Tiempo atrás, he compartido con todos ustedes
algunas consideraciones vertidas en el libro titulado “Perdón radical”, cuya autoría corresponde a Colin Tipping. Antes de continuar, me parece apropiado recordar (a quien ya lo conoce) o
informar (a quién aún no sabe de él) que Colin Tipping (como se explica en la
contratapa del libro): “es un reconocido
autor, docente y conferenciante de fama internacional. Nacido en Inglaterra,
emigró a Estados Unidos y allí fundó junto a su esposa el Instituto para la
Terapia del Perdón Radical y Coaching. Tipping es una autoridad en la
aplicación de la terapia del Perdón Radical y de la Manifestación Radical,
métodos enfocados a sanar y potenciar a las personas, las empresas, los pueblos
y las comunidades.”
Hoy, es mi deseo volver a compartir con todos
ustedes, más reflexiones -de este autor- que podrán encontrar en otra de sus
obras titulada “Manifestación radical” –
El arte de crear la vida que quieres. Llegué al conocimiento de esta
última, cuando “causalmente” me topé con ella al entrar en una librería con la intención de comprar un libro para regalar. Sin duda alguna -en mi opinión- se trata de una "verdadera joya bajo la forma de texto". Dicen que nada es casualidad: coincido plenamente.
Es tiempo entonces de pasar vista al capítulo
10, titulado “EL SABOTAJE” (Páginas
79 a 83) para tomar nota de que:
“Tenemos que recordarnos a menudo a nosotros
mismos que el universo es un lugar de abundancia infinita y que ser capaz de
manifestar no es nada extraordinario. Podemos estar seguros de ello sabiendo
que la física cuántica demuestra que es un fenómeno perfectamente natural.
Lo único que bloquea nuestra capacidad de manifestar
libremente es nuestro compromiso con un sistema de creencias que duda de que
sea así.
Para demostrarnos a nosotros mismos que tenemos razón,
nos las arreglamos subconscientemente para sabotear nuestra habilidad para
manifestar. A continuación encontraras variantes de cómo lo hacemos a las que te
interesa prestar atención.
1. Obsesionarse con B
y perderse C
Como hemos tratado en el capítulo anterior, el
propósito real de ponernos una meta (B) es la ocasión de avanzar desde A y
estar en movimiento el tiempo suficiente para encontrarse con C. Sin embargo,
podemos empeñarnos tanto en llegar a B que no percibamos C. Mientras B es
energía bruta y quizás ya tiene forma tangible, C es normalmente más sutil,
latente y a veces tan sólo un potencial. Si nos obsesionamos con B, no veremos
las sutiles señales y los mensajes que C utiliza para llamar nuestra atención y
entonces nos perderemos la oportunidad que entraña, o fallaremos en generar la
intención y en darle forma.
Por lo tanto, mantente alerta a las sutiles señales y
a los mensajes que parecen llegar desde un ángulo aproximado de 90º y
verifícalos para ver si tienen sentido. Por supuesto, hazlo con discernimiento
e incluso escepticismo para no acabar viendo señales hasta en las cosas más
insignificantes. Un buen indicio es cuando algo ocurre tres veces y sientes que
tu conexión con esos acontecimientos es demasiado evidente como para ser
ignorada. Entonces te conviene prestarles mayor atención.
2. Ir en la dirección
de B con tibieza
El lado opuesto de la moneda es ser tibio en el deseo
de alcanzar (B). Si invertimos poca energía en este recorrido, entonces no
habrá mucha energía disponible para crear (C). Tenemos que proporcionar materia
al Espíritu con la que pueda trabajar. Dedica el 100 por 100 de intención en
crear (B) y al mismo tiempo permanece abierto a lo que podría abrirse camino
desde un lateral.
3. Acobardarse
El hecho
de haber vivido toda tu vida creyendo en un paradigma que no sólo funcionó sino
que además parecía obviamente cierto, hace que te sea muy difícil confiar en un
paradigma totalmente distinto que por el momento tu propia experiencia no
avala. Ni qué decir del hecho que desde la mente parece a todas luces
descabellado y ridículo. Por eso no sorprende que en el momento de la verdad,
volvamos a lo seguro y familiar y a la vieja manera de pensar. Seamos honestos,
nuestra confianza en la idea de que exista un universo pletórico es muy frágil
y, como vimos al final del anterior capítulo, no somos capaces de soltar
nuestro apego a recibir las cosas de cierta manera.
Jerry
Stocking es un mentor espiritual y el autor de un libro titulado How to Win by Quinting (<Cómo ganar
soltando> - N. de la T. -) donde afirma que si tienes el trabajo equivocado
y no eres feliz, entonces déjalo. Y su mensaje esencial es <déjalo antes de
tener otro>. Su idea es que si buscas un nuevo trabajo sin antes dejar el
antiguo, no estás dando a la Vida (al Espíritu) la oportunidad de concederte
todo lo que tu imaginación no alcanza a concebir. En otras palabras, suelta
todo apego a cómo se va a presentar y suelta la necesidad de controlar tu vida.
Esto requiere un tremendo acto de fe, de confianza y mucho valor espiritual.
Frente a
este tipo de desafío, damos a continuación ejemplos del tipo de cosas que
hacemos para volver a la seguridad y la familiaridad del viejo paradigma y así
saboteamos cualquier posibilidad de manifestar nada.
a) Reducir las expectativas
Haciendo
esto reduzco mi apuesta. Si mantengo unas débiles expectativas sobre la
probabilidad de que se manifieste lo que he pedido, entonces reduzco mi
decepción y no me sentiré molesto si no ocurre. Esto se confunde a menudo con
el desapego, sin embargo es bastante diferente. Es más acorde con resignarse o
intentarlo tibiamente. Esto en lugar de atraer lo que pedimos lo repele.
Resignarnos a la posibilidad de no lograrlo destruye completamente cualquier
intención.
b) Perder la paciencia y recuperar el control
A causa
de nuestra falta de confianza, tenemos tendencia a mantener la entrega un corto
período de tiempo. Si no conseguimos lo que queremos dentro del margen de
tiempo que hemos previsto al expresar nuestra intención, tenemos tendencia a
asumir que el universo no estaba escuchando, que no oyó bien o se ha
equivocado.
El peor
escenario es retomar el control y asumir la responsabilidad de hacerlo ocurrir.
Pero incluso si no hacemos esto, tan sólo el hecho de tener esa duda pone la
zancadilla al proceso. La entrega es entrega. No hay vuelta atrás.
c) Crear escenarios basados en el miedo del
tipo <¿Y si…?>
<¿Y
si dimito y nada aparece?> <¿Y si consigo algo y no me gusta?> <¿Y
si con el desapego pierdo mi voluntad, me vuelvo perezoso y apático con la
vida?> <¿Y si no percibo las señales?>
Todas
esas historias <¿Y si…?> están enraizadas en el miedo de perder el
control, un tema grave para muchas personas. Asimilan desapego con perder el
control. El hecho es que nunca han estado conscientemente al control en primera
línea. Su Yo Superior siempre ha sido quien ha orquestado las cosas. El caso es
que si nos quitamos de en medio y dejamos a nuestro Yo Superior hacer el
trabajo, todo funciona mucho mejor.
Abraham
y Hicks, en su libro Ask and It Is Given: Learning to
Manifest Your Desires (<Pide y se te dará:
aprendiendo a manifestar tus deseos> - N. de la T. -), recomienda un sistema
muy útil de uso diario a fin de desarrollar la actitud correcta en esta
materia. Lo llaman el place-mat (es lenguaje urbano, entre otras cosas significa
posavasos, un lugar donde poner cosas - N. de la T. -) y es esencialmente una
lista de cosas por hacer.
Sin
embargo, no es la línea de siempre al estar dividido en dos columnas. En un
lado está lo que quieres que Dios haga y en el otro es lo que tienes que hacer
tú. Das a Dios (tu Yo Superior) todas las tareas importantes mientras tú te
encargas de lo que tienes delante.
Lista de tareas
Tareas mías Tareas de Dios
1. Sacar la
basura.
1. Encuéntrame mi socio ideal.
2. Hacer la lista de
lo que quiero en un 2. Haz las
conexiones pertinentes
nuevo socio.
para que resulte útil a los demás.
3. Leer y contestar e-mails. 3. Gestiona los
detalles importantes
4. Planificar mi
reunión de junta para de la reunión de junta para que el
mañana que se prevé tormentosa. resultado sea el óptimo y el
mejor
para cada uno.
De esta
manera solucionas lo que toca en términos de vida humana diaria en el mundo,
pero lo haces todo sabiendo que los detalles importantes son cosa del universo.
Tu parte es relativamente pequeña, pero como de ahora en adelante dejas todo lo
importante e imposible de conocer en manos de tu Yo Superior, tu contribución a
la posibilidad de un buen resultado se vuelve enorme, a menudo muchas veces
mayor que si hubieses intentado gestionarlo todo tú sólo. En este sentido, tu
verdadero poder es directamente proporcional a tu disposición a entregar el
control al universo y confiar en el proceso.
d) Bajar tus vibraciones
Cuando
tus vibraciones son altas, tienes el poder de atraer todo lo que quieras a
voluntad desde el orden implícito. Cuando tu campo energético se encuentra
contaminado por patrones tóxicos que reducen tu vibración, es mucho más
difícil, si no imposible, hacer lo mismo. A continuación indicamos cómo
estarías inconscientemente bajando tu vibración a fin de sabotearte a ti mismo.
I. Hablando con las personas equivocadas
Si
compartes tus sueños con escépticos y personas que aún están comprometidas con
el viejo paradigma, no te extrañe que tus sueños no se manifiesten. Su
incredulidad es muy contagiosa. Incluso si no están diciendo nada negativo, su
energía dañará seriamente tu intencionalidad.
En este
sentido, incluso tus mejores amigos pueden llegar a ser tus peores enemigos.
Esto lo descubrí a principios de los noventa, cuando me encontraba batallando
con serios temas económicos. En aquella época frecuentaba gente maravillosa tan
interesada como yo en crear su propia realidad, pero igualmente trabada en
relación con la prosperidad.
Un día
caímos en la cuenta de que quizás estábamos apoyándonos unos a otros en seguir
trabados. Observándonos nos dimos cuenta de que si cualquiera de nosotros
parecía progresar, sentíamos un pellizco de celos o envidia. Entonces emergía
un pensamiento: <Si él sale adelante, esto significa que yo me quedo atrás y
aislado con mi falta de éxito>. Aunque decíamos que estábamos contentos por
él y que apoyábamos sus progresos, nuestra energía indicaba lo contrario. Lo
que realmente queríamos era que todos los del grupo siguieran donde estaban
para poder lamentarnos indefinidamente de nuestra mala suerte. Nos volvimos
expertos en eso.
Al final
nuestra solución fue organizar un retiro en las montañas con todo el grupo. La
intención era encontrar la forma de superar los miedos y los temas que nos
llevaban a querer seguir limitados. El primer día y medio fue difícil y
surgieron muchas cosas desagradables hasta que finalmente alguien se volvió
auténtico y empezó a compartir desde el corazón. Esto llevó a todos a la
entrega y a soltar. Después de este retiro, todos los integrantes del grupo
empezaron a manifestar grandes oportunidades y progresaron en sus vidas. El sabotaje
de grupo por fin se había acabado.
II. Negando tus emociones
En la
historia anterior, el avance se produjo en dos puntos importantes. El primero
fue cuando tomamos conciencia de nuestros auténticos sentimientos de celos,
envidia y miedo en cuanto uno de nosotros parecía generar éxito. El segundo
vino cuando empezamos a compartir esos sentimientos y exploramos qué encubrían.
Sigue
tus sentimientos. Te proporcionan una excelente retroalimentación y te llevarán
a detectar creencias negativas profundas, como <No merezco prosperidad>,
o <No valgo nada>, etc., que de otra manera seguirían limitándote.
III. Negando tus dudas
El mayor
impedimento para manifestar tus sueños es tu propia duda. Sin embargo, superar
las dudas exige primero reconocerlas, aceptarlas y estar presentes a ellas.
Sólo entonces podemos soltarlas. El antídoto de la duda es la experiencia del
éxito, incluso si sólo va llegando a través de pequeños y crecientes pasos. (Veáse capítulo siguiente).
IV. Aferrándose al pasado
Nada
rebaja más tus vibraciones que negarte a soltar tu historia de víctima acerca
de cosas que ocurrieron en el pasado y por las que guardas resentimiento,
pesar, decepción, ira, duelo, etc. Uno de los principales temas del presente
libro y del programa Radical Empowerment (no disponible en español pero accesible desde la
Manifestación radical - N. de la T. -), es empezar por el Perdón radical que te lleva a
transformar totalmente tu historia de víctima al estar dispuesto a reconocer la
perfección en lo que ocurrió y darte cuenta de que no hay nada que perdonar….”
Lo que acabo de compartirles a mi me ha
parecido “simple y sencillamente ¡magnífico!” ... Y a ustedes, ¿qué les parece? …
Bendiciones.
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