miércoles, 24 de octubre de 2012

Sobre "debilidades y manipulaciones" (segunda parte) ...


Continuando con mi incursión en el tema de los abusos, les acerco a ustedes los últimos fragmentos que he decido extraer del libro “El abuso de debilidad” – Y otras manipulaciones de la genial autora y experta en la materia, Marie-France Irigoyen (psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta de familia especializada en la terapia del acoso moral o acoso psicológico. Tras centrar su investigación en todas las formas de violencia: familiar, perversa y sexual, decidió formarse en Victimología en Estados Unidos. En 1998 publicó en Francia El acoso moral, que pronto se convirtió en bestseller mundial. Es también autora de Las nuevas soledades, Mujeres maltratadas y El acoso moral en el trabajo).

“... La desresponsabilización. Cuando un manipulador/tramposo es desenmascarado, hemos visto que la solución que adopta es hacerse la víctima. Primero, la negación: <Yo no he dicho (o hecho) jamás eso>; luego, la indignación: <¿Cómo pueden decir eso de mi? ¡Los que me conocen saben muy bien que es falso!>. Después invocan la discriminación: <Es por mi origen social, es porque soy mujer/negro/judío...>. Y finalmente acusan: <Es un montaje, una intriga, un complot>. ... Culpar a los demás de las propias debilidades, atribuir la propia desgracia a la actitud injusta del otro es una manera de protegerse cuando la autoestima es frágil. Eso cada vez se practica más. Como psiquiatra, recibo a veces a personas que no vienen para interrogarse sobre ellas mismas, sino únicamente para que se les reconozca su posición de víctimas. ...

... El cambio de valores. Los valores actuales han cambiado. Se prioriza la vía rápida, que consiste en avanzar mucho más con la picaresca que con el esfuerzo, con la trampa que con el trabajo. ... En lugar de construirse un pensamiento propio, todos zapean entre las ideas de los demás. ... Nuestro mundo se ha endurecido. Tanto en los comportamientos profesionales como políticos, la bondad ya no se lleva, y hasta resulta sospechosa, se la asimila a la blandura. Lo que la ha sustituido es la obsesión por eliminar a la competencia, la necesidad de ser feroz, de no regalar nada. Hay estudios que han revelado que los que más poder tienen para hacer daño son los que más se promocionan. La naturaleza humana es así. ...

... ¿Por qué lo aceptamos?. ¿Se ha vuelto el ciudadano especialmente ingenuo o es que la presión social lo ha desengañado y lo ha hecho apático y pasivo? ... A través de los sondeos, es posible detectar nuestros deseos más profundos, nuestras debilidades ocultas, lo que luego permite apelar a nuestros puntos más vulnerables. ... Se trata por supuesto de una dominación suave, pero que, sin embargo, nos tiene sojuzgados. ... Hay que estar en forma, ser feliz, realizarse, ser eficiente. Se exalta la autogestión, la obligación de ser emprendedores de nosotros mismos. Esto agota a los individuos y les provoca esas patologías de la insuficiencia tan bien descritas por Ehrenberg. Tanto en el trabajo como en la familia o en la vida social, la gente teme <no dar en la talla> o <no estar a la altura>, y cuando vienen a la consulta es para pedir una píldora que les dé seguridad. ... De ahí que para tener el perfil requerido y evitar la exclusión haya que fingir, parecer dinámico, disimular el cansancio y la lasitud. De esta forma desarrollamos un falso self (*) adaptativo, que nos aleja de nuestros verdaderos sentimientos internos y nos sume en una existencia desprovista de autenticidad. Frente a tantas presiones y solicitaciones, tendemos a capitular, a aceptarlo todo, a renunciar a ser dueños de nuestro destino. ... <Cualquier sentido vale más que ningún sentido en absoluto>, escribía Nietzche. ... ¿Cómo discriminar entonces entre la información y la intoxicación?. ...

... La pérdida de los límites. En nuestra sociedad narcisista, ya no hay límites a los deseos y por tanto ya no hay nada que desear. Todo parece posible y da la impresión de que todo nos es debido. Hemos perdido el sentido de lo prohibido y de la renuncia pulsional. Este importante cambio ha afectado a la psicopatología de los individuos, que jamás se han sentido tan decepcionados y tan desencantados y que buscan desesperadamente la forma de aumentar su autoestima. ¿Acaso no era este atentado contra los límites lo que presentían los psicoanalistas cuando empezaron a hablar de estado límite (*)? ... El estado límite es una organización de la personalidad que oscila entre unos aspectos neuróticos y unos aspectos psicóticos. Estos individuos alternan entre momentos en que están hiperadaptados, bien insertados en lo real, y momentos proyectivos en que esa misma realidad es deformada e interpretada de forma excesiva y desmedida. En otras palabras, el estado límite no es una estructura, sino un modo de funcionamiento que consiste en saltar de un lado a otro de la frontera. ... Este modo de funcionamiento, cada vez más extendido, traduce una inseguridad interna que hace a las personas vulnerables ante la manipulación y el abuso. ...
... Aunque sea una persona formada y culta, el individuo moderno, como se ha vuelto inseguro, es eminentemente influenciable. Quiere ser libre, pero precisamente esta sensación de que goza de libertad lo hace más manipulable. Deberá pues estar al acecho, no para desconfiar de todo y de todo el mundo, sino para preguntarse por los límites de lo que le parece aceptable. ¿Qué le conviene, qué rechaza? ...
... Los tiempos han cambiado, los excesos han provocado hastío, la inseguridad se ha instalado junto con la crisis económica y financiera, el miedo a las catástrofes, a las epidemias, a los riesgos medioambientales. Tras la euforia de la liberalización ha llegado el desencanto. Nuestros contemporáneos han perdido su espontaneidad. Se han vuelto desconfiados, se repliegan en sí mismos, ya no se ilusionan con los discursos políticos. Tienen la sensación de haber sido engañados. Los que inicialmente se dejaron fascinar por la vida de placer y lujo de algunos personajes mediáticos tal vez han comprendido que se había llegado demasiado lejos. ... Pero ¡cuidado!, la actual inflación del derecho no debe sustituir a un control interno ...”


(*) el resaltado es de mi autoría

Antes de finalizar este compartir, quiero invitarlos -una vez más- a que se acerquen a la bibliografía de Marie-France Irigoyen, y así puedan disfrutar de su experiencia en el abordaje de un tema tan actual  como lo es el del “abuso”. Estoy convencida de que ningún lector quedará defraudado, luego de acceder a todo el caudal de conocimientos y experiencias que posee esta experta en la materia.

 
Bendiciones.



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