A
veces, la vida nos da sorpresas ... sorpresas nos da la vida. Una de ellas es
la que me ha dado años atrás cuando, mientras cursaba estudios superiores del
idioma italiano (llámese literatura, pintura, escultura y geografía del país de
mis ancestros), me encontré con la novedad de que nuestro tan querido y
admirado “Cupido” era -ni más ni menos- que un "putto". Lo cierto es que
quien me estaba anoticiando del tema era la profesora a cargo del curso, por lo
cual, no existiendo motivos para dudar de los conocimientos que ella poseía
(muy amplios por cierto) tomé nota de ello. Nunca hubiera imaginado semejante
conexión. ¡Quien lo hubiera dicho!. En aquél entonces me decía: ¡Cuántas cosas
me quedan por aprender todavía! ¡Qué bueno que la vida siempre me tenga
reservada una sorpresa!. Y a decir verdad, aún continúo afirmándolo.
Seguramente,
algunos de ustedes también -a esta altura del compartir- estarán sorprendidos.
Tal vez, se pregunten: ¿porqué “Cupido” es un “putto”?. Para todos aquellos
que deseen incorporar un conocimiento más a los que ya poseen, les comento que
para el idioma italiano “putto” (ensayando una suerte de definición
personal) es sinónimo de “niño angelado”. Los “putti” (tal el
plural de “putto” en italiano) son diseños ornamentales con forma o
figura de niños, que aparecen -en general- desnudos y con alas. Muy famosos en
la época del Renacimiento italiano (período comprendido desde fines del año
1400 hasta el 1600 aproximadamente, durante el cual se produjeron grandes
cambios culturales en Italia) se los puede admirar -por ejemplo- en un
sinnúmero de pinturas que perduran, a través del tiempo, como el legado que los
grandes artistas de aquél entonces, le ha dejado a las generaciones venideras.
Un
“putto” nos invita al deleite, nos invita a conectarnos con nuestro
“niño” interior, nos invita a vincularnos con la ternura que habita en lo más
profundo de nuestro “Yo Superior”, nos invita a conectarnos con la inocencia de
nuestra verdadera esencia, nos invita al encuentro con nuestro “SER”. Y como
nuestra verdadera naturaleza es la del “AMOR”, nos invita a “AMAR”. Es por ello
que cuando queremos representar este sentimiento entre dos personas enamoradas,
recurrimos a la imagen de un “Cupido” (un “putto”) que lleva en sus manos
las herramientas que ha utilizado para inspirarlos.
Antes
de finalizar, quiero invitarlos a que por algunos minutos se
permitan hacer una pausa en sus actividades y dediquen ese tiempo a admirar dos
maravillosas creaciones -que encontrarán a continuación-, ambas del pintor
italiano Raffaello Santi (más conocido como Rafael). Una caricia para el alma
que bien sabe gozar de las cosas más sencillas ...
Es hora, entonces, de dar por concluído este compartir no sin antes dejarlos en una muy buena compañía: la de un simpático “putto”.
Bendiciones.
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