A poco de celebrar una nueva “Pascua de
Resurrección” por parte de quienes comulgan con la Iglesia Católica y -por ende- se reconocen Cristianos, me
pareció oportuno acercarles un compartir que nos permita seguir creciendo y
evolucionando como “Humanidad”; como la “Unidad de Seres Humanos” que somos y
que peregrina, desde hace siglos, por este bendito planeta Tierra.
Sentí la inspiración, entonces, de elegir
algunas reflexiones extraídas del libro titulado “La Resurrección de cada día” cuya autoría pertenece al padre
Anselm Grün (nació en Alemania el 14.01.1945 y a los 19 años ingresó a la
abadía benedictina de Münsterschwarzach; en 1977, luego de haber concluido sus
doctorados en Psicología, Teología y Ciencias Empresariales, comenzó a desempeñarse como prior en lo
administrativo de su abadía. Es reconocido como uno de los autores de
espiritualidad más fecundos y populares de nuestro tiempo). Espero que
disfruten de su lectura, tanto como yo lo he hecho a medida que recorría las
páginas de este libro que, desde hace tiempo y como otros tantos, forma parte integrante
de los cimientos sobre los cuales se funda mi Fe.
“… En la
Pascua dejamos nuestras lesiones atrás. Nos encaminamos hacia la vida que
quiere brotar de nuestras heridas. Justamente hoy, cuando mucha gente sólo
ahonda en las heridas del pasado, el camino de la resurrección nos enseña que
la vida es más fuerte que toda lesión o impedimento. El camino de la
resurrección es un camino de sanación. Es una praxis de vida. …”
“… También nosotros estamos tanto en la
vida como en la muerte en manos de Dios. … La muerte no tiene poder definitivo
sobre nosotros. … La muerte no es algo definitivo. Dios nos despertará del
sueño de la muerte, para que podamos resucitar junto con Cristo a la vida
eterna. … Pero ser despertado no se refiere sólo a la muerte al fin de nuestra
vida. Ya aquí caemos una y otra vez en el letargo de la muerte. Muchas personas
viven como dormidas. Viven en un mundo lleno de fantasías. Se hacen ilusiones. No
están en contacto con la realidad. El sacerdote jesuita indio De Mello opina
que la mística es un despertar a la realidad. Experimentar a Dios es despertar.
La mística no habla sólo de los iluminados, quienes están completamente
compenetrados con la Luz divina, sino también de aquellas personas que han
despertado, que han revivido a través de su camino espiritual liberándose de
las ilusiones que se han forjado de la vida. Han despertado porque han
encontrado a Dios. Dios mismo los ha despertado, sacudido a la vigilia. A
veces, este proceso del despertar es doloroso, tal como a veces nos resistimos
a despertar y levantarnos por la mañana. Sería mucho más lindo continuar medio
dormido, viviendo en un mundo de ensueños. … Creer en el despertar de Jesús significa
pedirle a Dios que nos despierte de nuestro letargo, que nos abra los ojos para
que podamos reconocer la realidad. Hay muchas formas de sueño de las cuales
Dios nos despierta. Está el sueño de la seguridad. Nos acunamos en seguridad.
Nos forjamos un preconcepto y no vemos que estamos en manos de Dios y no en las
propias. Aquí el sueño es un escape de la realidad. Hay quienes se quedan
dormidos cuando la situación les es adversa. Están constantemente cansados y
huyen refugiándose en el sueño. No pueden resistir la realidad. …”
“… ¡Intenta recorrer despierto el transcurso de este
día! ¡Obsérvate, mira cuándo huyes hacia las ilusiones, cuándo te refugias en
el sueño! ¡Abre los ojos! ¡Mira la realidad, tal como es! ¡Despierta y
levántate! ¡Vive atento, derecho, erguido! …”
Desde mi punto de
vista, para poder vivir de acuerdo con las enseñazas de Jesús y con el modelo
de Vida Cristiana que propone el Evangelio, es primordial estar dispuestos a dejarnos
guiar y conducir por el Espíritu de Dios que mora en cada uno de nosotros, que
mora en lo profundo de nuestro Corazón. Durante el tiempo litúrgico de la Pascua, se
gesta -a mi entender- el ámbito propicio para que la “Luz Divina” que todos
llevamos dentro, se transforme en antorcha encendida que ilumine nuestro camino
y el de nuestros semejantes. Es preciso que brille en todo su esplendor para
que la Humanidad entera regrese al Paraíso; al Edén que nunca hemos perdido
porque ha estado, está y estará siempre junto a nosotros. Cuando hayamos
encontrado la salida del laberinto de pasiones terrenales en el que nos hemos extraviado,
regresaremos a él. Es hora de volver a casa; es hora de volver a mirar hacia
dentro, de volver a re-conocernos como co-creadores de este maravilloso
Universo, de re-encontrarnos con nuestro verdadero y auténtico SER. Todo es
UNO. Todos somos UNO.
Sé Fiel …
Cuando tu Corazón llore amargamente sus dolores
más hondos, Sé Fiel.
Cuando el peso de un cansancio inmenso abrume
tu existencia, Sé Fiel.
Cuando sientas que todo tu ser desfallece y no
te sea posible un paso más, Sé Fiel.
Cuando
creas que nunca amanecerá en el gris oscuro de tu noche, Sé Fiel.
Cuando
el abatimiento te hunda con sus garras seductoras en la nada, Sé Fiel.
Cuando
el sinsentido te acose y las lágrimas diluyan tu horizonte, Sé Fiel.
Cuando
la muerte de quien amas te arroje al mar de la desesperación, Sé Fiel.
Cuando
el peso de lo injusto del poderoso te haga dudar de la justicia de Dios, Sé
Fiel.
Cuando
el temor y la desesperanza te lleven a desconfiar de la Providencia, Sé Fiel.
Porque
en la donación extrema del que fue Fiel, en su entrega hasta el límite de
canjear Su vida por la tuya, fuiste salvado para siempre.
Una
promesa te quedó en herencia: que siendo Fiel hasta la muerte recibirás la
Corona de la Vida.
Beatriz Carranza
¡Felíz Pascua de Resurrección!
Bendiciones.
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