN EXACTAMENTE LA MISMA ESENCIA QUE DIOS. EN ESENCIA, LOS HUMANOS SON COMO DIOS. ENTONCES, ¿CÓMO NOS CONVERTIMOS EN ROCAS?

La Kabbalah habla de una energía negativa en el universo, una especie de herramienta cortante que nos desprende de Dios. Esta fuerza tiene un nombre extraño con el cual estarás muy familiarizado al final de este libro. SE LA CONOCE COMO DESEO DE RECIBIR SOLO PARA SI MISMO, TAMBIEN SE LA CONOCE COMO NATURALEZA EGOÍSTA. UN ESTADO EN EL QUE NOS MANTENEMOS CASI TODOS LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO Y QUE POR LO TANTO, ES LA CAUSA DE TODO NUESTRO DOLOR Y SUFRIMIENTO

De eso precisamente trata este libro, de vencer esa energía, de revelar nuestra esencia verdadera y legítima, de llegar a ser como Dios.


Este libro es una guía para ese viaje supremo. Su meta es mostrarnos el camino, motivarnos, ofrecernos herramientas, orientación y valor. ... Podemos decir, entonces, que este libro se hace realidad gracias a una licencia que nos otorga nuestro universo. Gracias a esta decisión divina y a la ventana en el cosmos que se ha abierto en esta era, la sabiduría de la Kabbalah está ahora a disposición de hombres, mujeres y niños.

Antes de continuar quisiera explicar lo siguiente: la palabra Dios no es un término ideal. Jamás ninguna palabra ha cargado con un peso tan grande de significados e interpretaciones erróneas. Por esta razón, los kabbalistas rara vez usan esta palabra. Luz del Creador es una expresión más precisa, porque el Creador que conocemos es una energía de generosidad y realización. Es la Luz del Creador la que experimentamos cuando nos invade la alegría o cuando la belleza ilumina repentinamente nuestras vidas.

Dicho esto, como la palabra Dios representa en general a un ser divino de perfección total y potencial supremo, lo utilizaremos aquí en ese sentido, independientemente de cualquier creencia religiosa.

  Una vez, un grupo de almas descendió a 
este mundo por una escalera. Al llegar
al último escalón suspiraron, saltaron hacia
el mundo y se convirtieron en seres
humanos. Suspiraron porque sabían que su
nacimiento, su entrada a este mundo, significaba
separarse de Dios.

A medida que pasaban los días en la tierra,
estas almas no dejaban de saltar en un
 intento por alcanzar el último peldaño de la
 escalera, querían regresar al cielo.
Algunas saltaron en vano unas cuantas
veces y luego se conformaron con la existencia
 humana. También había otras que no
querían resignarse y saltaron cientos, hasta
 miles de veces; pero al final fracasaron y
 tampoco alcanzaron la escalera al cielo.
 


Sin embargo, una persona fue diferente. El
empezó a saltar, siguió y siguió saltando y
 nunca dejó de hacerlo. Finalmente Dios lo
 recogió y lo llevó de nuevo al cielo.


Puede que no lo parezca, pero este libro es un enorme anuncio de neón. Su mensaje es: SIGUE SALTANDO. LA TAREA NO CESA. SIGUE SALTANDO. LOS PROBLEMAS DE LA VIDA PUEDEN PARECER INSUPERABLES. SIGUE SALTANDO. INCLUSIVE PODEMOS OLVIDAR LO QUE ESTAMOS TRATANDO DE ALCANZAR. SIGUE SALTANDO.

Y si tenemos alguna pregunta, la pregunta no es: por qué, cuándo, quién ni qué. 

LA UNICA PREGUNTA ES: ¿YA LLEGUE A SER COMO DIOS?”.

Pueden estar seguros que de su lectura, extraerán incontables herramientas y una guía completa para poder llegar a "Ser como Dios". Un libro que habla del Amor, de la Humildad, de la Compasión, de la Fe, de la Esperanza. En definitiva: un libro que habla de DIOS. Recomendable para cualquier "Ser Humano" de cualquier estrato o condición socio-económica; para cualquier "Ser Humano" que adhiera a cualquier clase de creencia religiosa y/o filosófica y/o política o no; un libro para TODOS porque TODO ES UNO. TODOS SOMOS UNO.



 
Bendiciones.