Hace unos años, Silvana -más que una amiga yo
diría una “hermana del Corazón”- me habló de un libro titulado “del Cuerpo al Espíritu” – Un camino de
sanación, cuya autoría pertenece al Dr. Rogelio D’ Ovidio. Al principio
-debo reconocer- no sentí una gran curiosidad al respecto, pero un tiempo después y al pasar frente a una librería que lo exhibía en su vidriera, sentí el impulso irrefrenable de adquirirlo. Y entonces comprendí porqué me lo había recomendado con tanto énfasis un tiempo atrás. A modo de presentación, me haré eco de las palabras que figuran en la contratapa:“¿Puede nuestra enfermedad enseñarnos algo? ¿Podemos descifrar mediante
sus síntomas el lenguaje y mensajes de nuestros propios órganos? El Dr. D’ Ovidio aporta una visión nueva que
motiva a la autoobservación, conduciéndonos hasta nuestra esencia espiritual. A
través de este reconocimiento concluimos que, así como creamos nuestra
enfermedad, somos capaces de crear nuestra salud, transitando el camino inverso
hasta su verdadero origen. En la maravillosa estructura de nuestro ser, con los
distintos cuerpos que lo componen: físico, emocional, mental, buddhico, átmico,
gonádico y ádico, se hace evidente la naturaleza holística del ser humano.
¿Dónde se gesta entonces la enfermedad? ¿En el cuerpo o en la mente? Con un
lenguaje claro y sencillo, Rogelio D’ Ovidio nos convierte en protagonistas de
nuestra propia sanación.”
A fin de que ustedes puedan comprobar la "genialidad" de este "profesional y Maestro de Vida", les acerco algunos textos que podrán encontrar en el libro más arriba mencionado y que hoy es objeto de este nuevo compartir:
(página 20 a 32)
“…IMPERMANENCIA
Supuestamente,
usted no dudaría en responderme si yo le pregunto dónde termina su cuerpo o
cuál es su límite. Rápidamente contestaría que es la piel.
Ahora bien,
¿realmente es la piel un límite neto del hombre?
La respuesta,
como vamos a ver ahora, es NO.
Pero esto
puede ser difícil de comprender desde lo teórico puro, así que lo vamos a
desarrollar con ejemplos propios.
Comencemos
con el intercambio de líquido diario.
En forma
diaria, una persona normal promedio (en medicina se estipula una persona
promedio como un adulto de 1,70 m de altura y más o menos 70 kg de peso)
ingiere ente 1 y 1,5 litros de líquido entre la bebida y el agua contenida en
los alimentos.
Asimismo su
organismo elimina en forma total, entre sudor, orina, el agua contenida en la
materia fecal, etc., una cantidad igual a la ingerida ese día.
En
condiciones normales existe un balance casi perfecto entre lo que entra y lo
que sale, dado que si una persona pierde más de lo que ingiere termina en un
estado de depleción de líquidos, estado que se conoce como deshidratación.
Si tomamos el
caso opuesto, es decir aquel en que una persona elimina menos de lo que
ingiere, termina en un estado de plétora de líquidos en su cuerpo
(sobrehidratación, edema).
Es importante
destacar aquí que el líquido eliminado NO ES EL MISMO QUE SE INGIRIO, vale
decir, que lo que usted ingiere reemplaza una parte de su cuerpo
que usted está desechando.
De acuerdo a
todo lo antedicho:
1) Por día usted está intercambiando con el planeta 1,5 kg en forma de líquidos.
2) Por día usted renueva 1,5 kg de su cuerpo.
* * *
Vayamos ahora a los alimentos sólidos.
Supongamos, como un promedio bajo, que una persona
normal ingiere 0,5 kg de alimentos en forma diaria (esto, por supuesto, está
sujeto a variaciones individuales).
Esto mismo es lo que usted elimina como materia fecal,
sumado a la materia sólida que se elimina solubilizada en la orina.
Aquí también hay renovación de materia, aunque en
muchísima menor cantidad, dado que casi toda la materia fecal corresponde a
sustancias no absorbidas en su pasaje por el intestino. Sí existe excreción
fecal de sustancias biliares que justamente son las que dan color a la materia
fecal.
Hasta ahora, como hemos visto, tenemos que usted le
pide al planeta 2 kg de materia por día, y que a su vez usted entrega al
planeta la misma cantidad de materia, pero que era
parte suya hasta
hoy.
No es de ninguna manera la misma materia que entra la
que sale, sino que es distinta. Es decir que lo que sale… ¡es reemplazado por materia nueva!
[…] La conclusión, en lo que respecta a nuestra
composición, es la siguiente:
USTED ES 2 KG DISTITNO DE LO QUE FUE AYER
Por lo tanto:
SU CUERPO NO ES PERMANENTE
Si existe alguna característica en la naturaleza, ésa
es la IMPERMANENCIA.
Ahora bien, usted se preguntará:
<¿Por qué este hombre insiste tanto con el tema de
la impermanencia?>
Porque es la
base del principio de la curación.
Si usted sabe que en forma permanente está
reemplazando sus componentes, lo único que tiene que hacer es mejorar la
calidad de lo que entra y, lentamente, con el paso del tiempo, va a ir
mejorando TODO el sistema (dado que los componentes viejos van siendo
reemplazados por los nuevos).
USTED PUEDE REEMPLAZAR LA ENFERMEDAD
POR SALUD, SI MEJORA LO QUE INGRESA
EN SU CUERPO EN FORMA DE ALIMENTOS,
LIQUIDOS, PENSAMIENTOS, SENTIMIENTOS, OBJETIVOS DE
VIDA, ETC.
Esta es la base de la medicina natural o macrobiótica.
Aun en forma diaria,
TODO CAMBIA
Un ejemplo por demás contundente de lo que acabamos de
ver, es el de la respiración.
Una persona promedio, en cada respiración, ingresa al pulmón 350 ml de aire para el intercambio
gaseoso (en realidad la cifra exacta es de 500 ml, pero parte de este volumen
ocupa zonas del aparato respiratorio que no intercambia gases con lo glóbulos
rojos -por ejemplo el aire que queda en la tráquea y grandes bronquios- por lo
que el volumen neto de intercambio se reduce a 350 ml).
Con cada inspiración, usted ingresa a su organismo
moléculas de oxígeno (O2) y de
dióxido de carbono (CO2).
El oxígeno pasa al torrente sanguíneo (transportado
por los glóbulos rojos) para luego ingresar en las células y servir como parte
del metabolismo celular.
Con cada exhalación, usted elimina dióxido de carbono
en gran proporción.
Ahora bien, este dióxido de carbono que usted exhaló,
¿de dónde vino?
[…] Cualquier célula orgánica necesita generar energía
para su normal funcionamiento. Para esto cuenta con una estructura interna que
le permite <quemar> el combustible celular (en su mayor parte constituido
por glucosa) en presencia de oxígeno. Luego de que se realizó este proceso y se
generó la energía, quedan residuos que deben ser eliminados.
Estos residuos son de dos tipos: sólidos y gaseosos.
Los residuos sólidos salen de la célula y son
transportados por la sangre hasta el riñón, desde donde son enviados al
exterior disueltos en la orina (la orina no es más que un ultrafiltrado
sanguíneo, es decir que sería algo así como sangre <colada> por un
colador con una trama finísima -el riñón-).
Los residuos gaseosos corresponden al dióxido de
carbono, que es vehiculizado por la sangre hasta el pulmón, desde donde es
expulsado al exterior y reconvertido en oxígeno por los vegetales de hoja a
través del proceso de fotosíntesis.
A todo este intercambio de nutrientes y oxígeno,
eliminando desechos y dióxido de carbono, se lo denomina METABOLISMO.
Muy bien, ahora que ya sabe que el dióxido de carbono
proviene del metabolismo celular, podemos ir un poco más adelante todavía con
la explicación.
Si el dióxido de carbono que usted acaba de exhalar
proviene del metabolismo celular, quiere decir que esta molécula de dióxido de
carbono, hace
sólo un instante era parte de una célula suya, y ahora es parte del aire ambiental del lugar donde
usted se encuentre.
Luego, en una nueva inspiración, usted incorpora
moléculas que van a renovar lo que acaba de expulsar durante la exhalación.
Es decir que en cada respiración usted toma materia
(en suspensión) del planeta, como son las moléculas de oxígeno y dióxido de
carbono, y a su vez le entrega al planeta materia que era parte suya (también en suspensión).
Sabiendo ya todo esto, lo que queda es cuantificar el
volumen de materia que se intercambia con el planeta en forma gaseosa (cuando
usted conozca la cifra, realmente se va a sorprender).
Ya habíamos dicho que el volumen real de una
inspiración que se intercambia con la sangre es de 350 ml.
Una persona adulta respira como promedio entre 16 y 20
veces por minuto. Pero para redondear, vamos a estimar una frecuencia de 15
respiraciones por minuto.
Entonces, el volumen respirado por minuto es de 350 x
15 = 5.250 ml/min.
En una hora (60 minutos), el volumen sería igual a
5.250 x 60 = 315.000 ml.
En un día (24 hs.) sería 315 x 24 = ¡7.560 litros!
¿Alcanza a tener usted una idea de lo que esta cifra
significa?
USTED INTERCAMBIA CON EL PLANETA
7.560 LITROS DE AIRE POR DIA
Ahora quisiera ir un poco más lejos todavía, desarrollando
el concepto de…
INTERDEPENDENCIA
Anteriormente dije que una molécula de dióxido de
carbono que había formado parte de una célula suya (supongamos una célula
hepática), en algún momento es exhalada por usted y pasa a integrar el aire
ambiental.
Si usted estuviera en la misma habitación que yo,
¡PODRIA YO EXHALARLA!
Si la inhalo, ¡ésta molécula ahora pasa a ser PARTE
MIA! (tal vez formando parte de una molécula de bicarbonato o integrando una
molécula intracelular). El circuito se completa en forma perfecta si en la
habitación existe una planta, ya que ésta toma el dióxido de carbono y, a
través de la fotosíntesis, produce energía para sí y al mismo tiempo elimina
oxígeno que es incorporado por mí.
Lo que hace tan sólo 5 minutos era parte de una célula hepática suya, ¡ahora tal vez sea parte de una célula renal mía!
La conclusión
de esto es obvia:
TODOS ESTAMOS
INTERCONECTADOS
Por lo tanto:
TODOS
NOSOTROS INTERDEPENDEMOS
Si…
UNA PARTE DE
SU CUERPO
AHORA ES
PARTE DEL MIO…
LA SEPARATIVIDAD NO EXISTE
La creencia de la separatividad (tan arraigada en la humanidad) es refutada con cada respiración
de cada humano sobre el planeta.
El concepto
de UNIDAD de las filosofías orientales, en el que todo pertenece al TODO y es
indivisible, encuentra una demostración en cada molécula que integra nuestro
cuerpo físico.
Además, este
concepto de UNIDAD se comprueba no sólo en el momento presente, sino que
también abarca la…
UNIDAD E
INTEDEPENDENCIA
EN EL TIEMPO
¿Le resulta
difícil de comprender?
Veamos.
Nuestro planeta
siempre ha tenido la misma composición química. Es decir que siempre ha tenido
la misma cantidad de sodio, de potasio, de magnesio, de calcio, de cloro, etc.,
etc.
A lo largo de
las edades, TODOS los seres que han venido al planeta (incluídos los animales y
vegetales) le han <pedido prestada materia al planeta>. Es decir que para
venir a la vida, han tenido que tomar materia del planeta con el fin de formar
sus cuerpos.
Entonces, el
planeta le presta a un ser, por ejemplo, una diezmilmillonésima parte de su
cantidad total de sodio (éste no es un dato exacto, sino que es figurativo).
Durante su
vida, este ser utiliza el sodio hasta que, en el momento de su muerte, <se
le devuelve> al planeta este sodio (al desintegrarse el cuerpo, se
descompone en sus partes elementales). De esta manera, este sodio volvió al
planeta, retornó a su origen.
A la Tierra
han venido ya miles de millones de seres humanos a lo largo de las edades (sin
contar animales ni vegetales que también utilizan materia planetaria).
Si cada uno
de estos seres humanos se hubiera llevado consigo su materia, hoy no quedaría
del planeta ni una mota de polvo.
Seguramente
usted, amigo lector, ya estará llegando a esta conclusión que sigue:
¡NOSOTROS
VAMOS COMPARTIENDO
LA MISMA
MATERIA
A LO LARGO DEL
TIEMPO!
Esto quiere
decir que, por ejemplo, una molécula de potasio que perteneció a Cleopatra
(supongamos de una célula intestinal), ¡ahora tal vez esté formando parte de
una célula muscular suya!
Tal vez
alguna de las muchas moléculas de calcio que usted moviliza en las células
musculares de sus ojos para leer esto, haya sido la misma que utilizó Napoleón
para mover un dedo dando instrucciones en la batalla de Waterloo.
¿Se da cuenta
ahora por qué hablo de la UNIDAD A TRAVES DEL TIEMPO?
VIVIMOS
INTERCONECTADOS.
ESTAMOS
UNIDOS DESDE LO FISICO.
EL LIMITE ES UNA ILUSION
Nosotros no
somos iguales a lo que éramos ayer, y muchísimo menos a lo que éramos hace
siete años
¡No existe n
siquiera una sola molécula de nuestro cuerpo que tenga más de siete años!
NADA en
nosotros ahora, es lo mismo que hace siete años atrás.
Yo sé que
usted se preguntará qué pasa con las neuronas, porque siempre se dijo que eran
las únicas células del cuerpo que no se reemplazaban ya que no morían..
Esto es muy
cierto. Pero la respuesta es muy simple.
La neurona en
sí misma no muere como el resto de las células orgánicas, cuyo mecanismo de
renovación es muerte celular seguido de reemplazo por una célula nueva. La
neurona, en cambio, es permanente.
Supuestamente,
la neurona es la misma toda la vida, y no sufre ningún tipo de cambio hasta su
muerte.
Pero esto no
es así. Si bien la neurona en sí misma es permanente, lo que no permanece es el
conjunto de sus componentes, que sí sufren renovación constante.
Por ejemplo,
si una neurona tiene en su membrana una molécula proteica que debe ser
reemplazada, simplemente se reemplaza.
Sería algo
así como la remodelación de una casa, respetando todos los detalles originales
de la misma.
Si usted ve
la casa, ésta sigue estando aparentemente igual que en el momento de su
construcción, supongamos hace cien años.
Si la casa
fue remodelada en su totalidad, tal vez ninguno de sus ladrillos sea el mismo,
pero <la casa> sigue siendo la misma. …”
No cabe duda alguna de que el Dr. D' Ovidio nos plantea una "visión sobre la salud y la enfermedad, absolutamente sanadora". Si lo que han leído hasta aquí les ha parecido tan magnífico como me ha parecido a mi, imagínense cuán interesante podría resultarles la lectura completa del libro. En mi opinión, estamos frente a una "obra maravillosa; una "exhaustiva mirada a la esencia de todo Ser Humano"; un "verdadero despliegue de Sabiduría" sin par. Recomendada para todo tiempo y lugar.
Bendiciones.
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