jueves, 28 de septiembre de 2017

Sueño...

Un día decidí no esperar a las oportunidades
sino irlas a buscar yo mismo.
Y así después de tanto, 
un día como cualquier otro decidí triunfar.

Decidí ver cada problema como una oportunidad
para encontrar una solución.

Decidí ver cada desierto como una oportunidad
para encontrar un oasis.

Decidí ver cada noche
como un misterio a resolver.

 Decidí ver cada día como una nueva oportunidad
para ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival,
no era más que mis propias debilidades,
y que, en éstas,
está la única y mejor forma de superarnos.

Aquel día dejé de lado el temor a perder.
Descubrí que no era yo el mejor
 y que quizás nunca lo fui.

Me dejó de importar
quién ganara y quién perdiera.

Ahora me importa simplemente
saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil
no es llegar a la cima,
sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener,
es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".

Descubrí que el amor
es más que un simple estado de enamoramiento,
"el amor es una filosofía de vida".

Aquel día dejé de ser un reflejo
de mis escasos triunfos pasados,
y empecé a ser mi propia tenue luz
de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí
cambiar tantas cosas...

Aquel día aprendí que los sueños
son solamente para hacerse realidad.

Desde aquel día ya no duermo para descansar...
ahora simplemente duermo para soñar. (*)

Walt Disney

(*) Extraído del libro "Nunca es tarde" - Editorial Santa María.


Bendiciones.
 
 

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