En
su libro “Leyes de Murphy sólo para mujeres”, Ana von Rebeur (de vasta
trayectoria como humorista que ha trabajado en revistas y diarios argentinos,
colaborado también como guionista de humor para programas de televisión, escrito
-junto a otros autores- una obra teatral, editado un suplemento semanal de
turismo y colaborado con varias publicaciones electrónicas de España, Uruguay y
Argentina entre muchas otras actividades) despliega todo su ingenio y nos
introduce en el -al menos para mí- desconocido mundo de las leyes de Murphy
aplicadas a las mujeres. Con una exquisitez que invita a la diversión sana, su
lectura se transforma en un aprendizaje a través de preguntas, planteos y reflexiones sobre situaciones y
vínculos cotidianos. Imposible dejar de reconocernos.
Con la intención de crear entusiasmo -en quien lea este compartir- para la lectura del libro antes mencionado, les acerco un
interesante test que la autora nos propone (página 86), a fin de saber si un
hombre es casi perfecto. Aquí va:
- Dices “cómo me gustaría tomar un café” ... ¡y él te lo trae!.
- Te dice que estás bella cuando sabes que estás hecha un desastre.
- Cocina, limpia y ordena por ti.
- Va a la reunión con la maestra y lleva a tus hijos al pediatra. Repara la lámpara que tienes rota hace seis meses ... sin que se lo pidas.
- De tanto en tanto te dice: “estás más linda sin maquillaje”.
- En tu cumpleaños te lleva a comer afuera ... ¡y te dice que pidas lo que quieras!.
- Adora planchar y lo hace bien.
- Le encanta masajearte la espalda y no pide nada a cambio.
- Resuelve un día sorpresivamente, levantar la ropa apilada en una silla y guardarla.
- A la salida del trabajo, compra cuatro kilos de milanesa de pollo para el freezer.
- Te regala un gato de angora o un caniche toy ... ¡y se lo lleva a su madre cuando a ti te comienza a molestar!.
El
test finaliza con una ilustración que invitaría a cualquier hombre a ser
“totalmente perfecto” ... A continuación reproduzco sólo el diálogo original,
agregando una imagen tomada al azar:
¿Lavaste
los platos y fregaste los pisos?
¡Soy
tu esclava sexual!
¡Ordena
y obedezco!
Una lectura más que recomendada para quien desee
abrirse a nuevos conocimientos sobre la propia naturaleza humana en su
expresión femenina. Y como bien dice Ana, al finalizar el prólogo, “... que
este libro ... te alegre la vida, te alivie
tus pesares y te haga sentir que no eres la única a la que le pasan estas
cosas...”. Yo lo he disfrutado mucho.
Bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario