lunes, 13 de agosto de 2012

Una cuestión de Mente

En su libro titulado “El arte de ser flexible” -de una mente rígida a una mente libre y abierta al cambio-, Walter Riso (cursó estudios universitarios de psicología, se especializó en terapia cognitiva y obtuvo una maestría en bioética; alterna el ejercicio de la cátedra universitaria con la publicación de textos científicos y de divulgación de diversos medios) nos sigue deleitando con sus conocimientos, su vasta experiencia y su gran capacidad para aleccionarnos -esta vez- en relación con aspectos de nuestra mente -a mi criterio- de suma importancia para todos aquellos que deseamos alcanzar la Plenitud en nuestra Vida.

En la contratapa del libro mencionado, podemos leer -a modo de introducción-  que “...Las investigaciones modernas muestran que las personas cerradas y resistentes al cambio no sólo generan un cúmulo de trastornos psicológicos para sí mismas, sino que afectan significativamente a la sociedad en que viven ... La fuerza del pensamiento flexible radica en que, a pesar de la resistencia interior y los obstáculos exteriores, todos tenemos la capacidad de reinventarnos y dejarnos fluir inteligentemente con los acontecimientos de la vida...”.

Al hablarnos del pluralismo, Walter nos acerca una historia que nos permite comprender de qué se trata el tema (la cual transcribo para ustedes): “...Cuentan que un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa cuando vio a un anciano chino colocando un plato de arroz en otra tumba. El hombre se dirigió al chino y le preguntó: <Disculpe, señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer arroz?>. <Claro, -respondió el chino-: Cuando el suyo venga a oler las flores>...”. Y continúa diciéndonos que “...Una mente flexible quizás habría sentido cierta curiosidad y habría realizado una pregunta menos irónica. Por ejemplo: <Discúlpeme, señor, ¿por qué pone un plato con arroz? No conozco esa costumbre y me gustaría saber más al respecto, si no le molesta.> No es fácil ponerse en el lugar del otro, sobre todo en una cultura que promueve el egocentrismo en todas sus formas. La mente flexible sabe responder y es sensible a otros puntos de vista, sin verse necesariamente en la obligación de aceptarlos. Incluye a los demás, viaja hacia ellos intentando averiguar sus fundamentos y sus creencias. Pero este viaje sólo es posible si se hace con humildad , sin la vanidad del que se las sabe todas...".

Bajo el título “Mentes rígidas versus mentes flexibles” (capítulo 1, página 34), Walter nos pone al corriente de las diferencias entre ambas mentes al señalar que “...Cuando estudiamos la estructura interna de una mente rígida, encontramos una serie de esquemas o rasgos relativamente estables que la definen ... En consecuencia, el pensamiento rígido que se desprende de ellas será: dogmático (quiere imponer su doctrina), solemne (amargado y circunspecto), normativo (conformista y apegado a las reglas), con prejuicios (odios y discriminación), simple (superficial) y autoritario (abuso del poder) ... Por el contrario, la estructura de una mente flexible estará definida por esquemas o rasgos opuestos a los señalados para una mente rígida ... En consecuencia, el pensamiento flexible que se desprende de ellas será: crítico, lúdico, inconformista, imparcial, complejo (holístico) y pluralista...”.

Antes de finalizar el presente compartir, quiero acercarles una serie de consideraciones con las cuales Walter nos instruye respecto al poder del pensamiento pluralista (capítulo 7, página 194) cuando afirma que “...El pensamiento pluralista te permite:
  •  No depender de la autoridad irracional en ninguna de sus formas.
  •  Repartir democráticamente el poder, si lo tuvieras.
  • No seguir a nadie por obligación, sino por convicción.
  • Trabajar en equipo sin explotar ni atropellar a tus compañeros o colaboradores.
  • Comprender que las personas que te contradicen te ayudan a crecer y que, por lo tanto, no necesitas excluirlos de tu vida.
  • Discutir sin ofenderte y sin herir a las personas que no están de acuerdo contigo.
  • No ver el mundo como un espacio de competencia desleal donde debes ganar o perder, sino como un lugar para llevar a cabo tus metas personales.
  • Ejercer el derecho a la desobediencia legítima o civil cuando tu conciencia así lo reclame...”
 
Una lectura más que recomendada para quienes decidan atreverse a VIVIR LA VIDA (así, con mayúsculas). Si tienes la oportunidad de ello ¿qué estás esperando? ...


Bendiciones.








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