miércoles, 28 de noviembre de 2012

Manipulación Control Negación ...

En esta ocasión, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones acerca de un tema tan afín a los seres humanos como es la manipulación, el control y la negación. En el libro titulado “El libro de los secretos” (el cual me encuentro leyendo) del genial Deepak Chopra (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano), este Maestro de Maestros, nos presenta una serie de herramientas con las cuales contamos y nos alecciona sobre la forma de utilizarlas, a los fines de transitar el camino del auto-conocimiento; camino que todo “Ser Humano” está invitado a recorrer si quiere llegar a vivir una VIDA PLENA (así con mayúsculas).

(páginas 104 a 107) “... No obstante, así es como la mayoría de las personas intenta domar a la mente. Reciben un mensaje que no les gusta y su reacción es una de estas tres:
Manipulación
Control
Negación
Si los analizas cuidadosamente, resulta claro que estos tres comportamientos se presentan después del hecho: consideran el desorden de la mente como causa de angustia, no como síntoma. Estas supuestas soluciones tienen terribles efectos negativos.
La manipulación (*) consiste en obtener lo que quieres ignorando o dañando los deseos de los demás. Los manipuladores utilizan el encanto personal, la persuasión, la coacción, las artimañas y la falsa información. La idea subyacente es: “Debo engañar a las personas para obtener lo que quiero”. Cuando están realmente inmersos en sus maniobras, los manipuladores incluso llegan a imaginar que están haciendo un favor a sus víctimas. Después de todo, ¿a quién no le gustaría ayudar a una persona tan divertida? Puedes descubrirte cayendo en este comportamiento cuando no escuchas a otras personas, ignoras lo que quieren y crees que tus deseos no tienen un costo para los demás. También hay señales externas. La presencia de un manipulador trae tensión, estrés, quejas y conflicto ante una situación. Algunas personas practican manipulaciones pasivas: montan escenarios del tipo “pobre de mi” para provocar lástima en los demás. O pueden buscar culpables haciéndoles pensar que lo que quieren está mal. La manipulación termina cuando dejas de asumir que tus deseos son lo más importante. Entonces puedes reconectarte con los demás y confiar en que sus deseos pueden coincidir con los tuyos. Cuando no hay manipulación, las personas sienten que lo que desean cuenta. Confían en que estás de su lado; no eres visto como actor o vendedor. Nadie se siente engañado.
El control (*) consiste en imponer tu manera de hacer las cosas a situaciones y personas. El control es la gran máscara de la inseguridad. Quienes utilizan este comportamiento sienten un miedo mortal a dejar a los demás ser como son, así que el controlador constantemente hace exigencias que mantienen a los demás fuera de equilibrio. La idea subyacente es: “Si siguen prestándome atención, no se irán”. Cuando te descubres urdiendo excusas para tu comportamiento y culpando a los demás, o cuando sientes que nadie te agradece o reconoce lo suficiente, la culpa no es de ellos: estás exhibiendo una necesidad de controlar. Las señales externas de este comportamiento provienen de quienes tratas de controlar: se sienten tensos y recelosos, se quejan de no ser escuchados, te llaman perfeccionista o jefe intransigente. El control empieza a capitular cuando aceptas que tu punto de vista no es necesariamente el correcto. Puedes detectar tu necesidad de controlar si adviertes cuando te quejas, culpas, insistes en que sólo tú tienes la razón y esgrimes una excusa tras otra para demostrar que estás libre de culpa. Una vez que dejas de controlarlas, las personas que te rodean empiezan a respirar con libertad, se relajan y se ríen, se sienten libres de ser quienes son sin esperar tu aprobación.
La negación (*) es rehuir el problema en lugar de enfrentarlo. Los psicólogos consideran a la negación el más infantil de los tres comportamientos, porque está íntimamente relacionado con la vulnerabilidad. La persona se siente incapaz de resolver problemas, como un niño. El temor está vinculado con la negación, al igual que una necesidad infantil de amor ante la inseguridad. La idea subyacente es: “No debo considerar lo que, por descontado, no puedo cambiar”. Puedes descubrirte practicando la negación cuando experimentas falta de concentración, fallos de memoria, postergación, renuencia a confrontar a quienes te dañan, fantasía, falsas esperanzas y confusión. La principal señal externa es que los demás no confían en ti o no te buscan cuando se requiere una solución. Al desconcentrarte, la negación te defiende con la ceguera. ¿Cómo se te podría acusar de fallar en algo que ni siquiera ves? La negación se supera enfrentando las verdades dolorosas. El primer paso es expresar cómo te sientes. Para la persona que presenta una profunda negación, los sentimientos que la hagan pensar que está insegura son, en general, los que debe enfrentar. La negación comienza a ceder cuando te sientes concentrado, alerta y dispuesto a participar a pesar de tus temores.
Cada uno de estos comportamientos intenta demostrar un imposible: la manipulación que puedes forzar a cualquiera a hacer lo que quieres; el control que nadie puede rechazarte a menos que tú lo dispongas; la negación que las cosas malas desaparecerán si no las ves. Lo cierto es que las demás personas pueden negarse a hacer lo que quieres, abandonarte sin una buena razón, y provocar problemas, los veas o no. Es imposible predecir durante cuánto tiempo seguiremos intentando demostrar lo contrario, pero sólo cuando admitimos la verdad, el comportamiento termina por completo. ...”

(*) el resaltado es de mi autoría.

“Humanidad” es símbolo de “Unidad”. Tomar “consciencia” de quienes somos verdaderamente abre todas las puertas, allana todos los caminos, atrae la abundancia; en definitiva: nos permite vivir el Paraíso en la Tierra ...


 Bendiciones.

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