Hacía tiempo que un "Gran Amigo del Alma", Rubens, me había puesto al tanto de la publicación de un excelente libro titulado "El Arte de Desaprender" - La Esencia de la Bioneuroemoción, cuya autoría corresponde a Enric Corbera. En su momento, enterarme de ello fue una maravillosa sorpresa para mi, ya que soy una asidua lectora de sus obras. Luego de ello, en varias oportunidades había preguntado en varias librerías pero ninguna daba cuenta de contar con este libro. Hasta que un día, por causalidad, aconsejé a una compañera del curso de Neurociencia cognitiva que me encontraba cursando, la lectura del libro titulado "Tratado en Bioneuro Emoción" - Bases biológicas para el cambio de conciencia (autoría de Enric Corbera y Montserrat Battló) y me ofrecí para acompañarla a adquirirlo. ¡Qué inmensa alegría cuando me di cuenta de que en el estante justo al lado de este libro, se encontraba el que yo había buscado infructuosamente desde hacía un tiempo!.
Para quienes no saben de su existencia, les comento que Enric Corbera es licenciado en Psicología, Master en Programación Neurolingüística y en Hipnosis Ericksoniana. Diplomado en Bioneuroemoción, es también orador y difusor en medios presenciales y audiovisuales del pensamiento holístico y cuántico a través de sus videos que son vistos por millones de personas en el mundo. Y -en mi opinión- uno de los "Grandes Maestros" de nuestro tiempo.
Promediando la lectura del libro -objeto de este compartir- puedo decirles que no dejo de maravillarme a medida que voy pasando las páginas. ¡Es "absolutamente fascinante"! A tal punto que he sentido la moción de conectarlos con unas reflexiones que pueden encontrar en las páginas 76 a 80.
Capítulo III
LA TRANSICION
Introducción
"Llamo la transición a un proceso de cambio, un cambio en la forma de ver y entender el mundo.
Se parte del estado actual, que es un estado donde uno se encuentra sin orientación, donde la vida no tiene sentido, un estado en el que observas el exterior creyendo que las circunstancias en las que vives están en relación directa con lo que ocurre a tu alrededor; un estado dual de conciencia en el que crees fervientemente que hay que protegerse de los males que te rodean, como las infecciones por virus o bacterias. Este es un estado en el que hay problemas que surgen cuando menos te lo esperas y, sobre todo, piensas que tú no tienes que ver con nada de lo que dichos problemas te muestran. Es un estado en que crees que tu cuerpo se puede poner enfermo al margen de tu voluntad, en el que crees que hay injusticias en el mundo... como si todo lo que ocurre de malo ahí fuera no tuviera nada que ver contigo. En resumen, un estado de conciencia donde se piensa que lo que hago, lo que pienso y lo que siento no influyen para nada en el mundo que vivo. Es un estado de conciencia en el que me siento desconectado de todo y que se alimenta de la creencia en la soledad, de la creencia en la escasez, de la creencia en que si tú tienes, yo no tengo.
En este estado de conciencia, se cree en unos valores, en una jerarquía de valores, que se proyectan sobre las creencias y los valores de los demás. Es un estado de comparación constante que me permite justificar el ataque, que justifica mis defensas, que me permite proyectar mi odio, mi repugnancia, mi desaprobación, que me permite justificar la subyugación de los demás bajo mis valores y mis creencias. Un estado, en fin, donde el más débil debe obedecer, porque yo soy el más fuerte y donde la tan anhelada libertad brilla por su ausencia.
Este estado de conciencia, lo podemos encontrar en:
Nosotros mismos: cuando nos devalorizamos, cuando creemos que no somos capaces, cuando pensamos y creemos que no podemos alcanzar ciertas cotas de éxito y dejamos que los demás arruinen nuestras vidas con sus limitaciones, con sus miedos. Estamos atrapados en la socialización, en el miedo de que si no hago lo que se espera de mí, puedo ser rechazado y vivir en soledad el resto de mis días.
En los demás: cuando ellos piensan que tienen derecho a inmiscuirse en la vida de otros, por ejemplo, en la vida de otro miembro de la familia. Se permiten opinar, se permiten juzgar sin tener conocimiento de los sentimientos de las personas a las que se juzga. Creen que pueden actuar así porque piensan que ellos saben lo que es mejor para ti; según dicen, lo hacen por tu bien. No son conscientes de que lo hacen por el suyo. Tienen miedo de que tus acciones, tus opiniones, les rompan los esquemas. Tienen miedo de otras formas de pensar diferentes a las suyas. Sobre todo, tienen miedo de que les demuestren que sí se puede cambiar, entonces ya no tendrán justificación para no hacerlo.
En los estados nacionales: que por el simple hecho de ser poderosos se creen con derecho a inmiscuirse en la vida de otras sociedades; que no respetan la libertad de sociedades que viven y piensan diferente de como ellos piensan. Se permiten el lujo de ahogarlos económicamente, justificando sus actos en no sé qué leyes internacionales. Este ahogo económico afecta directamente al más débil, permitiendo el sufrimiento, la carencia y la escasez de recursos básicos como medicinas y alimentos. Se emplean métodos dictatoriales en nombre de la libertad y de la democracia.
En las religiones: vivimos en un mundo de dolor, de sufrimiento, de pérdida, de escasez. Vivimos en un mundo que cree en los problemas, en las injusticias, en la separación, en la enfermedad y en la muerte. Algunos se refugian en la creencia en un dios salvador, en un dios del que se espera que haga algo para solucionar nuestras penas y nuestros sufrimientos. Curiosamente, proyectamos a este supuesto dios como un ente separado de nosotros, muy distante y entonces hay que rezarle, hay que pedirle, hay que suplicarle, hay que hacer sacrificios. Antiguamente se elevaban ofrendas en las que se mataba el mejor cordero para ablandarle y darle pena. Un dios tiránico, con un ego descomunal -me atrevería a decir que sadomasoquista- que se mantiene frío y distante ante los sufrimientos de sus hijos. Un dios castigador: <¡Pobre de ti si no haces lo que se te dice!>. Tienes que obedecer unos mandatos dictados por gente que se cree con derecho a dirigir tu vida, como si no tuvieras criterio, por gente que se cree con derecho a juzgarte y condenarte. Si no veneras a este dios, si no lo visitas, si no haces sus dictados te condena a no se qué tipo de penas que, según estos iluminados, son terroríficas.
Este es el estado de conciencia al que yo llamo <vivir en las garras del faraón>. El faraón que nos esclaviza y nos hace creer que nos protege nos tiene maniatados en el miedo y en la creencia de que él nos salvará de todo mal. Actúa, según él mismo dice, por el bien de todos, y todos sabemos que el único beneficiado es él. Nosotros nos empobrecemos y él es cada día más rico. Es inmune a las leyes que propugna, <pero pobre de ti si no las cumples>, recibirás fuertes castigos por el bien general. Dilapida nuestras riquezas, nuestros esfuerzos, recoge las gotas de sudor de nuestras frentes y las utiliza en su propio interés. Gestiona las riquezas a su libre albedrío, construyendo caminos que no se utilizan, vías de comunicación en las que apenas hay gente, construye edificios monumentales para demostrar el poder que tiene. El faraón escucha a sus súbditos, pero él hace lo que se le antoja; presume de demócrata y actúa como un dictador. Tiene sus acólitos que le alaban, que le dan beneplácito, que le susurran al oído diciéndole lo bueno que es y lo bien que lo hace.
Este es un estado de conciencia dual. Es un estado determinista, newtoniano, donde el observador no interviene en lo observado.
El estado deseado: es un estado que todos conocemos, que llevamos dentro, que sentimos de alguna manera; y cuando nos lo explican decimos: <Esto lo he sabido siempre>. El faraón ya se encarga de desprestigiar este estado, de catalogarlo de locura, de decir que es demoníaco, que es una blasfemia, de decirte que eres arrogante por creer que eres Hijo de Dios. Te catalogan de egoísta porque haces aquello que sientes que tienes que hacer y no aquello que esperan que hagas.
Y haces oídos sordos a todos estos argumentos, a todos los que intentan hacerte sentir culpable con sus argumentos. A los sentimientos de victimismo, a los sentimientos de: <¡Ay, pobre de mí!>.
Estás tomando conciencia de que tú eres tu propio hacedor, de que tus ideas pueden hacerte libre o esclavizarte. Empiezas a tomar conciencia del poder de tu mente, del poder de tus pensamientos, del poder de la atención.
Estás tomando conciencia de que, quizás, lo que te ocurre, las circunstancias por las que pasas, tengan que ver contigo, con tus programas inconscientes y las programaciones de tus ancestros.
Tomas conciencia de que todo es información y de que esta no se destruye sino que simplemente se transforma, y de que su transformación depende de ti, de tu toma de conciencia.
Te das cuenta de que puedes liberarte y de que es imprescindible que pases a la acción. Acción consciente por la toma de conciencia. Te sientes conectado a algo superior, a una Matríz de información que está siempre disponible para que hagas uso de ella. Esta Matríz, la madre de todas las posibilidades, siempre está ahí, alimentando tus pensamientos, tus creencias, tu forma de ver y entender el mundo.
Cuando tomas conciencia de esta nueva realidad, despiertas a un conocimiento superior, conocimiento que el faraón teme porque sabe que lo va a deshacer.
Cuando orientas tu vida siguiendo esta conciencia, ya nada es igual. La causa y el efecto cambian de espacio/tiempo. Vives en el mismo mundo, pero las causas y los efectos son diferentes. Ahora sabes que tú eres la causa de lo que te sucede, mientras que antes pensabas que tu vida era el efecto de una causa que no sabías dónde colocar, y eso te daba miedo.
Esta toma de conciencia te libera del miedo porque, cuando sabes dónde está la fuente que alimenta la vida que vives, entonces, y solamente entonces, te haces responsable de ella y empiezas a cambiar tus creencias, tus percepciones, tus valores, tus pensamientos, tus sentimientos. Y, sobre todo, te liberas de una de las emociones más negativas que existen: la culpabilidad. Ya no buscas culpables, ni fuera ni dentro. Asumes la responsabilidad de tu vida, te liberas del victimismo, te conviertes en un adulto emocional. Ya no buscas excusas, porque sabes que tú eres el que tiene que cambiar, porque tú eres la causa.
En este estado de conciencia buscas en tí mismo las causas que alimentan el estado de tu vida actual. Este es un camino más o menos largo, un camino de transformación, un camino de conocimiento, de sabiduría, de saber dónde estás y quién eres.
En este camino, cada uno va a la velocidad espacio/tiempo que su inconsciente le dicta; no hay prisas, no hay nada que temer, no hay carencia. Todo se te muestra a su debido tiempo. El camino es claro y está bien indicado. Recibirás el maná que alimentará tu espíritu y hará que te sientas seguro en tu caminar. Te asaltarán dudas, viejos miedos, te sentirás perdido, quizás lamentes tener este estado de conciencia... podrías hasta recriminarte por haber tomado esta decisión de buscar otro estado mental.
Estás rompiendo viejas cadenas, estás liberándote de creencias que te dominaban y te envilecían, que te convertían en adicto emocional, en un ser desvalido que solo dependía de la aprobación de los demás. El aislamiento es más que recomendable, la soledad física y mental es un trance necesario para que tus nuevas ideas, tus nuevas creencias, tus nuevas percepciones de la realidad se asienten y se refuercen. Estás realizando nuevos aprendizajes. Ya eres consciente de que tienes que desaprender para poder vivir tu vida en paz, libre de cualquier condicionamiento exterior o, mejor dicho, que creías exterior a ti.
A este proceso de ir desde el estado actual a otro estado deseado le llamo <camino de transición>, camino de transformación. Este camino necesita su espacio/tiempo para asentarse neurológicamente y así poder trasformarse en un estado conductual muy diferente al anterior. [...]
Aquí empieza la toma de conciencia en El Arte de Desaprender, porque si queremos vivir de otra manera, primero debemos liberarnos de viejos aprendizajes, muchos de los cuales hemos heredado de nuestros ancestros, de viejas creencias seculares, de programas evolutivos. Todos ellos viven y residen en nuestra biología y en nuestra psique.
Ahora es el momento, querido lector, de cortar estas cadenas que nos mantienen atados a unas formas de vida que no queremos. Somos como aquel elefante al que se le ata con pesadas cadenas para que no pueda escapar y, cuando ya lo tiene asumido, se le ata con una simple cuerda. Está tan condicionado por sus creencias que no es consciente de que tiene toda la fuerza para liberarse y vivir su vida.
Ahora es el momento de tomar plena conciencia de que las cadenas que nos atan están en nuesta mente. Este no es un camino de rosas, es un camino que requiere entereza y valentía. Un camino de propósitos, de voluntad, de confianza en una inteligencia que nos alimenta constantemente, que nos inspira y que nos dirige hacia nuestro mayor bien.
Dejemos el camino del dolor, del sacrificio, del sufrimiento, de la separación, de la creencia en la separación. Tomemos el camino holístico en el que todo está unido y todo es información que está a nuestra disposición para que la utilicemos libremente.
¡¡Adelante!! Te invito a seguir, querido lector, este nuevo camino que no requiere señalización porque está inscrito en tu CONSCIENCIA. La quietud mental es el mejor estado para encontrarlo y vivirlo. El no juicio y el perdón son dos recursos que lo aligeran y hacen que los obstáculos palidezcan frente a ellos. ..."
Personalmente, este es un camino que he comenzado a transitar hace ya unos cuantos años. Un camino donde Enric ha sido y es, en mi opinión, uno de los referentes más confiables. Es cierto que requiere de valentía: de mucha, agregaría yo. Es cierto también que no es un camino de rosas. Pero estoy convencida de que es un camino que necesariamente debe transitar quien esté decido a evolucionar. Dicen que "lo que no evoluciona, se extingue o se embrutece". Dicen también que "Todo es Uno y que Todos somos Uno", razón por la cual quiero invitarlos a todos ustedes, a evolucionar conmigo y con todos aquellos que ya han emprendido este camino. El mundo transita una época de gran convulsión en distintos órdenes. Seamos los pilares fundamentales en la transformación que dé origen a un nuevo Orden Mundial. En lo más profundo de nuestro Ser, se encuentra esa Matrix que guarda lo más preciado de nuestra esencia: la "Consciencia".
Quiero finalizar este compartir con una frase acuñada por un "Gran Maestro" y que dice así: "Conocerán la Verdad y la Verdad los hará libres"...
Bendiciones.
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