Entre los muchos autores que gozan de mi
mayor predilección, se encuentra el sacerdote jesuita, nacido en la India,
Anthony de Mello (célebre en el mundo de habla inglesa y española por sus
libros espirituales, sus cursos, conferencias y ejercicios sobre liberación
interior). En esta oportunidad quiero compartir con todos ustedes, algunos
relatos que pueden encontrar en el libro titulado “Dios, ese desconocido”
que la Editorial Lumen ha presentado integrando la colección Caminos de
Plenitud, en ocasión de rendir homenaje a -en mi opinión- este “EXTRAORDINARIO
MAESTRO DE VIDA”. Como bien dice en la contratapa del libro: “<Meterse en
la batalla de la vida, pero con el corazón en paz”, aconseja Anthony de Mello>
[...] Se plantea, así, un desafío: el lector deberá interactuar en cada página
con el autor y sentir, de este modo, que el sacerdote jesuita sigue vivo a
través de su mensaje clarividente, su razonar pausado, su consejo sabio y su
capacidad de impelernos a realizar la gran transformación que nos libere e
ilumine.”
(página 32)
“Captar la esencia de Dios
¿Has notado que el día de Navidad sólo existe en tu cabeza? En la
naturaleza no hay día de Navidad. Pero las personas son dominadas por
sentimientos navideños.
Le preguntaron a Beethoven que quería
expresar con la Tercera Sinfonía, y el gran músico contestó: <Si yo pudiera
expresar con palabras lo que significa, no necesitaría expresarlo con
música.>
Sólo los sensibles son capaces de
disfrutar de la belleza. Sólo quienes tienen sentido del humor pueden
comprender el aparente despropósito de la vida. Precisamente porque tenemos la
palabra <Dios> y a ella asociamos las ideas con las que nos han
programado, somos incapaces de descubrir a Dios en la vida corriente y
cotidiana y en las personas que pasan a nuestro lado. Los que aman la belleza
son capaces de captar a Dios, porque aman la vida y a las personas. Sólo el
amor es clarividente.
Cuando ya no te haga falta agarrarte a
las palabras de la Biblia, ésta se convertirá para ti en algo muy bello y
revelador de la vida y su mensaje.”
(página 45)
“Donde habita la verdad
Orar es hablar con Dios. Pero, piensa en una madre que está enferma
y cuya hija limpia toda la casa , prepara la comida, cuida el jardín. Al
hacerlo, no habla con su madre, pero ¡cuánto dice!
A Dios sólo se lo encuentra por un
proceso de sustracción. Lo encontraremos sabiendo lo que no es,
no añadiéndole nombres, conceptos y etiquetas. Dios es, y
por ello es inaprensible, no lo podemos definir ni clasificar, porque escapa a
toda objetivación. Por eso, el ser humano es también inaprensible, porque es
semejante a Dios. Cuantas más añadiduras le pongamos al ser, menos lo
conoceremos. Hemos de dejarlas caer todas. Y lo mismo sucede con la realidad.
Si le exijo condiciones a la realidad o le pongo añadiduras, me alejaré de
ella, de la verdadera realidad, y estaré siempre chocando con lo falso.
Los músicos son los que se han abierto
confiadamente a la realidad, sin preocuparse por el resultado, pues saben que
sólo en la realidad habita la verdad.”
(página 61)
“Un corazón conmovido
Cuando oramos, Dios se fija en nuestro corazón, no en nuestras
fórmulas
Al Maestro árabe Jalal ud-Din Rumi le
gustaba contar la siguiente historia:
Se
hallaba un día el profeta Mahoma ofreciendo la oración matutina en la mezquita.
Entre la multitud de fieles se encontraba un joven catecúmeno árabe.
Mahoma
comenzó a leer el Corán recitando el versículo en que el faraón afirma: <Yo
soy tu verdadero Dios.> Al oírlo, el joven catecúmeno sintió tanta ira que
rompió el silencio y gritó: <¡Si será fanfarrón, el muy hijo de su
madre!>
El
profeta no dijo nada pero, cuando acabaron las oraciones, los demás comenzaron
a increpar al árabe: <¿No te da vergüenza? Has de saber que tu imprecación
le desagrada a Dios, porque no sólo has roto el santo silencio de la oración,
sino que además has usado un lenguaje absceno en presencia del profeta de
Dios.>
El
pobre árabe enrojeció de vergüenza y se puso a temblar de miedo, hasta que
Gabriel se le apareció al profeta y le dijo: <Dios te manda sus saludos y
desea que logres que esa gente deje de increpar a ese sencillo árabe: en
realidad, su sincera exclamación ha movido su corazón más que las santas
plegarias de muchos otros.>”
Sin duda alguna, una lectura más que
recomendable para cualquier persona, tiempo y lugar; siempre actual,
perdurable, certera. Despierta nuestro sentir: ese que nos dice que DIOS está
presente en nuestra vida, día a día. Una VERDAD irrefutable que nos lleva a ser
conscientes de que:
“En cuanto llegas a ver con claridad,
tienes que lanzarte a volar,
y volar es no tener nada a lo que asirte.”
Bendiciones.
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