martes, 18 de septiembre de 2012

Cupido es un "putto" ...

A veces, la vida nos da sorpresas ... sorpresas nos da la vida. Una de ellas es la que me ha dado años atrás cuando, mientras cursaba estudios superiores del idioma italiano (llámese literatura, pintura, escultura y geografía del país de mis ancestros), me encontré con la novedad de que nuestro tan querido y admirado “Cupido” era -ni más ni menos- que un "putto". Lo cierto es que quien me estaba anoticiando del tema era la profesora a cargo del curso, por lo cual, no existiendo motivos para dudar de los conocimientos que ella poseía (muy amplios por cierto) tomé nota de ello. Nunca hubiera imaginado semejante conexión. ¡Quien lo hubiera dicho!. En aquél entonces me decía: ¡Cuántas cosas me quedan por aprender todavía! ¡Qué bueno que la vida siempre me tenga reservada una sorpresa!. Y a decir verdad, aún continúo afirmándolo.

Seguramente, algunos de ustedes también -a esta altura del compartir- estarán sorprendidos. Tal vez, se pregunten: ¿porqué “Cupido” es un “putto”?. Para todos aquellos que deseen incorporar un conocimiento más a los que ya poseen, les comento que para el idioma italiano “putto” (ensayando una suerte de definición personal) es sinónimo de “niño angelado”. Los “putti” (tal el plural de “putto” en italiano) son diseños ornamentales con forma o figura de niños, que aparecen -en general- desnudos y con alas. Muy famosos en la época del Renacimiento italiano (período comprendido desde fines del año 1400 hasta el 1600 aproximadamente, durante el cual se produjeron grandes cambios culturales en Italia) se los puede admirar -por ejemplo- en un sinnúmero de pinturas que perduran, a través del tiempo, como el legado que los grandes artistas de aquél entonces, le ha dejado a las generaciones venideras.

Un “putto” nos invita al deleite, nos invita a conectarnos con nuestro “niño” interior, nos invita a vincularnos con la ternura que habita en lo más profundo de nuestro “Yo Superior”, nos invita a conectarnos con la inocencia de nuestra verdadera esencia, nos invita al encuentro con nuestro “SER”. Y como nuestra verdadera naturaleza es la del “AMOR”, nos invita a “AMAR”. Es por ello que cuando queremos representar este sentimiento entre dos personas enamoradas, recurrimos a la imagen de un “Cupido” (un “putto”) que lleva en sus manos las herramientas que ha utilizado para inspirarlos.

Antes de finalizar, quiero invitarlos a que por algunos minutos se permitan hacer una pausa en sus actividades y dediquen ese tiempo a admirar dos maravillosas creaciones -que encontrarán a continuación-, ambas del pintor italiano Raffaello Santi (más conocido como Rafael). Una caricia para el alma que bien sabe gozar de las cosas más sencillas ...





 
Es hora, entonces, de dar por concluído este compartir no sin antes dejarlos en una muy buena compañía: la de un simpático “putto”.





Bendiciones.

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