domingo, 24 de marzo de 2013

La receta de la Felicidad al alcance de todos


Gracias a una de mis entrañables “hermanas del Corazón”, que en su tránsito por este bendito planeta Tierra ha recibido el nombre de Karina, he tenido acceso a la lectura del libro -que recibí como obsequio de su parte- titulado “La receta de la Felicidad” y cuya autoría corresponde al sabio Maestro Indio, Deepak Chopra (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano). Una vez más, Deepak vuelve a fascinarnos con su profunda espiritualidad y con su talento innato para traducir en palabras, experiencias que sólo pueden ser comprendidas en toda su dimensión, a través de la propia vivencia en el Espíritu: el único que nos define y nos otorga verdadera identidad.

En lo que Deepak ha dado en llamar la “Segunda Clave” – Descubre la verdadera autoestima (página 47 a 62) podemos leer que:

“La autoestima auténtica no tiene que ver con mejorar tu imagen pública. Esta depende de lo que otros piensan de ti. El ser auténtico está más allá de las imágenes. Su existencia ya no depende de las buenas o malas opiniones de los demás. Es intrépida. Su valía es infinita. Cuando cimientes tu identidad en tu ser verdadero, y no en tu imagen pública, hallarás una felicidad que nadie podrá arrebatarte.

… La felicidad es natural para la vida porque forma parte del ser. El conocimiento de nosotros mismos nos da acceso a la fuente de la felicidad. Sin embargo, la mayoría nos identificamos erróneamente con nuestra imagen pública. Dicha imagen se forma cuando nos identificamos con factores externos, personas, sucesos y situaciones, así como objetos. Por ejemplo, las personas persiguen el dinero creyendo que cuanto más tengan, más felices serán. Aunque todos hemos oído que el dinero no compra la felicidad, la ambición por el dinero no ha desaparecido, porque nos identificamos intensamente con cuánto dinero podemos ganar, cuán bueno es nuestro empleo y la clase de objetos que poseemos. Dinero, estatus, posesiones y la opinión de los demás influyen poderosamente en lo que creemos ser.

Por un lado buscamos la aprobación de los demás, porque nos hace sentir bien con nosotros mismos; por otro, tememos la desaprobación porque nos hace sentir mal. Esto supone una existencia centrada en los objetos; es decir, la identificación con los objetos externos. Lo opuesto a la existencia centrada en los objetos es la que se centra en el ser; es decir, la identificación con nuestro ser auténtico, una experiencia completamente interna. El ser auténtico tiene cinco atributos, los cuales no se originan en objetos o sucesos externos, ni en otras personas.

  1. El ser auténtico está conectado con todo lo que existe. (*)
  2. No tiene limitaciones. (*)
  3. Su creatividad es infinita. (*)
  4. Es intrépido y no teme a lo desconocido. (*)
  5. Su intención es poderosa y puede asegurar la sincronicidad (un acoplamiento perfecto de circunstancias externas que manifiestan la intención). (*)

Al cimentar nuestra identidad en el ser auténtico podemos desarrollar una vida de abundancia, alegría y realización. … En los ámbitos más profundos podemos manifestar nuestros deseos más íntimos. …

… Si no recordamos quiénes somos, no nos queda más remedio que recurrir a nuestro ego. La existencia centrada en los objetos genera identidad a partir de los acontecimientos y circunstancias de nuestro pasado, comenzando con el día en que nacimos. Si lo analizamos detenidamente, podemos ver que el ego es en realidad bastante inseguro. Es adicto a la aprobación, el control, la seguridad y el poder. No hay nada malo en estas cosas; el problema está en volvernos tan adictos a ellas que sin aprobación, control, seguridad y poder nos sintamos perdidos y atemorizados. Como en toda adicción, al principio resulta placentero que el ego lleve las riendas. <Tengo el control; los demás hacen lo que yo digo>. <Me siento seguro porque nadie se opone a mí>. <Soy poderoso porque los demás se sienten inferiores en mi presencia>. … Sin embargo el placer desaparece pronto, corroído por la duda y el temor. Aquellos a quienes controlamos y sometemos pueden hacer lo mismo con nosotros. Es muy fácil saber en qué medida te identificas con el ego. Este tiene las características opuestas a las del ser auténtico.

  1. El ego se siente aislado y solo. Para sentirse valioso necesita la legitimación externa. (*)
  2. El ego se siente limitado y atado. Si no ejerce poder y control sobre los demás, teme que su impotencia salga a la luz. (*)
  3. El ego prefiere la rutina y el hábito a la creatividad. Encuentra seguridad en hacer las cosas igual que ayer. (*)
  4. El ego teme lo desconocido más que ninguna otra cosa. Para él es un lugar oscuro y vacío. (*)
  5. El ego lucha por obtener lo que quiere. Da por hecho que sólo mediante la lucha puede satisfacer sus necesidades; esto refleja profundas carencias internas. (*)

Como puedes ver, para el ego todo gira en torno a la inseguridad. … El ser auténtico logra todo lo que el ego desea -paz, realización, alegría, una sensación de completa seguridad-, porque todas estas cualidades residen en el ser. … El ego nunca ha seguido el camino correcto. … La pregunta es cómo convencer al ego de su equivocación y, al mismo tiempo, terminar con el hábito que siempre nos lleva a identificarnos con los objetos externos.

Para empezar, toma conciencia de lo que estás haciendo. Casi todos buscan la aprobación de los demás repitiendo una pauta que se remonta a la infancia, cuando sentíamos que debíamos ganarnos el amor de nuestros padres. .Pero ahora somos adultos. Observa qué mal te sientes todavía ante un desaire insignificante; cuán herido te sientes cuando alguien a quien amas no te presta suficiente atención o parece distante. Toma conciencia de estos sentimientos habituales. … Una vez que abras la puerta a la conciencia, no combatas el miedo y la inseguridad que has liberado. La conciencia tiene el poder de sanar si simplemente observas y dejas que las cosas pasen. Si sufres un desaire y te sientes herido, mantén ese sentimiento y se disipará. … El ego sabe persuadirte sutilmente de que debes repetir hoy todas aquellas tácticas que ayer no dieron resultado. En vez de seguirle el juego, simplemente observa lo que sucede. … En vez de perseguir tu imagen ideal, ríndete a la simplicidad e inocencia del ser. Una vez que conoces quién eres en realidad, ser es suficiente. Ya no es necesario luchar. … La conciencia requiere práctica y paciencia. El fruto tarda en madurar antes de caer. … Pero piensa qué significa autorrealizarse. Una persona autorrealizada no necesita la aprobación de los demás y está más allá de las críticas y los halagos; alguien que no se siente superior ni inferior a nadie; alguien intrépido porque no está atado a la influencia de situaciones, circunstancias, sucesos o relaciones. …

... No debemos olvidar qué es real y qué es ilusorio:

  1. La abundancia es real. La carencia es ilusoria. (*)
  2. Ser bueno es real. Esforzarse para ser bueno es ilusión. (*)
  3. Rendirse es real. Aferrarse es ilusión. (*)
  4. Este momento es real. El pasado es ilusión. (*)
  5. Tú eres real. Quien crees que eres es ilusión. (*)

… Tú eres el único que puede determinar tu valía, y tu objetivo es encontrar valía infinita en tu ser, sin importar lo que piensen los demás. Este conocimiento da una gran libertad. …

Hay una grandeza natural en la inocencia y la simplicidad. Esta cualidad no puede fabricarse. Tu ser la irradia, y solo al descubrir tu ser verdadero podrás irradiar la belleza y la verdad innatas a la vida. …”


(*) el resaltado es de mi autoría.

Cuando se trata de hablar sobre Deepak y su extensa obra, no hay palabras que puedan describir tanto talento. Su sabiduría conmueve. ¡Gracias Maestro por existir!. Dios te ha bendecido y nos ha bendecido a nosotros también, al permitirnos participar del inmenso gozo que significa compartir parte de tu talento. Todos somos UNO. Todo es UNO.


Bendiciones.

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