miércoles, 21 de enero de 2015

Daño psíquico y trabajo ...


En este compartir, quiero abordar un tema que -a mi criterio- merece toda nuestra atención en estos tiempos. Bajo el título “Daño psíquico y trabajo”, Luis A. Raffaghelli desarrolla un tema harto complejo. Merced a la edición de la Revista Doctrina Laboral y Previsional Nº 352 – Diciembre 2014 de Editorial Errepar, tuve oportunidad de tomar contacto con este -en mi opinión- excelente trabajo de doctrina. Como bien dice en la enumeración de la temática contenida en dicha edición: “... Uno de los grandes temas que aborda la medicina del trabajo es el de las consecuencias que el trabajo enajenado, aquel que con tal de conseguir los objetivos de la productividad no repara en los sufrimientos y consecuencias para la salud del trabajador que ejecuta las tareas. Profundizar la investigación sobre los efectos del trabajo degradado, riesgoso, penoso o insalubre, como del no trabajo, es necesario aunque las sucesivas crisis lo tornen casi imposible. ...”
 
Debido a la importancia del mismo, me remito a las páginas 1325 a 1328, donde textualmente dice:

“.. 4. El estrés y el trabajo como fenómeno contemporáneo

El creador de la teoría del estrés fue Hans Hugo Bruno Selye, científico de origen austrohúngaro que publicó en Canadá, en 1950, sus investigaciones realizadas sobre el estrés, la ansiedad y el trastorno de adaptación, tarea que desarrolló como Director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal.

Definió el estrés como la velocidad del desgaste vital, buscando los mecanismos biológicos por los cuales el organismo se enfrenta a agresiones y problemas que debe enfrentar.

Nos interesa lo que se vincula con los estresores que la organización del trabajo coloca e introduce en las personas que cumplen tareas en las mismas, ya que el estrés es un fenómeno mucho más general que abarca a todos los aspectos de la vida y de la sociedad.

El estrés laboral distingue los estresores internos o <intra-organizacionales> y externos o <extra-organizacionales>.

Los primeros se manifiestan en el puesto de trabajo, la estructura organizacional, el denominado sistema de recursos humanos y todo lo que tiene que ver con el cumplimiento de la labor, específicamente la subordinada, mientras que los segundos se refieren a la vida familiar, económica, legal del trabajador fuera de la empresa.

El estrés ocupacional no influye en la misma medida en las personas, por cuanto depende de la personalidad y se vincula con enfermedades como las coronarias, existiendo estudios que califican a aquellas según su propensión a la sobrecarga laboral o empleando tiempo de ocio y los que ponen límites a esa demanda.

También distinguen estímulos de corta duración con una sobrecarga de trabajo en una fracción temporal limitada y los de larga duración, como el temor a perder el trabajo o una organización que afecte al trabajador por el ritmo laboral, los controles, el trabajo a destajo o por premios y calidad, el extraordinario, etc.

El estrés negativo o denominado <distrés> lleva a una baja del sistema inmunológico y así ha sido señalado por la Medicina del Trabajo, aumentando las intoxicaciones, infartos, enfermedades psicosomáticas originadas en el trabajo, trastornos gastrointestinales, tuberculosis como consecuencia de ese déficit inmunológico.

El estrés y el riesgo a sufrir problemas en la salud se entronca con aquella línea que argumenta que aparecen <cuando las exigencias del trabajo no se ajustan a las necesidades, expectativas o capacidades del trabajador> (Enciclopedia OIT, 2001: 34.2).

Cuando los factores de riesgo superan los recursos que a manera de defensa sostienen los trabajadores, se crean las condiciones para que el estrés entre en escena.

El estrés en el trabajo ha sido definido como <un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento a ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, organización o entorno de trabajo. Es un estado que se caracteriza por altos niveles de excitación y de angustia, con la frecuente sensación de no poder hacer frente a la situación> (Comisión Europea, 200: 1).

Si bien el estrés es una reacción normal frente a los cambios, si el mismo es muy frecuente y con secuencias cada vez más cortas, conduce al distrés, provocando trastornos cerebrovasculares, hipertensión arterial severa, úlcera gastroduodenal, colon irritable hasta trastornos en la piel. A ello se suman las angustias por la falta de trabajo, el temor a perderlo o por los cambios en el trabajo, y las actividades muy predisponentes al distrés como la de choferes de corta, media o larga distancia sin descanso apropiado, y por supuesto aquellos establecimientos donde no se cumple a rajatabla las normas sobre seguridad y salud en el trabajo, que son predisponentes de enfermedades profesionales o accidentes traumáticos, aunque las primeras en muy pequeña proporción se las acepta como tales.

Y toda enfermedad o evento dañoso mal llamado accidente, trae aparejado consecuencias emocionales, con mayor o menor daño psíquico según su importancia y la persona.

Una combinación de estresores originados por el entorno social, el laboral y en el propio sujeto pueden desencadenar en el denominado burnout o síndrome del quemado.

El tipo de profesión , las disfunciones en el desempeño laboral, el clima laboral, el contenido del puesto laboral y las características de personalidad son estudiados como antecedentes o facilitadores del síndrome.

Los desencadenantes son estresores de carácter crónico en el ambiente laboral, mencionándose cuatro categorías(7):
a)      Ambientes físicos de trabajo y contenidos del puesto como fuente de estrés laboral.
b)      Estrés por desempeño de roles, relaciones interpersonales y desarrollo de la carrera.
c)       Estresores realcionados con las nuevas tecnologías y otros aspectos organizacionales.
d)     Fuentes extra organizacionales de estrés laboral: relaciones trabajo-familia.

Las consecuencias patológicas del distrés laboral conducen a la despersonalización del trabajador, deja de ser por sí mismo. Los valores sociales en boga reconocen por lo que se hace productivamente y por lo que se tiene, no por lo que se es, convirtiendo al trabajador en prisionero de las metas laborales, desafío permanente, obligación de ser fuerte, de adaptabilidad y disponibilidad permanentes (8). Este modo de vida produce enfermedades de adaptación y enfermedades del alma (crisis de la idealidad).

El burnout, para ser encuadrado como tal, debe presentar estas características fundamentales(9):
a)      Desgaste psíquico. Aparición de agotamiento emocional.
b)      Indolencia. Actitudes de indiferencia.
c)       Ausencia de ilusión por el trabajo y presenta características emocionales (depresión), cognitivas (pérdida de significado), conductuales (evitar responsabilidades) y sociales (aislamiento).

El síndrome de burnout es frecuente entre los médicos jóvenes -residentes- cuyo agotamiento emocional los lleva a mostrar una reactividad disminuida frente a la emoción, disminuyendo el compromiso médico paciente, y crece la tendencia a las especialidades con un mayor distanciamiento de las personas, como imágenes, hemodinamia, auditoría médica, anestesiología.(11)

Lo preocupante es nuestra mora en el reconocimiento de esta patología, reconocida ya como enfermedad profesional pero no incorporada al listado de nuestro sistema legal de riesgos del trabajo, siendo que la propia Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) tiene trabajado el tema.

Todo ello requiere sin duda prevención y más prevención, y compromiso de todos los actores sociales vinculados al trabajo como única forma de humanizarlo, sabiendo de antemano de lo harto dificultoso que ello resulta.[...]

(7) Peiro, José M.: <Desencadenantes del estrés laboral> - 1ª ed. – Eudeba – Madrid – 1992
(8) Redondo, Ana I.: <Delimitación conceptual, diagnóstico y prevención del burnout> - Facultad de Psicología – Universidad de Mar del Plata – 2004
(9) Macia, Guillermo G.: <Burnout. El síndrome del quemado. Un desafío en salud ocupacional que nos quema> - Rev. Derecho Laboral y Seguridad Social – marzo/2012 – pág. 483 y ss.
(10) Flichtentrei, Daniel: <Burnout Research> - Rev. Española de Salud Pública – Instituto de Investigación de la Universidad de Girona – España
(11) López Rosetti: <Servicio de Medicina del Estrés> - Hospital de San Isidro. ...”
 

Bendiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario