Hace apenas unos pocos días, comencé la lectura del libro titulado "Decodificación Microbiológica y Viral" cuya autoría corresponde a Enrique Bouron (graduado en la carrera de Analista de Sistemas, es pionero en la introducción de la Biología Total de los Seres Vivientes y Decodificación Biológica en Sudamérica. Es también autor del libro titulado "Libro azul de la decodificación biológica" - Ed. Kier). Hace algunos años, he tenido la fortuna de poder asistir a algunos de los cursos que ha dictado. Y muchas veces he utilizado las enseñanzas allí impartidas a los efectos de poder decodificar el significado de las dolencias y malestares que me han aquejado.
A los fines de que puedan comprender la temática que aborda el libro, les digo (como bien puede leerse en la contratapa del mismo) que: "... Este libro no presenta ninguna ley, sino un análisis del funcionamiento de los microbios y la razón de la existencia de los virus, junto con un conjunto de decodificaciones. El estudio, a diferencia del abordaje médico tradicional, no parte desde el miedo y lo idea de establecer que la enfermedad es algo malo. Su base está en comprender a microbios y virus desde el punto de vista de la aplicación de soluciones especiales de superviviencia [...] con la premisa de elevar el nivel de profundización de la comprensión de la relación entre enfermedades o comportamientos y las vivencias emocionales de los individuos."
Teniendo en cuenta que este es un tema de suma importancia -en mi opinión- para cualquier Ser Humano en su camino de evolución personal, siento la moción de compartir con todos ustedes, las reflexiones contenidas en las páginas 19 a 26.
"1. EL PROCESO EVOLUTIVO INTEGRAL DE LAS ESPECIES
Hemos escuchado varias teorías respecto a la evolución de las especies. Desde los estudios de Darwin, algunos de los cuales son correctos y otros muy discutidos (incluso por Louis Pasteur), las conclusiones de Jean-Baptiste Lamarck, así como de muchos otros investigadores, hemos analizado procesos evolutivos parciales. Por un lado, se han aboradado fenómenos físicos o biológicos, como en el caso de estos investigadores. Por otra parte, desde el punto de vista espiritual, hemos recibido una gran cantidad de hipótesis, a través de interpretaciones religiosas -que hemos aceptado o no-, creencias personales, etc. Muchos de los que sostienen el primer abordaje consideran a los que postulan el segundo seres místicos sin conocimiento -pobres- de lo que es la ciencia. Muchos de estos segundos consideran a los primeros mucho cerebro y poco corazón -pobres-, seres que no creen en Dios y se asumen más importantes que él. El resultado de esta <batalla> conceptual fue la separación de lo biológico respecto a lo espiritual: del lado espiritual jamás se acercaron al estudio biológico y viceversa. La solución es, justamente, unir ambas puntas.
Habiendo hecho un profundo trabajo espiritual en mí y, al mismo tiempo, siendo extremadamente cartesiano (valor fundamental para ser analista de sistemas), descubrí que no existe ninguna contradicción entre una y otra cosa, lo científico y las creencias. De hecho, ambas cosas son tan lógicas que puedo decir que la única religión que todos compartimos es ... ¡la lógica! No hay nada más lógico que el funcionamiento de nuestro espíritu ni nada más espiritual que el funcionamiento de nuestra biología. Por supuesto, la lógica no es suficiente si, además, no se razona. Por eso invito a todos a razonar la lógica que les presentaré en este libro. Como decía el físico danés Niels Bohr, uno de los padres de la física cuántica, respecto a un coelga, <Todos estamos de acuerdo en que su teoría es una locura. La cuestión que nos divide es si es una locura suficientemente descabellada como para tener la oportunidad de ser correcta>.
Quienes han estudiado Biología Total de los Seres Vivientes y Decodificación Biológica entienden que es muy fácil comprender y aceptar nuestras creencias más absurdas e incluso lo más absurdo de nuestro funcionamiento mental. Entramos en un universo, el único real por cierto, en el que no existe la dualidad y desde allí nos damos cuenta de que todo lo demás es una gigantesca obra de teatro donde todos nuestros pensamientos y nuestras creencias son los que diseñan nuestros universos personales, totalmente irreales puesto que en ellos se desarrrollan todos los conceptos de la dualidad. Cuando hablamos de ilusión, estamos hablando de aquello que es real para nosotros en este universo basado en la dualidad de nuestras interpretaciones mentales. Cuando hablamos de real realidad, estamos hablando de aquello que solo se encuentra allí donde nos despojamos de todo juicio de valor. No existe nada más liberador que entrar en contacto con esa real realidad, dado que es allí donde podemos observar el alcance de la divinidad, por un lado, y nuestro potencial creador como seres humanos, por otro, sin que exista un solo atisbo de contradicción entre ciencia y creencias, o ciencia y religión según sean esas creencias.
Veamos un ejemplo característico de cómo funciona nuestro universo de la unidad al ser interpretado por nuestro cerebro y de cómo funciona esa real realidad en nuestro universo de la dualidad (es decir, en el universo de fantasía que todos creamos y a partir del cual experimentamos nuestras emociones). Imaginemos que la señorita <A> ha tenido un conflicto particular respecto a la velocidad de las cosas o de los acontecimientos de su vida. Por ejemplo, deseaba a toda costa terminar sus estudios universitarios, pero estos se volvieron <eternos> y ella solo pensaba: <¿Cuándo se terminará de una buena vez por todas?>, con un gran estrés asociado a ello. Es decir que tenía un estrés en relación con el tiempo y la velocidad con que transcurían las cosas de su vida. Existe un órgano que maneja las velocidades de nuestro metabolismo y de sus respuestas al entorno: la glándula tiroides. Si nuestro cerebro detecta un problema de velocidad de los acontecimientos externos (aunque simplemente se trate de interpretación de nuestro pensamiento), ordenará a la tiroides ya sea acelerar, ya sea reducir la velocidad de nuestro metabolismo para atender la circunstancia que nos afecta, así sea esta psicológica o emocional. Es a ese órgano adonde el cerebro estará mandando el mensaje de tal estrés. Después de unos años, <A> termina sus estudios y, <por fin>, recibe su diploma. Al día siguiente se presentará un hipotiroidismo, es decir que hará todo con más lentitud de lo que los demás podríamos juzgar como normal. Es como si el cerebro dijera: <Bueno, ahora me encargaré de que no te hagas drama con el tiempo que no pasa, te pondré en armonía, <en hora> con ese tiempo, bajando tu propia velocidad metabólica>.
Al mismo tiempo está el joven <B>, que (aún no lo sabe) se casará más adelante con la señorita <A>. Este señor <B> ha vivido un conflicto bastante diferente, pero que también apunta a la relación entre tiempo y velocidad. Por ejemplo, trata de justificar su existencia frente a un padre que deseó abortarlo durante el embarazo (<Debo demostrar que cada segundo de mi existencia está justificado>) y que muy probablemente lo castigaba físicamente durante su infancia (relación presa-predador, en la que la presa debe ser muy veloz para escapar al predador). Entonces se vuelve muy competitivo y trata siempre de ser más veloz. Debe impresionar al padre, su predador, para tratar de adquirir su respeto. Por supuesto, todo este funcionamiento es inconsciente. Como siempre está en competencia, su mejor solución es un hipertiroidismo, es decir: hacer todo a gran velocidad, incluso caminar.
Estos dos jóvenes se conocen y se enamoran el uno del otro. Ellos no saben que el cerebro de cada uno <se enamoró> de los conflictos del cerebro del otro. Se casan y cada uno de ellos comienza a conocer algunas característocas particulares del otro que le molestan, pero no saben que es un simple juego biológico. La mujer <A> es hipotiroidea. El hombre <B> es hipertiroideo: cuando caminan juntos en la calle o en el supermercado, <B> caminará más rápido que <A> y esta se preguntará: <¿Por qué corre? ¿Acaso le molesta mi compañía? ¿Acaso se apura para hacerme sentir que le fastidia acompañarme al supermercado? ¿Acaso se cree el ombligo del universo y que yo debo ir detrás de él?> y sentirá que al otro no le importa su persona. Incluso le reprochará algún día: <Nunca vamos a la par>... El señor <B>, por su parte, estará en el supermercado pensando: <¿Por qué va tan lento? ¿Acaso lo hace a propósito porque sabe que no me gusta venir al supermercado? ¿Por qué no hace una lista en orden de recorrido, va a cada góndola y ya?>. Y le recriminará más adelante haber sentido que todo lo que él deseaba hacer en la vida (rápido, por supuesto) se veía impsibilitado por la lentitud en tomar decisiones de la señora <A>, algo que él ve como falta de ambición o de iniciativa. Ni la mujer <A> entiende que ella debe funcionar con mayor lentitud por otras razones ni el hombre <B> entiende que deber funcionar con mayor velocidad por otras razones también.
Allí comenzará el folklore familiar, que terminará en tradicionales discusiones emocionales sin sentido, ya que ninguno de los dos está tratando de molestar al otro: simplemente el cerebro está funcionando en hipotiroidismo en <A> y en hipertiroidismo en <B>, sobre la base de la necesidad que tuvieron... ¡incluso antes de conocerse! Ella no puede evitar ir lento y él no puede evitar ir rápido. A partir de allí se ha creado un universo en la dualidad en el que ambos están experimentando conflictos con la velocidad de las cosas pues es lo que el espíritu de ambos quiere aprender. ¡Y se tienen el uno al otro para experimentar! Si tomaran simplemente conciencia de lo que está sucediendo y de su origen, arreglarían sus problema.
Esto sucede con muchísimas soluciones biológicas que harán que los individuos generen hermosos conflictos, no solamente con los problemas de la tiroides. Por supuesto, desde el punto de vista de la dualidad, las personas están viviendo una tragedia griega, pero desde el punto de vista de la unidad, en realidad, es una comedia de enredos que, comprendida, puede incluso parecernos cómica.
Es decir que, en nosotros, en ese lugar de unidad que todos tenemos y al que tan rara vez accedemos, está inscripto un proceso evolutivo que va mucho más allá del proceso biológico y más allá del proceso evolutivo de nuestras almas. Estamos ante el proceso evolutivo, que incluye espíritu, alma, mente y cuerpo como una sola cosa, un solo ser que evoluciona al unísono en todos sus aspectos, y todo sobre la base de un aprendizaje espiritual muy amplio y eterno. Alma, mente y cuerpo son solo interfaces de ese espíritu para experimentar procesos de creación y control de las energías que disparamos al universo (emociones) en un entorno tridimensional en pos de alcanzar una mayor capacidad creativa como espíritu. Es como si la vida terrenal fuera solamente un campo de entrenamiento, una escuela.
Por ello, todas las enfermedades responden a procesos de aprendizaje espiritual, aun cuando nos sea difícil interpretarlo de ese modo y tengamos que recurrir a la comprensión a través del funcionamiento del mensaje en nuestra biología..., que se adapta y muta solamente en función de ese proceso de aprendizaje espiritual.
Desde el punto de vista médico ortodoxo, lo que acabo de expresar es absolutamente impensable e incluso podría ser tomado como un delirio místico, pero supongo que Niels Bohr lo encontraría lo suficientemente descabellado como para tener bastantes chances de ser correcto. El presente libro es el resultado de años de experiencia en consulta con un nivel bastante alto de éxito. No solamente me refiero a mis años de terapeuta, sino a los años de experiencia de muchos terapeutas, incluyendo a los que fueron mis alumnos, que se orientaron hacia esta comprensión de las enfermedades a partir de la Decodificación Biológica o de lo que yo en realidad hago y que tiene dos nombres, según sea el receptor: <análisis de sistemas cerebrales evolutivos de supervivencia>, para los más cartesianos, y <análisis de sistemas cerebrales evolutivos espirituales>, para los que comprenden que nuestra supervivencia es secundaria a nuestra evolución espiritual y que ese sistema biológico de supervivencia está para ayudarnos a completar y comprender nuestro programa de aprendizaje espiritual.
En el convencimiento íntimo de la mayoría de los seres humanos con quienes he podido compartir la Decodificación Biológica, he podido comprender que decir que toda enfermedad tiene un origen espiritual es algo que no solamente ya no sorprende, sino que es, como diría Francisco de Quevedo, una perogrullada. El problema es que no es fácil aceptar la explicación porque implica, en la mayoría de los casos, destruir un universo personal basado en estructuras muy arraigadas en nuestro funcionamiento diario, especialmente sociocultural.
Todo, absolutamente todo lo que existe, tiene un sentido. Nada existe si no tiene sentido o propósito, desde un grano de arena hasta el universo mismo y cada cosa que hay en él. Todo lo que existe está sujeto a leyes naturales, ya sean biológicas, cósmicas, tectónicas, geográficas, históricas, científicas, matemáticas, climáticas e incluso humanas, entre otras Por el hecho de responder todo a leyes, ya podemos decir que todo está respondiendo a un sistema. Las leyes pueden ser subvertidas, pero los principios fundamentales no. En realidad, entonces, todo y todos estamos sujetos a principios fundamentales. Ellos no son aletaorios, sino que están organizados de manera impecable en función de la existencia y el mantenimiento de la vida y, por lo tanto, de todo aquello que aporta a tal propósito, como podría ser la optimización del consumo de energía de la materia, ya sea en su estado inerte como en movimiento.
Si observamos el funcionamiento del cosmos veremos que los movimientos de las galaxias, lso sistemas solares dentro de cada galaxia, los planetas, vemos que todo ello está sujeto a un cálculo perfecto en el movimiento, a ciclos impecables, a trayectorias con el consumo óptimo de energía. No hay discusión allí, si hsta se puede calcular con mucha anticipación y precisión el trayecto de un cometa. Todo lo que es arriba también es abajo. El ser humano, ¡oh, soberbio ser humano!, cree que hay cosas que están mal programadas y funcionan sin ton ni son y que Dios mos puso en la Tierra para efectuar su control de calidad o para marcar sus errores. <Cada cabello de tu cabeza está contado> [Mateo, 10:30]... y, si en la nuestra sobran dos, mañana por la mañana se quedarán atrapados en nuestro peine, donde también cumplirán con un propósito preciso, por ejemplo, crearnos una emoción respecto a la caída del cabello, energía nueva que deberemos aprender a controlar para poder usarla en términos creativos.
No puedo decir que haya un Dios que maneje esta extaordinaria máquina universal. Mi creencia personal dice que sí pero, gracias a o a pesar de años de camino espiritual, cada vez me preocupa menos saber si existe o no y me parece natural que todos tengamos ideas diferentes al respecto. En que perdemos más tiempo en tratar de definir lo que representa Dios para cada uno de nosotros que en experimentarnos a nosotros mismos, si es que no es, en el fondo, la misma cosa. Sé que cada ser viviente en el planeta tiene propósitos precisos que desarrollar. ¿Acaso creemos que la vida viene por casualidad y que todo lo que nace muere sin más? ¡Qué triste sería! Naceríamos sin ningún objetivo evolutivo preciso y, por lo tanto, nos tendría que dar igual vivir o morir. El problema es que no comprendemos ese objetivo para el cual estamos aquí, al menos no si nos mantenemos en lo más básico de esta ilusión que llamamos <cuerpo viviente>.
En esta sinfonía universal, la pregunta es: <¿Cuál es mi función>? Si creemos que solamente somos un cuerpo que nace, se desarrolla y muere y queremos quedarnos con ello, está perfecto...: también es parte del aprendizaje. La pregunta sería entonces: <¿Por qué ´me tocó´ justo a mí nacer con esta enfermedad?> o la más terrenal <¿Por qué ´me tocó´ser pobre, mientras otros nadan en la opulencia?>. Suena bastante injusto y no tiene nada de <justicia divina>. Por supuesto, esas preguntas están hechas desde la dualidad material en la que vivimos, no desde la unidad espiritual que somos. A nuestro espíritu no le importa si sufrimos hambre o si nadamos en la opulencia, solo le interesa el aprndizaje que sacamos de las experiencias emocionales que necesita experimentar y, si para ello el mejor camino es ser pobre o ser rico, así será.
Si creemos que existe un <yo> que es mucho más que nuestro cuerpo y que puede ser eterno (en términos humanos, que posiblemente no sean los correctos), que puede encarnar en distintos cuerpos a lo largo de esa eternidad, entonces es podemos dar respuesta a aquellas preguntas. La primera respuesta es: <Porque esta vez debo experimentar esto para aprender de ello>. ¿Y por qué debería aprender algo? Por la misma razón por la que vamos a la escuela de niños: para tener mayor capacidad de comprensión y de evolución en la vida... Todo resumido sería: para tener mejores chances de supervivencia. Solo que para nuestro verdadero <yo>, ese espíritu que realmente somos, el objetivo del aprendizaje es alcanzar el nivel de quien creó ese espíritu y, por lo tanto, deberemos experimentarlo todo. Estamos hablando de una escolaridad muy larga, mucho más de lo que puede soportar un cuerpo en la densidad material.
Todo lo que es arriba es abajo y, por lo tanto, todo lo que es abajo es arriba. Esto es importante comprenderlo porque todos los componentes de nuesro ser, el cuerpo [el hardware de salida), el alma [la que carga con el programa de evolución espiritual para esta precisa experiencia de vida, es decir, el software], la mente [la que ejecuta matemáticamente cada uno de los procesos instalados en el software] y nuestro espíritu [el aprendiz o usuario], funcionan al unísono en pos de ese aprendizaje.
Si usted no acepta este principio, es posible que no esté en la <frecuencia> para comprender lo que sigue, porque esto está escrito sobre la base de <todo tiene un propósito>. Quizás quiera usted dejar la lectura aquí. No significa que usted esté equivocado, solo significa que vemos las cosas desde distitno ángulo.
Si usted lo acepta, entonces comprenderá que es imposible que haya errores en cualquier nivel de la biología. La naturaleza es el campo de experimentación biológica de nuestras emociones y viene programada sin errores. Así como un terremoto no es un error de la naturaleza, una enfermedad y la presencia de microbios tampoco. Todo tiene un propósito en esta, nuestra gran obra de teatro, y los microbios y los virus son, como veremos, parte esencial del decorado."
Al mismo tiempo está el joven <B>, que (aún no lo sabe) se casará más adelante con la señorita <A>. Este señor <B> ha vivido un conflicto bastante diferente, pero que también apunta a la relación entre tiempo y velocidad. Por ejemplo, trata de justificar su existencia frente a un padre que deseó abortarlo durante el embarazo (<Debo demostrar que cada segundo de mi existencia está justificado>) y que muy probablemente lo castigaba físicamente durante su infancia (relación presa-predador, en la que la presa debe ser muy veloz para escapar al predador). Entonces se vuelve muy competitivo y trata siempre de ser más veloz. Debe impresionar al padre, su predador, para tratar de adquirir su respeto. Por supuesto, todo este funcionamiento es inconsciente. Como siempre está en competencia, su mejor solución es un hipertiroidismo, es decir: hacer todo a gran velocidad, incluso caminar.
Estos dos jóvenes se conocen y se enamoran el uno del otro. Ellos no saben que el cerebro de cada uno <se enamoró> de los conflictos del cerebro del otro. Se casan y cada uno de ellos comienza a conocer algunas característocas particulares del otro que le molestan, pero no saben que es un simple juego biológico. La mujer <A> es hipotiroidea. El hombre <B> es hipertiroideo: cuando caminan juntos en la calle o en el supermercado, <B> caminará más rápido que <A> y esta se preguntará: <¿Por qué corre? ¿Acaso le molesta mi compañía? ¿Acaso se apura para hacerme sentir que le fastidia acompañarme al supermercado? ¿Acaso se cree el ombligo del universo y que yo debo ir detrás de él?> y sentirá que al otro no le importa su persona. Incluso le reprochará algún día: <Nunca vamos a la par>... El señor <B>, por su parte, estará en el supermercado pensando: <¿Por qué va tan lento? ¿Acaso lo hace a propósito porque sabe que no me gusta venir al supermercado? ¿Por qué no hace una lista en orden de recorrido, va a cada góndola y ya?>. Y le recriminará más adelante haber sentido que todo lo que él deseaba hacer en la vida (rápido, por supuesto) se veía impsibilitado por la lentitud en tomar decisiones de la señora <A>, algo que él ve como falta de ambición o de iniciativa. Ni la mujer <A> entiende que ella debe funcionar con mayor lentitud por otras razones ni el hombre <B> entiende que deber funcionar con mayor velocidad por otras razones también.
Allí comenzará el folklore familiar, que terminará en tradicionales discusiones emocionales sin sentido, ya que ninguno de los dos está tratando de molestar al otro: simplemente el cerebro está funcionando en hipotiroidismo en <A> y en hipertiroidismo en <B>, sobre la base de la necesidad que tuvieron... ¡incluso antes de conocerse! Ella no puede evitar ir lento y él no puede evitar ir rápido. A partir de allí se ha creado un universo en la dualidad en el que ambos están experimentando conflictos con la velocidad de las cosas pues es lo que el espíritu de ambos quiere aprender. ¡Y se tienen el uno al otro para experimentar! Si tomaran simplemente conciencia de lo que está sucediendo y de su origen, arreglarían sus problema.
Esto sucede con muchísimas soluciones biológicas que harán que los individuos generen hermosos conflictos, no solamente con los problemas de la tiroides. Por supuesto, desde el punto de vista de la dualidad, las personas están viviendo una tragedia griega, pero desde el punto de vista de la unidad, en realidad, es una comedia de enredos que, comprendida, puede incluso parecernos cómica.
Es decir que, en nosotros, en ese lugar de unidad que todos tenemos y al que tan rara vez accedemos, está inscripto un proceso evolutivo que va mucho más allá del proceso biológico y más allá del proceso evolutivo de nuestras almas. Estamos ante el proceso evolutivo, que incluye espíritu, alma, mente y cuerpo como una sola cosa, un solo ser que evoluciona al unísono en todos sus aspectos, y todo sobre la base de un aprendizaje espiritual muy amplio y eterno. Alma, mente y cuerpo son solo interfaces de ese espíritu para experimentar procesos de creación y control de las energías que disparamos al universo (emociones) en un entorno tridimensional en pos de alcanzar una mayor capacidad creativa como espíritu. Es como si la vida terrenal fuera solamente un campo de entrenamiento, una escuela.
Por ello, todas las enfermedades responden a procesos de aprendizaje espiritual, aun cuando nos sea difícil interpretarlo de ese modo y tengamos que recurrir a la comprensión a través del funcionamiento del mensaje en nuestra biología..., que se adapta y muta solamente en función de ese proceso de aprendizaje espiritual.
Desde el punto de vista médico ortodoxo, lo que acabo de expresar es absolutamente impensable e incluso podría ser tomado como un delirio místico, pero supongo que Niels Bohr lo encontraría lo suficientemente descabellado como para tener bastantes chances de ser correcto. El presente libro es el resultado de años de experiencia en consulta con un nivel bastante alto de éxito. No solamente me refiero a mis años de terapeuta, sino a los años de experiencia de muchos terapeutas, incluyendo a los que fueron mis alumnos, que se orientaron hacia esta comprensión de las enfermedades a partir de la Decodificación Biológica o de lo que yo en realidad hago y que tiene dos nombres, según sea el receptor: <análisis de sistemas cerebrales evolutivos de supervivencia>, para los más cartesianos, y <análisis de sistemas cerebrales evolutivos espirituales>, para los que comprenden que nuestra supervivencia es secundaria a nuestra evolución espiritual y que ese sistema biológico de supervivencia está para ayudarnos a completar y comprender nuestro programa de aprendizaje espiritual.
En el convencimiento íntimo de la mayoría de los seres humanos con quienes he podido compartir la Decodificación Biológica, he podido comprender que decir que toda enfermedad tiene un origen espiritual es algo que no solamente ya no sorprende, sino que es, como diría Francisco de Quevedo, una perogrullada. El problema es que no es fácil aceptar la explicación porque implica, en la mayoría de los casos, destruir un universo personal basado en estructuras muy arraigadas en nuestro funcionamiento diario, especialmente sociocultural.
Todo, absolutamente todo lo que existe, tiene un sentido. Nada existe si no tiene sentido o propósito, desde un grano de arena hasta el universo mismo y cada cosa que hay en él. Todo lo que existe está sujeto a leyes naturales, ya sean biológicas, cósmicas, tectónicas, geográficas, históricas, científicas, matemáticas, climáticas e incluso humanas, entre otras Por el hecho de responder todo a leyes, ya podemos decir que todo está respondiendo a un sistema. Las leyes pueden ser subvertidas, pero los principios fundamentales no. En realidad, entonces, todo y todos estamos sujetos a principios fundamentales. Ellos no son aletaorios, sino que están organizados de manera impecable en función de la existencia y el mantenimiento de la vida y, por lo tanto, de todo aquello que aporta a tal propósito, como podría ser la optimización del consumo de energía de la materia, ya sea en su estado inerte como en movimiento.
Si observamos el funcionamiento del cosmos veremos que los movimientos de las galaxias, lso sistemas solares dentro de cada galaxia, los planetas, vemos que todo ello está sujeto a un cálculo perfecto en el movimiento, a ciclos impecables, a trayectorias con el consumo óptimo de energía. No hay discusión allí, si hsta se puede calcular con mucha anticipación y precisión el trayecto de un cometa. Todo lo que es arriba también es abajo. El ser humano, ¡oh, soberbio ser humano!, cree que hay cosas que están mal programadas y funcionan sin ton ni son y que Dios mos puso en la Tierra para efectuar su control de calidad o para marcar sus errores. <Cada cabello de tu cabeza está contado> [Mateo, 10:30]... y, si en la nuestra sobran dos, mañana por la mañana se quedarán atrapados en nuestro peine, donde también cumplirán con un propósito preciso, por ejemplo, crearnos una emoción respecto a la caída del cabello, energía nueva que deberemos aprender a controlar para poder usarla en términos creativos.
No puedo decir que haya un Dios que maneje esta extaordinaria máquina universal. Mi creencia personal dice que sí pero, gracias a o a pesar de años de camino espiritual, cada vez me preocupa menos saber si existe o no y me parece natural que todos tengamos ideas diferentes al respecto. En que perdemos más tiempo en tratar de definir lo que representa Dios para cada uno de nosotros que en experimentarnos a nosotros mismos, si es que no es, en el fondo, la misma cosa. Sé que cada ser viviente en el planeta tiene propósitos precisos que desarrollar. ¿Acaso creemos que la vida viene por casualidad y que todo lo que nace muere sin más? ¡Qué triste sería! Naceríamos sin ningún objetivo evolutivo preciso y, por lo tanto, nos tendría que dar igual vivir o morir. El problema es que no comprendemos ese objetivo para el cual estamos aquí, al menos no si nos mantenemos en lo más básico de esta ilusión que llamamos <cuerpo viviente>.
En esta sinfonía universal, la pregunta es: <¿Cuál es mi función>? Si creemos que solamente somos un cuerpo que nace, se desarrolla y muere y queremos quedarnos con ello, está perfecto...: también es parte del aprendizaje. La pregunta sería entonces: <¿Por qué ´me tocó´ justo a mí nacer con esta enfermedad?> o la más terrenal <¿Por qué ´me tocó´ser pobre, mientras otros nadan en la opulencia?>. Suena bastante injusto y no tiene nada de <justicia divina>. Por supuesto, esas preguntas están hechas desde la dualidad material en la que vivimos, no desde la unidad espiritual que somos. A nuestro espíritu no le importa si sufrimos hambre o si nadamos en la opulencia, solo le interesa el aprndizaje que sacamos de las experiencias emocionales que necesita experimentar y, si para ello el mejor camino es ser pobre o ser rico, así será.
Si creemos que existe un <yo> que es mucho más que nuestro cuerpo y que puede ser eterno (en términos humanos, que posiblemente no sean los correctos), que puede encarnar en distintos cuerpos a lo largo de esa eternidad, entonces es podemos dar respuesta a aquellas preguntas. La primera respuesta es: <Porque esta vez debo experimentar esto para aprender de ello>. ¿Y por qué debería aprender algo? Por la misma razón por la que vamos a la escuela de niños: para tener mayor capacidad de comprensión y de evolución en la vida... Todo resumido sería: para tener mejores chances de supervivencia. Solo que para nuestro verdadero <yo>, ese espíritu que realmente somos, el objetivo del aprendizaje es alcanzar el nivel de quien creó ese espíritu y, por lo tanto, deberemos experimentarlo todo. Estamos hablando de una escolaridad muy larga, mucho más de lo que puede soportar un cuerpo en la densidad material.
Todo lo que es arriba es abajo y, por lo tanto, todo lo que es abajo es arriba. Esto es importante comprenderlo porque todos los componentes de nuesro ser, el cuerpo [el hardware de salida), el alma [la que carga con el programa de evolución espiritual para esta precisa experiencia de vida, es decir, el software], la mente [la que ejecuta matemáticamente cada uno de los procesos instalados en el software] y nuestro espíritu [el aprendiz o usuario], funcionan al unísono en pos de ese aprendizaje.
Si usted no acepta este principio, es posible que no esté en la <frecuencia> para comprender lo que sigue, porque esto está escrito sobre la base de <todo tiene un propósito>. Quizás quiera usted dejar la lectura aquí. No significa que usted esté equivocado, solo significa que vemos las cosas desde distitno ángulo.
Si usted lo acepta, entonces comprenderá que es imposible que haya errores en cualquier nivel de la biología. La naturaleza es el campo de experimentación biológica de nuestras emociones y viene programada sin errores. Así como un terremoto no es un error de la naturaleza, una enfermedad y la presencia de microbios tampoco. Todo tiene un propósito en esta, nuestra gran obra de teatro, y los microbios y los virus son, como veremos, parte esencial del decorado."
Particularmente, siempre consideré que Biología y Espiritualidad son las dos caras de la misma moneda y que resultan inseparables la una de la otra. Es por ello que me permito recomendarles la lectura de esta bibliografía. Estoy convencida que les será de gran provecho y que les ayudará a ampliar los horizontes de su propia experiencia terrenal.
Bendiciones.
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