¡Tan
fácil es perderse y
cuán
difícil encontrarse...!
Cuando
la luz resplandece,
algo
en nos se desvanece,
son
las sombras más que brunas,
que
en dentorno, nos abruman.
Sed
que arrasa como un fuego,
derritiendo
las corazas;
surge
el miedo, el desconsuelo,
el
tormento nos abraza.
¡Qué
agonía la del Alma!
Presa
de un escalofrío,
nuestra
mente se debate,
no
hay escape en esta vida,
ante
tan certero embate.
La
esperanza nos anima,
fortalece
nuestra entrega;
el
dolor que nos lastima,
a
la razón, no le da tregua.
Se
despiertan los sentidos,
nuestros
sabios más aliados,
lo
que estaba reprimido,
se
rebela frente al hado.
Es
la lucha de la vida
enfrentada
con la muerte,
no
hay guarida, no hay salida
que
nos libre de lo inerte.
¡Noche
oscura la del Alma!
que
por fin se purifica;
es
aurora redentora,
que
al nacer nos glorifica.
Liberada
de las sombras,
nuestra
esencia se revela:
Luz
Divina que se asoma,
Infinito
Amor que nos eleva.
¡Es
tan fácil encontrarse y
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