viernes, 26 de octubre de 2012

Lila: el color del Alma ...


En esta oportunidad, quiero compartir con ustedes algunos pasajes más del libro “El alma del liderazgo” de ese “gran maestro de la Humanidad” llamado Deepak Chopra (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano). Teniendo muy en clara su misión que -como él mismo la define en la página 36 del mencionado libro- es la de “servir”, una vez más no escatima en su tarea de transmitirnos -merced a sus escritos-, toda la sabiduría que ha podido conquistar a través de los años y siempre a los fines de seguir cumpliendo -al pie de la letra- con su misión.

A modo de índice, los remito a la página 150 para aquellos que quieran saber, entre otras opciones posibles:

“... QUE HACER HOY
El poder se convierte en un problema cuando el ego trata de coparlo. Debes darte cuenta de que el poder no tiene que ver con ‘yo’, ‘mi’ y ‘mío’. Cultiva el desapego en tu rol como líder. La gente confunde la sensación de emoción adrenalínica con ser poderoso, pero el poder derivado del alma es una combinación de quietud y dinamismo. Nunca se agota, aunque la emoción haya pasado. En el desapego puedes experimentar el influjo del poder sin perderte en él. Puedes enfrentar cada situación con la sensación de que todo lo que quieres se encuentra ya dentro de ti: un estado relajado, seguro, un lugar de poder.
Hoy puedes comenzar a practicar el desapego mientras aún estás completamente involucrado -en eso consiste el truco, pues, si no estás involucrado, el frío desapego se parece más a la indiferencia. Existe un modelo de desapego que nos viene naturalmente y que es opuesto a la indiferencia: el juego. Cuando ves jugar a un niño, está completamente concentrado e involucrado. El juego nos consume. Las distracciones no son un problema. El niño no tiene preocupaciones y está lleno de energía siempre y cuando el juego no se torne serio y se trate de una cuestión de ganar o perder. El siguiente ejercicio puede ayudarte a acceder a este estado lúdico siendo adulto.
Cuando te despiertes por la mañana, bríndate diez minutos acostado en la cama y con los ojos cerrados. Visualiza el día que tienes por delante. Ve los momentos críticos en que deberás tomar decisiones importantes o hacer elecciones críticas. Ve estas situaciones dando los mejores resultados posibles. No te limites a un escenario fijo, sólo deja que tu mente juegue con las posibilidades. Una vez que te sientas feliz con una escena, regresa y vuélvela a mirar pero desde otra perspectiva. Mira cómo vuelven a salir bien las cosas, pero por vías completamente diferentes. Repite el proceso dos o tres veces, jugando con suficientes posibilidades y sin atascarte con ninguna: debes estar tan cómodo como te sea posible con cualquier cosa que tu alma te traiga.
Cuando termines, deja a un lado tus visualizaciones y enfrenta el día con una mentalidad abierta.
Este ejercicio se trata de la lila (*) o el ‘sentido lúdico de la creación’, como se conoce en sánscrito. Lila (*) es la manera en que el alma opera al disfrutar el desenvolvimiento de cada instante y convertir ‘lo que es’ en ‘lo que será’ sin seguir una línea recta o curso predecible, sino dejando que cada elemento aporte algo nuevo. Lila (*) es tu estado natural. Y lo abandonas cuando sucede cualquiera de las siguientes cosas:
·         Cuando tu ego está involucrado en ganar(*)
·         Cuando odias perder(*)
·         Cuando tienes que controlar(*)
·         Cuando tienes que estar en lo correcto(*)
·         Cuando te sientes tenso e incómodo(*)
·         Cuando el estrés te domina(*)
·         Cuando las cosas son demasiado serias(*)
·         Cuando nada te divierte(*)
Para jugar de verdad, debes estar consciente de estas señales de advertencia y hacer algo al respecto. Toda situación es diferente, pero la situación del juego puede siempre recapturarse si se escucha al propio interior y se respeta la verdad de que la creatividad ha de ser espontánea, sin preocupaciones. No hablo de forzar alegría o picardía, ni de convertir todo en un juego. Todos sabemos lo que significa ser inocentes y despreocupados, un estado que el alma nunca deja atrás. Estamos ante la alegría lúdica del espíritu.
Si das continuidad al ejercicio que acabo de describir, estarás menos atascado en la necesidad de controlar, y los mejores desenlaces posibles no serán tan estrechos. Cada día es un mundo nuevo, pero lo habitamos como si fuéramos personas que no saben renovarse. El desapego en su forma más pura, es el deseo de renovarte al dejar ir los viejos condicionamientos. En una apertura completa, permites que un aire nuevo te renueve, y luego te tornas tan juguetón como la creación misma. ...”

(*) el resaltado es de mi autoría

Antes de finalizar este compartir quiero dar:
1.      Gracias a la Vida que nos ha dado tanto.
2.      Gracias al Universo (o a Dios) que nos ha creado.
3.      Gracias a Deepak por existir.
4.      Gracias a todos y a todo.


Bendiciones.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Sobre "debilidades y manipulaciones" (segunda parte) ...


Continuando con mi incursión en el tema de los abusos, les acerco a ustedes los últimos fragmentos que he decido extraer del libro “El abuso de debilidad” – Y otras manipulaciones de la genial autora y experta en la materia, Marie-France Irigoyen (psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta de familia especializada en la terapia del acoso moral o acoso psicológico. Tras centrar su investigación en todas las formas de violencia: familiar, perversa y sexual, decidió formarse en Victimología en Estados Unidos. En 1998 publicó en Francia El acoso moral, que pronto se convirtió en bestseller mundial. Es también autora de Las nuevas soledades, Mujeres maltratadas y El acoso moral en el trabajo).

“... La desresponsabilización. Cuando un manipulador/tramposo es desenmascarado, hemos visto que la solución que adopta es hacerse la víctima. Primero, la negación: <Yo no he dicho (o hecho) jamás eso>; luego, la indignación: <¿Cómo pueden decir eso de mi? ¡Los que me conocen saben muy bien que es falso!>. Después invocan la discriminación: <Es por mi origen social, es porque soy mujer/negro/judío...>. Y finalmente acusan: <Es un montaje, una intriga, un complot>. ... Culpar a los demás de las propias debilidades, atribuir la propia desgracia a la actitud injusta del otro es una manera de protegerse cuando la autoestima es frágil. Eso cada vez se practica más. Como psiquiatra, recibo a veces a personas que no vienen para interrogarse sobre ellas mismas, sino únicamente para que se les reconozca su posición de víctimas. ...

... El cambio de valores. Los valores actuales han cambiado. Se prioriza la vía rápida, que consiste en avanzar mucho más con la picaresca que con el esfuerzo, con la trampa que con el trabajo. ... En lugar de construirse un pensamiento propio, todos zapean entre las ideas de los demás. ... Nuestro mundo se ha endurecido. Tanto en los comportamientos profesionales como políticos, la bondad ya no se lleva, y hasta resulta sospechosa, se la asimila a la blandura. Lo que la ha sustituido es la obsesión por eliminar a la competencia, la necesidad de ser feroz, de no regalar nada. Hay estudios que han revelado que los que más poder tienen para hacer daño son los que más se promocionan. La naturaleza humana es así. ...

... ¿Por qué lo aceptamos?. ¿Se ha vuelto el ciudadano especialmente ingenuo o es que la presión social lo ha desengañado y lo ha hecho apático y pasivo? ... A través de los sondeos, es posible detectar nuestros deseos más profundos, nuestras debilidades ocultas, lo que luego permite apelar a nuestros puntos más vulnerables. ... Se trata por supuesto de una dominación suave, pero que, sin embargo, nos tiene sojuzgados. ... Hay que estar en forma, ser feliz, realizarse, ser eficiente. Se exalta la autogestión, la obligación de ser emprendedores de nosotros mismos. Esto agota a los individuos y les provoca esas patologías de la insuficiencia tan bien descritas por Ehrenberg. Tanto en el trabajo como en la familia o en la vida social, la gente teme <no dar en la talla> o <no estar a la altura>, y cuando vienen a la consulta es para pedir una píldora que les dé seguridad. ... De ahí que para tener el perfil requerido y evitar la exclusión haya que fingir, parecer dinámico, disimular el cansancio y la lasitud. De esta forma desarrollamos un falso self (*) adaptativo, que nos aleja de nuestros verdaderos sentimientos internos y nos sume en una existencia desprovista de autenticidad. Frente a tantas presiones y solicitaciones, tendemos a capitular, a aceptarlo todo, a renunciar a ser dueños de nuestro destino. ... <Cualquier sentido vale más que ningún sentido en absoluto>, escribía Nietzche. ... ¿Cómo discriminar entonces entre la información y la intoxicación?. ...

... La pérdida de los límites. En nuestra sociedad narcisista, ya no hay límites a los deseos y por tanto ya no hay nada que desear. Todo parece posible y da la impresión de que todo nos es debido. Hemos perdido el sentido de lo prohibido y de la renuncia pulsional. Este importante cambio ha afectado a la psicopatología de los individuos, que jamás se han sentido tan decepcionados y tan desencantados y que buscan desesperadamente la forma de aumentar su autoestima. ¿Acaso no era este atentado contra los límites lo que presentían los psicoanalistas cuando empezaron a hablar de estado límite (*)? ... El estado límite es una organización de la personalidad que oscila entre unos aspectos neuróticos y unos aspectos psicóticos. Estos individuos alternan entre momentos en que están hiperadaptados, bien insertados en lo real, y momentos proyectivos en que esa misma realidad es deformada e interpretada de forma excesiva y desmedida. En otras palabras, el estado límite no es una estructura, sino un modo de funcionamiento que consiste en saltar de un lado a otro de la frontera. ... Este modo de funcionamiento, cada vez más extendido, traduce una inseguridad interna que hace a las personas vulnerables ante la manipulación y el abuso. ...
... Aunque sea una persona formada y culta, el individuo moderno, como se ha vuelto inseguro, es eminentemente influenciable. Quiere ser libre, pero precisamente esta sensación de que goza de libertad lo hace más manipulable. Deberá pues estar al acecho, no para desconfiar de todo y de todo el mundo, sino para preguntarse por los límites de lo que le parece aceptable. ¿Qué le conviene, qué rechaza? ...
... Los tiempos han cambiado, los excesos han provocado hastío, la inseguridad se ha instalado junto con la crisis económica y financiera, el miedo a las catástrofes, a las epidemias, a los riesgos medioambientales. Tras la euforia de la liberalización ha llegado el desencanto. Nuestros contemporáneos han perdido su espontaneidad. Se han vuelto desconfiados, se repliegan en sí mismos, ya no se ilusionan con los discursos políticos. Tienen la sensación de haber sido engañados. Los que inicialmente se dejaron fascinar por la vida de placer y lujo de algunos personajes mediáticos tal vez han comprendido que se había llegado demasiado lejos. ... Pero ¡cuidado!, la actual inflación del derecho no debe sustituir a un control interno ...”


(*) el resaltado es de mi autoría

Antes de finalizar este compartir, quiero invitarlos -una vez más- a que se acerquen a la bibliografía de Marie-France Irigoyen, y así puedan disfrutar de su experiencia en el abordaje de un tema tan actual  como lo es el del “abuso”. Estoy convencida de que ningún lector quedará defraudado, luego de acceder a todo el caudal de conocimientos y experiencias que posee esta experta en la materia.

 
Bendiciones.



martes, 23 de octubre de 2012

Sobre "debilidades y manipulaciones" (primera parte) ...


En mi opinión, la “Humanidad” está transitando la antesala de una “crisis a gran escala y en todos los órdenes”. La “Humanidad” está atravesando el umbral que precede al “salto cuántico” que le permitirá, una vez más, seguir su camino de evolución. Y es entonces cuando la “degradación” se presenta para dar paso a “un mayor nivel de conciencia”, a “una mayor expansión del SER”, a “un re-encuentro con nuestra verdadera y auténtica esencia”, a “un re-conocernos como aquello que siempre fuimos, somos y seremos”: “Seres espirituales viviendo una experiencia humana y no seres humanos viviendo una experiencia espitirual” (en palabras de Teilhard de Chardin).

Es por ello que los tiempos que corren, nos encuentran presenciando todo tipo de abusos. Al respecto, me parece oportuno acercarles algunos fragmentos extraídos del libro “El abuso de debilidad” – Y otras manipulaciones de la genial autora y experta en la materia, Marie-France Irigoyen (psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta de familia especializada en la terapia del acoso moral o acoso psicológico. Tras centrar su investigación en todas las formas de violencia: familiar, perversa y sexual, decidió formarse en Victimología en Estados Unidos. En 1998 publicó en Francia El acoso moral, que pronto se convirtió en bestseller mundial. Es también autora de Las nuevas soledades, Mujeres maltratadas y El acoso moral en el trabajo).

“ ... la autora analiza las situaciones en las que el individuo se aprovecha de una persona vulnerable o demasiado crédula. Un estafador que utiliza la debilidad de una mujer para que le de dinero; una anciana que convierte a un joven atento en su heredero; una esposa abandonada que persuade a sus hijos de que su padre no les quiere; un hombre rico y poderoso que fuerza una relación sexual con una subordinada y todos los chantajes afectivos que perturban nuestras vidas. ... Personas mayores, niños, adultos en situación de sometimiento psicológico: ¿dónde  comienza la influencia normal y sana, y dónde empieza la manipulación?. Basándose en su experiencia clínica, la autora esclarece el concepto de consentimiento y las derivaciones de conductas calificadas a menudo de “inapropiadas”; una palabra cuya imprecisión nos indica, tal vez, hasta que punto estamos indefensos ante la cuestión de los límites. ...”

“... A modo de conclusión. La sociedad facilitadora.
... Los aspectos que caracterizan a los perversos morales (megalomanía, seducción, mentiras y ausencia de escrúpulos) se han convertido en nuestra época en las cualidades que se requieren para <triunfar>, tanto en las empresas como en la política o en cualquier actividad social. ...

... la manipulación se ha profesionalizado y hay asesores que forman a los dirigentes y a los políticos para la seducción, las medias verdades e incluso las componendas con la moral. Saben pulir la apariencia de su cliente para hacerlo seductor, torcer los hechos para presentarlos desde una perspectiva favorable y poner en escena ciertos acontecimientos para influenciar a la opinión. También saben practicar la desinformación, desacreditar a los competidores o montar <casos> para hundir a un adversario. En el fondo, a partir de un individuo cualquiera, estos expertos en la manipulación y la estafa pueden construir un avatar adaptado a cada situación. ...

... La seducción y la manipulación. La seducción tanto interpersonal como social se ha convertido en la clave de todas las relaciones. ... Lo que importa es la apariencia, y en primer lugar la apariencia física. ... Ser seductor pasa por un porte seguro, un tono de voz y una serie de comportamientos no verbales, movimientos y utilización del espacio. ... Vivimos en un mundo de apariencias, donde importa poco lo que uno es o lo que uno hace; lo que cuenta es lo que se ve. Este culto de la imagen se ha extendido a todos los terrenos. En el mundo del trabajo, nos preocupamos mucho menos de las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones que de sus resultados inmediatos y aparentes. Ya no basta con trabajar y conseguir buenos resultados, hay que mostrarse, hacerse ver, tener una camarilla que te apoye. ... La seducción también pasa por el lenguaje. ...  se puede manipular al otro con palabras zalameras. ... Basta con envolver el mensaje en un lenguaje eufemístico y lenitivo, hablar de bienestar, de respeto y de tolerancia. ...

.... La mentira. Actualmente, la frontera entre mentira y realidad se ha difuminado. ... La mentira  se ha banalizado tanto que hay mentirosos reconocidos como tales que siguen expresándose en los medios o conservan su mandato político. ... Es la regla del juego en un mundo donde, para sobrevivir, hace falta el apoyo de una camarilla o de toda una corporación, y sobre todo <tener agarrado> al otro. Aunque prefiramos no verlo, el mundo de la empresa está contaminado por esa banalización de la mentira. ... Otro estudio de Dana Carney de la Columbia Business School afirma que las personas que tienen poder mienten mejor que el común de los mortales. El discurso del directivo es un ejemplo de esas medias verdades y otras componendas con la realidad. Quiere ser seductor de cara al candidato a ser contratado y en aras de la buena imagen exterior de la empresa, pero es sobre todo manipulador, y lo que intenta es dominar a los empleados para que obedezcan dócilmente. Ese discurso, de una aparente neutralidad y de una incontestable racionalidad, habla de valores nobles y universales como la integridad, la solidaridad y la convivencia, pero es perverso en el sentido de que instrumentaliza a las personas y prescinde de lo humano. ... La mentira es a veces más directa, como en esas empresas que con la excusa de la crisis económica despiden trabajadores a pesar de estar obteniendo excelentes resultados. ... En efecto, detrás de esa apariencia de atención y de empatía se trasluce a menudo un desprecio por el trabajador al que se culpabiliza y al que se rechaza si no se muestra sumiso. Así se crea una pantalla semántica para ocultar que se pide al trabajador más sumisión y obediencia que nunca. ...

... Falta de escrúpulos. La crisis económica ha permitido a los ciudadanos darse cuenta de la frecuencia con la cual los mercados financieros transgreden la ley. Se ha convertido casi en una norma. ...”

Desde mi punto de vista, una lectura altamente recomendada para quienes deseen incrementar su nivel de auto-conocimiento, a los fines de aventurarse en pos de lograr “una auténtica transformación personal que los impulse a ser portavoces de la Unidad”: aquella que formamos entre todos, aquella que nos congrega en “unión indisoluble con todo lo que existe, es decir, con el Universo mismo".


 Bendiciones.


jueves, 18 de octubre de 2012

Sócrates, Epicuro, Diógenes y Epícteto

En esta oportunidad quiero compartir con ustedes, algunos pasajes extraídos del libro “El camino de los sabios” – Filosofía para la vida cotidiana del destacado autor Walter Riso (cursó estudios universitarios de psicología, se especializó en terapia cognitiva y obtuvo una maestría en bioética; alterna el ejercicio de la cátedra universitaria con la publicación de textos científicos y de divulgación de diversos medios). Una vez más, y como nos tiene acostumbrados a quienes somos asiduos lectores de sus publicaciones, Walter nos deleita con reflexiones precisas, certeras e impregnadas de conciencia, producto de su amplia experiencia profesional y personal. Una lectura más que recomendada para todos aquellos que deseen -como puede leerse en la contratapa- “... aumentar nuestra calidad de vida y nuestro crecimiento personal...”.

(páginas 119-120) "...La sabiduría contagiosa ... la sabiduría silenciosa está presente en la mayoría de las enseñanzas de la filosofía antigua, y Sócrates, aunque se comunicaba verbalmente con los demás, no era la excepción. Su sola presencia imprimía en los que lo rodeaban, una curiosa forma de aprendizaje por contagio ... No hablamos de un culto a la personalidad, de una sumisión espiritual o intelectual, sino del método educativo más antiguo y eficaz: el ejemplo; se trata del modo de vida que se decanta por una observación participativa. ¿Cómo no admirar al buen maestro? El proceso de aprendizaje que proponía Sócrates partía de un acuerdo tácito con sus discípulos: una pedagogía sin el peso de la autoridad moral y sin la arrogancia del sabiondo. Pero había un ingrediente más: la pasión por lo que hacía, un sentido de vida manifiesto y coherente que se transmitía a quienes lo escuchaban. Intenta el siguiente experimento: sin violar su territorio, porque ésa no es la intención, acércate a una persona a quien respetes y admires por su sensatez o sabiduría. Trata de compartir su espacio sin otra pretensión que la de estar allí. No le preguntes nada, no intentes que te enseñe, nada de consejos. Sólo quédate allí unas horas o, si puedes, unos días. Mírala actuar, observa cómo se mueve, cómo piensa, cómo habla. Acompáñala en silencio, deja que su ser te impregne, que su amor te llegue. Después, vuelve a la rutina y sigue con tu vida, a ver qué pasa. Quizá, sólo quizá, comiences a sentirte un poco más tranquilo y tolerante, sin tantas preocupaciones. No esperes una revolución psicológica, sólo es un experimento, la oportunidad de recibir un aliento, un soplo del sosiego ajeno..."

(páginas 139-140) "...Epicuro afirmaba: <El sabio ni desea la vida ni rehúye el dejarla porque para él vivir ni es un mal ni lo considera que lo sea la muerte. Y así como entre los alimentos no escoge los más abundantes sino los más agradables, del mismo modo disfruta no del tiempo más largo, sino del más intenso placer>. En la mayoría de las culturas se defiende que los jóvenes tengan una buena vida y que los ancianos tengan una buena muerte, pero tal como sugiere Epicuro, no hay un tiempo para vivir y otro para morir. La edad cronológica nada tiene que ver con las ganas y la fuerza de querer realizarnos como personas, por eso hay ancianos y ancianas <juveniles> y chicas y chicos <avejentados> . No son los años pasados ni los bríos futuros los que justifican una vida o una muerte. Y en este punto creo que el misticismo puede tener razón: el gozo del presente vivido intensamente, seamos viejos o jóvenes, puede definir toda una existencia..."

(páginas 163-165) “...Diógenes pensaba que las bestias eran mucho más felices que los hombres ... Los animales servían como ejemplos para que el hombre pudiera recuperar su estado natural. El plan consistía en <apoyarse> en la naturaleza para después saltar a un hombre más sabio, libre y feliz ... La invitación cínica es a tener la naturaleza como guía y maestra para liberarnos un poco de la influencia del lado malo de la cultura. Cuando me encuentro con personas que alaban el avance tecnológico y promueven un culto a la civilización, suelo estar en desacuerdo. No niego que ahora vivimos más años, pero tengo mis dudas respecto a la mejoría que hayamos logrado en lo que respecta a nuestra calidad de vida. En realidad, no creo que nuestros antecesores lo pasaran tan mal ... Si pudieras elegir, ¿preferirías vivir cien años en la modernidad, agobiado por las prisas, el pago de la hipoteca, los seguros y la salud, o vivir cuarenta años y ser un recolector de bayas, no tener que pagar impuestos y sin tanta contaminación? Estoy de acuerdo en que a Diógenes le hubiera resultado difícil utilizar a un dinosaurio como modelo ético, pero tampoco se habría emocionado mucho con los Simpson...”

(páginas 190-193) “... Epícteto resumía así este punto: <Los hombres se ven perturbados no por las cosas, sino por las opiniones sobre las cosas...Así que, cuando suframos impedimentos o nos veamos perturbados o nos entristezcamos, no le echemos nunca la culpa a otro, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones>. Veamos algunos ejemplos de la vida cotidiana: * Dos personas de igual talla se pesan, y ambas descubren que han engordado tres kilos: una se deprime, es presa del pánico y corre hacia el nutricionista, mientras la otra se dice a sí misma, sin angustia: <Debo bajar de peso>, y empieza a ir al gimnasio. El hecho es el mismo, pero la interpretación y el significado que se da al sobrepeso es distinto. Probablemente, en el primer caso se trate de una persona que valora en exceso la delgadez y la considera un indicador de éxito social o de seguridad personal; para la segunda, la imagen corporal no es un problema. ... * A dos jóvenes no los invitan a una fiesta: el primero entra en una crisis existencial porque interpreta que no lo quieren y se autocompadece, mientras que el otro, tomando a Diógenes como modelo, se dice: <No saben lo que se pierden>, y sigue con su vida normal. Al primero se le acabó el mundo; el segundo se prepara para cosas mejores: <Habrá otras fiestas>. ...”


  
Bendiciones.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Al "carajo" o al "palo mayor" ...


Desde hace tiempo vengo escuchando por doquier, una expresión que -a simple escucha- podría ser calificada de inapropiada, tal vez, por algunas personas que han hecho de la formalidad, un cimiento para desarrollar su personalidad; siempre y cuando, su utilización, no se encuadre dentro del ámbito con el cual se la vincula, merced a su significado.

Particularmente, me incluyo dentro del grupo de personas que, poco o nada, han indagado sobre esta palabra pero cuyos oídos la escuchan habitualmente. Según dicen, “carajo” responde -en su acepción marítima- a la definición de “lugar elevado en un barco, generalmente en lo alto del palo mayor”; lugar éste desde el cual se logra la mejor vista. Hasta aquí, no me parece que dicho vocablo pueda llegar a constituirse en una expresión en la que necesite ahondar. Pero escuchando decir que allí mandaban a subirse a alguien cuando se encontraba castigado, exponiéndolo a los vientos, al frío, al calor y a los vaivenes propios de una embarcación, por encontrarse el “carajo” en el punto más alejado del centro de gravedad, entonces dicha palabra me invita a detenerme por un momento y a reflexionar acerca del sentido que tiene el castigo. En función de ello, algunas preguntas afloran en mi mente:
*     ¿qué misión cumple el castigo?
*     ¿redime o condena?
*    ¿quién resulta la víctima y quién el victimario?
*    ¿corrige solamente a la víctima o también encamina al victimario?
*    ¿qué lugar ocuparía la compasión frente al error?

Desde mi experiencia puedo asegurar que, sin dejar de reconocer la necesidad humana de reparación de un daño o perjuicio causado, la mejor vía para llegar a tomar conciencia, es la que transitamos al experimentar -en toda su plenitud- aquella situación o aquel hecho que imputamos a otro u otros. Cuando digo “plenitud” me refiero no sólo a la parte física, intelectual o psíquica sino (y principalmente) a la espiritual también. Es entonces en este punto, donde entiendo precisamente que el castigo se torna innecesario puesto que, al compartir -desde el Corazón- la misma experiencia con otro u otros, opera la redención completa de todo y todos los que se han visto involucrados en un hecho y/o situación determinada. Con ello -a  mi entender- tanto el uno como el otro (o las dos caras de la misma moneda) logran la “unidad perfecta”. Se redimen mutuamente. Si el castigo tiene como función la “redención del pecador” y la “reparación del daño” causado a la “víctima”, entonces nada mejor que “redimir y reparar desde la propia vivencia” que, en definitiva, no es otra cosa que tomar conciencia de que “somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y no seres humanos viviendo una experiencia espiritual” (como afirmaba Teilhard de Chardin).

Dejando ya de lado el “carajo” y continuando con el lenguaje marítimo,  me parece oportuno referirme ahora al “palo mayor”, cuya definición nos remite a la idea de un “palo (el más alto) de un buque y que sirve de sostén a la vela principal”. Esto viene a recordarme una expresión que solía utilizar con cierta frecuencia -y obviamente en broma- un jefe que supe tener años atrás, cuando una compañera de trabajo cometía algún error: “...te voy a colgar del palo mayor...”. Y aquí es también donde acuden a mi mente, una serie de reflexiones a la luz de una comparación que me permite asemejar al “palo mayor” con aquello que cada uno de nosotros pueda considerar “su punto de referencia -el más elevado- y que sirve de sostén a toda su existencia; ese punto donde se sostiene la conciencia -la vela- que permite transitar el camino hacia el encuentro con nuestra verdadera esencia, con nuestro Yo Superior”. Entonces, me pregunto: ¿porqué utilizar ese “palo mayor” o “punto de referencia” para “castigar” cuando podemos emplearlo para la noble tarea de “sostener nuestro Corazón”, de “ ser una caricia para el Alma”? ¿Qué estamos esperando para ampliar nuestro nivel de conciencia (desplegar las velas) y encaminarnos hacia una Vida plena de autenticidad?. Bien vale la pena, sacar a la luz, colocar en “lo más alto de nuestro punto de referencia (sinónimo de palo mayor) todas nuestras capacidades, dones y talentos para ser puestos al servicio de toda la Humanidad”.

Antes de finalizar este compartir, quiero recordarles que: “de esta vida nadie sale vivo”. Los invito -por lo tanto- a que cada uno desde su lugar, se convierta en un manantial de oportunidades que les permita desarrollar el mayor potencial al que -como Seres Humanos- podemos acceder, en magnífica sintonía con todo lo que existe, con el Universo mismo y con nuestro verdadero y único “SER” ...



 
Bendiciones.