sábado, 30 de marzo de 2013

La Pascua y La Resurrección ...


A poco de celebrar una nueva “Pascua de Resurrección” por parte de quienes comulgan con la Iglesia Católica y  -por ende- se reconocen Cristianos, me pareció oportuno acercarles un compartir que nos permita seguir creciendo y evolucionando como “Humanidad”; como la “Unidad de Seres Humanos” que somos y que peregrina, desde hace siglos, por este bendito planeta Tierra.

Sentí la inspiración, entonces, de elegir algunas reflexiones extraídas del libro titulado “La Resurrección de cada día” cuya autoría pertenece al padre Anselm Grün (nació en Alemania el 14.01.1945 y a los 19 años ingresó a la abadía benedictina de Münsterschwarzach; en 1977, luego de haber concluido sus doctorados en Psicología, Teología y Ciencias Empresariales, comenzó  a desempeñarse como prior en lo administrativo de su abadía. Es reconocido como uno de los autores de espiritualidad más fecundos y populares de nuestro tiempo). Espero que disfruten de su lectura, tanto como yo lo he hecho a medida que recorría las páginas de este libro que, desde hace tiempo y como otros tantos, forma parte integrante de los cimientos sobre los cuales se funda mi Fe.

“… En la Pascua dejamos nuestras lesiones atrás. Nos encaminamos hacia la vida que quiere brotar de nuestras heridas. Justamente hoy, cuando mucha gente sólo ahonda en las heridas del pasado, el camino de la resurrección nos enseña que la vida es más fuerte que toda lesión o impedimento. El camino de la resurrección es un camino de sanación. Es una praxis de vida. …”

“… También nosotros estamos tanto en la vida como en la muerte en manos de Dios. … La muerte no tiene poder definitivo sobre nosotros. … La muerte no es algo definitivo. Dios nos despertará del sueño de la muerte, para que podamos resucitar junto con Cristo a la vida eterna. … Pero ser despertado no se refiere sólo a la muerte al fin de nuestra vida. Ya aquí caemos una y otra vez en el letargo de la muerte. Muchas personas viven como dormidas. Viven en un mundo lleno de fantasías. Se hacen ilusiones. No están en contacto con la realidad. El sacerdote jesuita indio De Mello opina que la mística es un despertar a la realidad. Experimentar a Dios es despertar. La mística no habla sólo de los iluminados, quienes están completamente compenetrados con la Luz divina, sino también de aquellas personas que han despertado, que han revivido a través de su camino espiritual liberándose de las ilusiones que se han forjado de la vida. Han despertado porque han encontrado a Dios. Dios mismo los ha despertado, sacudido a la vigilia. A veces, este proceso del despertar es doloroso, tal como a veces nos resistimos a despertar y levantarnos por la mañana. Sería mucho más lindo continuar medio dormido, viviendo en un mundo de ensueños. … Creer en el despertar de Jesús significa pedirle a Dios que nos despierte de nuestro letargo, que nos abra los ojos para que podamos reconocer la realidad. Hay muchas formas de sueño de las cuales Dios nos despierta. Está el sueño de la seguridad. Nos acunamos en seguridad. Nos forjamos un preconcepto y no vemos que estamos en manos de Dios y no en las propias. Aquí el sueño es un escape de la realidad. Hay quienes se quedan dormidos cuando la situación les es adversa. Están constantemente cansados y huyen refugiándose en el sueño. No pueden resistir la realidad. …”

“… ¡Intenta recorrer despierto el transcurso de este día! ¡Obsérvate, mira cuándo huyes hacia las ilusiones, cuándo te refugias en el sueño! ¡Abre los ojos! ¡Mira la realidad, tal como es! ¡Despierta y levántate! ¡Vive atento, derecho, erguido! …”

Desde mi punto de vista, para poder vivir de acuerdo con las enseñazas de Jesús y con el modelo de Vida Cristiana que propone el Evangelio, es primordial estar dispuestos a dejarnos guiar y conducir por el Espíritu de Dios que mora en cada uno de nosotros, que mora en lo profundo de nuestro Corazón. Durante el tiempo litúrgico de la Pascua, se gesta -a mi entender- el ámbito propicio para que la “Luz Divina” que todos llevamos dentro, se transforme en antorcha encendida que ilumine nuestro camino y el de nuestros semejantes. Es preciso que brille en todo su esplendor para que la Humanidad entera regrese al Paraíso; al Edén que nunca hemos perdido porque ha estado, está y estará siempre junto a nosotros. Cuando hayamos encontrado la salida del laberinto de pasiones terrenales en el que nos hemos extraviado, regresaremos a él. Es hora de volver a casa; es hora de volver a mirar hacia dentro, de volver a re-conocernos como co-creadores de este maravilloso Universo, de re-encontrarnos con nuestro verdadero y auténtico SER. Todo es UNO. Todos somos UNO.


Sé Fiel …

Cuando tu Corazón llore amargamente sus dolores más hondos, Sé Fiel.
Cuando el peso de un cansancio inmenso abrume tu existencia, Sé Fiel.
Cuando sientas que todo tu ser desfallece y no te sea posible un paso más, Sé Fiel.
Cuando creas que nunca amanecerá en el gris oscuro de tu noche, Sé Fiel.
Cuando el abatimiento te hunda con sus garras seductoras en la nada, Sé Fiel.
Cuando el sinsentido te acose y las lágrimas diluyan tu horizonte, Sé Fiel.
Cuando la muerte de quien amas te arroje al mar de la desesperación, Sé Fiel.
Cuando el peso de lo injusto del poderoso te haga dudar de la justicia de Dios, Sé Fiel.
Cuando el temor y la desesperanza te lleven a desconfiar de la Providencia, Sé Fiel.
Porque en la donación extrema del que fue Fiel, en su entrega hasta el límite de canjear Su vida por la tuya, fuiste salvado para siempre.
Una promesa te quedó en herencia: que siendo Fiel hasta la muerte recibirás la Corona de la Vida.

Beatriz Carranza


¡Felíz Pascua de Resurrección!


Bendiciones.

domingo, 24 de marzo de 2013

La receta de la Felicidad al alcance de todos


Gracias a una de mis entrañables “hermanas del Corazón”, que en su tránsito por este bendito planeta Tierra ha recibido el nombre de Karina, he tenido acceso a la lectura del libro -que recibí como obsequio de su parte- titulado “La receta de la Felicidad” y cuya autoría corresponde al sabio Maestro Indio, Deepak Chopra (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano). Una vez más, Deepak vuelve a fascinarnos con su profunda espiritualidad y con su talento innato para traducir en palabras, experiencias que sólo pueden ser comprendidas en toda su dimensión, a través de la propia vivencia en el Espíritu: el único que nos define y nos otorga verdadera identidad.

En lo que Deepak ha dado en llamar la “Segunda Clave” – Descubre la verdadera autoestima (página 47 a 62) podemos leer que:

“La autoestima auténtica no tiene que ver con mejorar tu imagen pública. Esta depende de lo que otros piensan de ti. El ser auténtico está más allá de las imágenes. Su existencia ya no depende de las buenas o malas opiniones de los demás. Es intrépida. Su valía es infinita. Cuando cimientes tu identidad en tu ser verdadero, y no en tu imagen pública, hallarás una felicidad que nadie podrá arrebatarte.

… La felicidad es natural para la vida porque forma parte del ser. El conocimiento de nosotros mismos nos da acceso a la fuente de la felicidad. Sin embargo, la mayoría nos identificamos erróneamente con nuestra imagen pública. Dicha imagen se forma cuando nos identificamos con factores externos, personas, sucesos y situaciones, así como objetos. Por ejemplo, las personas persiguen el dinero creyendo que cuanto más tengan, más felices serán. Aunque todos hemos oído que el dinero no compra la felicidad, la ambición por el dinero no ha desaparecido, porque nos identificamos intensamente con cuánto dinero podemos ganar, cuán bueno es nuestro empleo y la clase de objetos que poseemos. Dinero, estatus, posesiones y la opinión de los demás influyen poderosamente en lo que creemos ser.

Por un lado buscamos la aprobación de los demás, porque nos hace sentir bien con nosotros mismos; por otro, tememos la desaprobación porque nos hace sentir mal. Esto supone una existencia centrada en los objetos; es decir, la identificación con los objetos externos. Lo opuesto a la existencia centrada en los objetos es la que se centra en el ser; es decir, la identificación con nuestro ser auténtico, una experiencia completamente interna. El ser auténtico tiene cinco atributos, los cuales no se originan en objetos o sucesos externos, ni en otras personas.

  1. El ser auténtico está conectado con todo lo que existe. (*)
  2. No tiene limitaciones. (*)
  3. Su creatividad es infinita. (*)
  4. Es intrépido y no teme a lo desconocido. (*)
  5. Su intención es poderosa y puede asegurar la sincronicidad (un acoplamiento perfecto de circunstancias externas que manifiestan la intención). (*)

Al cimentar nuestra identidad en el ser auténtico podemos desarrollar una vida de abundancia, alegría y realización. … En los ámbitos más profundos podemos manifestar nuestros deseos más íntimos. …

… Si no recordamos quiénes somos, no nos queda más remedio que recurrir a nuestro ego. La existencia centrada en los objetos genera identidad a partir de los acontecimientos y circunstancias de nuestro pasado, comenzando con el día en que nacimos. Si lo analizamos detenidamente, podemos ver que el ego es en realidad bastante inseguro. Es adicto a la aprobación, el control, la seguridad y el poder. No hay nada malo en estas cosas; el problema está en volvernos tan adictos a ellas que sin aprobación, control, seguridad y poder nos sintamos perdidos y atemorizados. Como en toda adicción, al principio resulta placentero que el ego lleve las riendas. <Tengo el control; los demás hacen lo que yo digo>. <Me siento seguro porque nadie se opone a mí>. <Soy poderoso porque los demás se sienten inferiores en mi presencia>. … Sin embargo el placer desaparece pronto, corroído por la duda y el temor. Aquellos a quienes controlamos y sometemos pueden hacer lo mismo con nosotros. Es muy fácil saber en qué medida te identificas con el ego. Este tiene las características opuestas a las del ser auténtico.

  1. El ego se siente aislado y solo. Para sentirse valioso necesita la legitimación externa. (*)
  2. El ego se siente limitado y atado. Si no ejerce poder y control sobre los demás, teme que su impotencia salga a la luz. (*)
  3. El ego prefiere la rutina y el hábito a la creatividad. Encuentra seguridad en hacer las cosas igual que ayer. (*)
  4. El ego teme lo desconocido más que ninguna otra cosa. Para él es un lugar oscuro y vacío. (*)
  5. El ego lucha por obtener lo que quiere. Da por hecho que sólo mediante la lucha puede satisfacer sus necesidades; esto refleja profundas carencias internas. (*)

Como puedes ver, para el ego todo gira en torno a la inseguridad. … El ser auténtico logra todo lo que el ego desea -paz, realización, alegría, una sensación de completa seguridad-, porque todas estas cualidades residen en el ser. … El ego nunca ha seguido el camino correcto. … La pregunta es cómo convencer al ego de su equivocación y, al mismo tiempo, terminar con el hábito que siempre nos lleva a identificarnos con los objetos externos.

Para empezar, toma conciencia de lo que estás haciendo. Casi todos buscan la aprobación de los demás repitiendo una pauta que se remonta a la infancia, cuando sentíamos que debíamos ganarnos el amor de nuestros padres. .Pero ahora somos adultos. Observa qué mal te sientes todavía ante un desaire insignificante; cuán herido te sientes cuando alguien a quien amas no te presta suficiente atención o parece distante. Toma conciencia de estos sentimientos habituales. … Una vez que abras la puerta a la conciencia, no combatas el miedo y la inseguridad que has liberado. La conciencia tiene el poder de sanar si simplemente observas y dejas que las cosas pasen. Si sufres un desaire y te sientes herido, mantén ese sentimiento y se disipará. … El ego sabe persuadirte sutilmente de que debes repetir hoy todas aquellas tácticas que ayer no dieron resultado. En vez de seguirle el juego, simplemente observa lo que sucede. … En vez de perseguir tu imagen ideal, ríndete a la simplicidad e inocencia del ser. Una vez que conoces quién eres en realidad, ser es suficiente. Ya no es necesario luchar. … La conciencia requiere práctica y paciencia. El fruto tarda en madurar antes de caer. … Pero piensa qué significa autorrealizarse. Una persona autorrealizada no necesita la aprobación de los demás y está más allá de las críticas y los halagos; alguien que no se siente superior ni inferior a nadie; alguien intrépido porque no está atado a la influencia de situaciones, circunstancias, sucesos o relaciones. …

... No debemos olvidar qué es real y qué es ilusorio:

  1. La abundancia es real. La carencia es ilusoria. (*)
  2. Ser bueno es real. Esforzarse para ser bueno es ilusión. (*)
  3. Rendirse es real. Aferrarse es ilusión. (*)
  4. Este momento es real. El pasado es ilusión. (*)
  5. Tú eres real. Quien crees que eres es ilusión. (*)

… Tú eres el único que puede determinar tu valía, y tu objetivo es encontrar valía infinita en tu ser, sin importar lo que piensen los demás. Este conocimiento da una gran libertad. …

Hay una grandeza natural en la inocencia y la simplicidad. Esta cualidad no puede fabricarse. Tu ser la irradia, y solo al descubrir tu ser verdadero podrás irradiar la belleza y la verdad innatas a la vida. …”


(*) el resaltado es de mi autoría.

Cuando se trata de hablar sobre Deepak y su extensa obra, no hay palabras que puedan describir tanto talento. Su sabiduría conmueve. ¡Gracias Maestro por existir!. Dios te ha bendecido y nos ha bendecido a nosotros también, al permitirnos participar del inmenso gozo que significa compartir parte de tu talento. Todos somos UNO. Todo es UNO.


Bendiciones.

Soledades antiguas, soledades modernas ...

A poco de comenzar a leer el libro “Las nuevas soledades” cuya autoría pertenece a Marie-France Hirigoyen (psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta familiar autora del libro titulado “El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana” quien también colabora con numerosas instituciones, participa en talleres de formación y ha formado parte de un grupo de estudio relativo al tema), me siento inspirada -como otras tantas veces- a compartir con ustedes, parte de los conceptos y reflexiones de esta genial especialista en la materia. Profunda en sus análisis, esta talentosa autoridad en el tema de las relaciones interpersonales, aporta una mirada fresca y desestructurada, al sumergirse -esta vez- en el laberíntico mundo de las relaciones entre hombres y mujeres.

A continuación, reproduzco partes del texto que puede leerse en la contratapa del libro:

“En todas las sociedades desarrolladas, la soledad se ha convertido en un fenómeno social de creciente importancia. Paradójicamente, las interacciones entre individuos son permanentes e incluso invasivas, pero una gran cantidad de personas experimenta un doloroso sentimiento de aislamiento. Y al mismo tiempo, muchas otras toman decisiones de vivir solas. En este libro, la psicóloga Marie-France Irigoyen muestra que esta realidad es fruto de una profunda mutación en las relaciones entre hombres y mujeres que aún no ha llegado a su fin. A pesar de que las mujeres han obtenido una nueva autonomía, tanto en el trabajo como en la sexualidad, su independencia todavía no se ha integrado plenamente en las mentalidades. De ahí la crisis de los papeles masculino y femenino y la precarización de los vínculos íntimos: un matrimonio de cada dos acaba en una ruptura, sobre todo por iniciativa de la mujer. Asimismo se comprueba un endurecimiento de las relaciones en la pareja. Y el sobreesfuerzo que requiere la relación amorosa va acompañado por una práctica creciente de la <pareja en contrato temporal>…”.

Y acto seguido, reproduzco parte del texto de la Introducción (páginas 11 a 15):

“… No cabe duda de que el incremento de la soledad constituye un fenómeno social que se desarrolla en todos los países ricos del planeta, especialmente en las grandes ciudades. Pero si la soledad forma parte de la historia de la humanidad, con el paso del tiempo ha experimentado una profunda transformación. Por exceso o por defecto, la relación con el otro se ha convertido en el tema de preocupación fundamental de nuestra época. ... Nos encontramos ante una paradoja: un mismo término remite al mismo tiempo al sufrimiento y a una aspiración de paz y libertad. Por un lado, se nos dice que la soledad es uno de los males de nuestro siglo y que hay que crear a cualquier precio vínculos y comunicación; y por otro, se nos predica la autonomía. No obstante, a pesar del individualismo de nuestros contemporáneos, la soledad sigue arrastrando una imagen negativa, que ignora la importancia de la interioridad. La mayoría de las veces, se considera que permanecer solo es una especie de consecuencia de un fracaso relacional, o si, produce la apariencia de una elección, se percibe como un camino garantizado al ascetismo y la desdicha. ...

... Aun cuando el celibato se ha puesto <de moda>, la pareja, oficial o no, sigue siendo la norma. Los medios de comunicación pregonan las <nuevas parejas>, el amor y las vías fáciles a la felicidad. Pero apenas hacen el recuento de frustraciones, porque los vínculos amorosos se han vuelto más complejos, y el número de separaciones y divorcios no deja de crecer. La autonomía de las mujeres ha implicado un cambio importante de las relaciones hombre/mujer y una precarización de los lazos íntimos y sociales. Actualmente, hombres y mujeres zigzaguean entre su necesidad de amor y su deseo de independencia.  ... El resultado es que la pareja tradicional desaparece y las nuevas parejas que ocupan su lugar son cada vez menos fusionales y cada vez más efímeras. ...

... Indudablemente, existe un aislamiento producido por la sociedad moderna. Pregonado como un valor supremo, el individualismo lleva consigo una inseguridad en todos los terrenos. La degradación de las condiciones de trabajo y el empobrecimiento de la vida social conducen a desconfiar de uno mismo y de los demás, a dudar antes de comprometerse. Nuestra sociedad centra a las personas en los éxitos materiales, la importancia del tener y del consumo. Pero la multiplicación de elecciones, la abundancia de la información y la obligación de la felicidad no consiguen llenar a los individuos que se muestran decepcionados, frustrados y desencantados.

Podría pensarse que Internet y las páginas de encuentros vendrían a paliar el déficit de vínculos. Pero también ahí el individuo se encuentra como uno entre una multitud de <mismos>, de los que le cuesta diferenciarse. Los encuentros permitidos por estas páginas a menudo son frustrantes, ya que los candidatos desconfían, dudan en comprometerse y experimentan en ocasiones el sentimiento de servir para usar y tirar. ...

... Inevitablemente, las nuevas generaciones de hombres y mujeres estarán cada vez más solas. Sin embargo, los vínculos sociales no desaparecen, únicamente se han transformado. Si la vida contemporánea, por la multiplicidad de las elecciones que propone, ha traído consigo un mayor aislamiento de las personas, asimismo ha abierto el acceso a otros tipos de encuentros que pueden conducir a vínculos diferentes. Nuevas formas de sociabilidad se han desarrollado para oponerse a la precariedad de nuestro mundo. Y la pareja ya no es el único lugar de inversión afectiva, porque se puede estar igualmente unido a los otros de diferentes maneras: pequeños grupos asociativos no tradicionales, intensas amistades, camaraderías calurosas y solidaridades de proximidad. Lo que permite adaptar cada vínculo a las diferentes facetas de la personalidad, a fin de que cada uno pueda realizarse mejor. ...

... Tras haber explicitado, en un capítulo preliminar, el aumento general del <sentimiento de soledad> y del <aislamiento relacional>, el libro se desarrollará en tres partes. En la primera, mostraré cómo mujeres y hombres se <hacen cargo> de sí mismos afectiva y socialmente con esta mutación, las primeras con mayor facilidad que los segundos, a menudo confrontados a un endurecimiento inédito para ellos de las relaciones con su(s) compañera/o(s), más emancipada/o(s) que ayer. E insistiré en las diferencias entre las vivencias de estos cambios según las generaciones.

En la segunda parte, abordaré los efectos de las contradicciones producidas por el auge del individualismo, la intensificación del trabajo y las ilusiones nacidas de la expansión de nuevas técnicas de comunicación y de lo virtual, que siguen conviviendo con el imaginario patriarcal de ayer. El fenomenal atractivo de las páginas de Internet y las decepciones que la mayoría de las veces procuran son una de sus manifestaciones.

Sin embargo -y esto será objeto de la tercera parte-, también se experimentan nuevas prácticas de relaciones íntimas entre las personas. Algunas son radicales, como la elección de una vida sin sexo, pero todas trazan el camino de un nuevo modo de ser, en el que la ausencia de compromiso, la capacidad de estar solo y la soledad escogida pueden convivir serenamente con los períodos de <vida en pareja>. …”

Un libro cuya lectura recomiendo a todos aquellos que deseen sumarse a la consigna de “privilegiar la calidad de las relaciones interpersonales”, fundamentalmente en tiempos en los cuales el “touch and go” (toco y me voy) parece resultar el parámetro con el cual se miden las relaciones placenteras; desde mi punto de vista, sinónimo de “te uso y te descarto, me uso y me descarto”. Coincido con Marie-France cuando expresa que: “Quienes han elegido la soledad son más exigentes con la calidad de las relaciones que mantienen con los otros. Frente a un mundo en que las relaciones humanas tienden a reducirse al trabajo y al sexo, se han desarrollado nuevas formas de sociabilidad, distintos modos de relación más íntimos, de solidaridad, de amistad: relaciones desinteresadas, sólo por el placer de estar juntos. Es una forma de mantenerse aparte de la superficialidad de los encuentros efímeros, para privilegiar las amistades profundas”. 


Bendiciones.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Yo no vendí mi Ferrari ... ¡sencillamente porque no la tenía!


“... Se derrumbó en mitad de una atestada sala de tribunal. Era uno de los más sobresalientes abogados procesales de este país. Era también un hombre tan conocido por los trajes italianos de tres mil dólares que vestían su bien alimentado cuerpo como por su extraordinaria carrera de éxitos profesionales ... El gran Julián Mantle se retorcía como un niño indefenso postrado en el suelo, temblando, tiritando y sudando como un maníaco. ... Yo había conocido a Julián Mantle hacía diecisiete años, cuando uno de sus socios me contrató como interino durante el verano siendo yo estudiante de derecho. Por aquel entonces Julián lo tenía todo. Era un brillante, apuesto y temible abogado con delirios de grandeza. Julián era la joven estrella del bufete, el gran hechicero. ... Julián, fiel a su lema, era un hombre duro, dinámico y siempre dispuesto a trabajar dieciocho horas diarias para alcanzar el éxito que, estaba convencido, era su destino. Oí decir que su abuelo fue un destacado senador y su padre un reputado juez federal. Así pues, venía de buena familia y grandes eran las expectativas que soportaban sus espaldas vestidas de Armani. Pero he de admitir una cosa: Julián corría su propia carrera. Estaba resuelto a hacer las cosas a su modo ... y le encantaba lucirse.

El extravagante histrionismo de Julián en los tribunales solía ser noticia de primera página. Los ricos y los famosos se arrimaban a él siempre que necesitaban los servicios de un soberbio estratega con un deje de agresividad. Sus actividades extracurriculares también eran conocidas: las visitas nocturnas a los mejores restaurantes de la ciudad con despampanantes top-models, las escaramuzas etílicas con la bulliciosa banda de brokers que él llamaba su <equipo de demolición>, tomaron aires de leyenda entre sus colegas.

Todavía no entiendo por qué me eligió a mí como ayudante para aquel sensacional caso de asesinato que él iba a defender durante el verano. Aunque me había licenciado en la facultad de derecho de Harvard, su alma máter, yo no era ni de lejos el mejor interino del bufete y en mi árbol genealógico no había el menor rastro de sangre azul. ... El caso es que me prefirió a mí antes que a los que habían cabildeado calladamente para tener el privilegio de ser su factótum legal en lo que se acabó llamando <el no va más de los procesos por asesinato>. Julián dijo que le gustaba mi <avidez>. Ganamos el caso, por supuesto, y el ejecutivo que había sido acusado de matar brutalmente a su mujer estaba ahora en libertad (dentro de lo que le permitía su desordenada conciencia, claro está). ...

... Por invitación de Julián, me quedé en el bufete en calidad de asociado y pronto iniciamos una amistad duradera. Admito que no era fácil trabajar con él. Ser su ayudante solía convertirse en un ejercicio de frustración, lo que comportaba más de una pelea a gritos a altas horas de la noche. O lo hacías a su modo o te quedabas en la calle. Julián no podía equivocarse nunca. Sin embargo, bajo aquella irritable envoltura había una persona que se preocupaba de verdad por los demás. ...

... Pero el tiempo pasaba y, a medida que se extendía su fama de abogado brillante, su cuota de trabajo no dejaba de aumentar. Los casos eran cada vez mayores y mejores, y Julián, que era de los que nunca se amilanan, continuó forzando la máquina. En sus escasos momentos de tranquilidad, reconocía que no era capaz de dormir más de dos horas seguidas sin despertar sintiéndose culpable de no estar trabajando en un caso. Pronto me di cuenta de que a Julián le consumía la ambición: necesitaba más prestigio, más gloria, más dinero. ... Consiguió todo cuanto la mayoría de la gente puede desear: una reputación profesional de campanillas con ingresos millonarios, una mansión espectacular en el barrio preferido de los famosos, un avión privado, una casa de vacaciones en una isla tropical y su más preciada posesión: un reluciente Ferrari rojo aparcado en su camino particular. ...

... Cuanto más tiempo pasaba con Julián, más me daba cuenta de que se estaba hundiendo progresivamente. Parecía tener un deseo de muerte. Nada le satisfacía. Al final su matrimonio fracasó, ya no hablaba con su padre y, aunque lo tenía todo, aún no había encontrado lo que estaba buscando. Y eso se le notaba emocional, física y espiritualmente. A su cincuenta y tres años, Julián tenía aspecto de septuagenario. Su rostro era un mar de arrugas, un tributo nada glorioso a su implacable enfoque existencial en general y al tremendo estrés de su vida privada. Las cenas a altas horas de la noche en restaurantes franceses, fumando gruesos habanos y bebiendo un cognac tras otro, le habían dejado más que obeso. Se quejaba constantemente de que estaba enfermo y cansado de estar enfermo y cansado. Había perdido el sentido del humor y ya no parecía reírse nunca. Su carácter antaño entusiasta se había vuelto mortalmente taciturno. Creo que su vida había perdido el rumbo  Lo más triste, quizá, fue que Julián había perdido también su pericia profesional. ...

... En la caída de Julián había algo más que una conexión oxidada con su modus vivendi. Antes de que yo empezara a trabajar en el bufete, él había sufrido una gran tragedia. Algo realmente monstruoso le había sucedido, según decía uno de sus socios, pero no conseguí que nadie me lo contara. ... Sentía curiosidad, por supuesto, pero sobre todo quería ayudarle. Julián no sólo era mi mentor, sino mi amigo.

Y entonces ocurrió: el ataque cardíaco devolvió a la tierra al divino Julián Mantle y lo asoció de nuevo a su calidad de mortal. Justo en medio de la sala número siete, un lunes por la mañana, la misma sala de tribunal donde él había ganado el <no va más de los procesos por asesinato>. ...


El texto que acaban de leer fue extraído del libro titulado “El monje que vendió su Ferrari” -páginas 15 a 21- cuya autoría responde a Robin S. Sharma (profesor de derecho con una distinguida carrera como abogado en Estados Unidos; autoridad mundial en autoliderazgo, también autor de “MegaLiving!”, “The Gandhi Factor”, “Descubre tu destino con el monje que vendió su Ferrari” -entre otras publicaciones-; conferenciante y director de seminarios). Por causalidad, este libro llegó a mi de la mano de un gran amigo: Rubens. Fue suficiente que leyera el título del mismo, para que diera inmediata lectura a tan intrigante propuesta literaria. Una historia imperdible. Una VERDAD sin lugar a dudas. Para todos aquellos que deseen hacer de su Vida “UN MILAGRO DIARIO”; para todos aquellos que quieran recuperar o conservar en su Vida “LA MAGIA DEL VIVIR”; para todos aquellos que se encuentren en una encrucijada en su Vida y necesiten imperiosamente tomar una sabia decisión en cuanto al “CAMINO QUE CONDUCE A LA FELICIDAD”, se recomienda la lectura de este libro y la puesta en práctica de “Las 7 virtudes imperecederas de la vida esclarecida”, que -a modo de resumen- se detallan al final del mismo.


Bendiciones.