Gracias a una de mis entrañables “hermanas del
Corazón”, que en su tránsito por este bendito planeta Tierra ha recibido el
nombre de Karina, he tenido acceso a la lectura del libro -que recibí como
obsequio de su parte- titulado “La receta
de la Felicidad” y cuya autoría corresponde al sabio Maestro Indio, Deepak
Chopra (el Doctor Chopra es autor de más de 50 libros
traducidos a casi 40 idiomas; es una autoridad internacional en las disciplinas
de superación, espiritualidad, medicina cuerpo-mente y desarrollo humano). Una
vez más, Deepak vuelve a fascinarnos con su profunda espiritualidad y con su
talento innato para traducir en palabras, experiencias que sólo pueden ser
comprendidas en toda su dimensión, a través de la propia vivencia en el
Espíritu: el único que nos define y nos otorga verdadera identidad.
En lo que Deepak ha dado
en llamar la “Segunda Clave” – Descubre la verdadera autoestima (página
47 a 62) podemos leer que:
“La autoestima auténtica no tiene que ver con mejorar tu imagen
pública. Esta depende de lo que otros piensan de ti. El ser auténtico está más
allá de las imágenes. Su existencia ya no depende de las buenas o malas
opiniones de los demás. Es intrépida. Su valía es infinita. Cuando cimientes tu
identidad en tu ser verdadero, y no en tu imagen pública, hallarás una
felicidad que nadie podrá arrebatarte.
… La felicidad es natural para la vida porque forma parte del
ser. El conocimiento de nosotros mismos nos da acceso a la fuente de la felicidad.
Sin embargo, la mayoría nos identificamos erróneamente con nuestra imagen
pública. Dicha imagen se forma cuando nos identificamos con factores externos,
personas, sucesos y situaciones, así como objetos. Por ejemplo, las personas
persiguen el dinero creyendo que cuanto más tengan, más felices serán. Aunque
todos hemos oído que el dinero no compra la felicidad, la ambición por el
dinero no ha desaparecido, porque nos identificamos intensamente con cuánto
dinero podemos ganar, cuán bueno es nuestro empleo y la clase de objetos que
poseemos. Dinero, estatus, posesiones y la opinión de los demás influyen
poderosamente en lo que creemos ser.
Por un lado buscamos la aprobación de los demás, porque nos
hace sentir bien con nosotros mismos; por otro, tememos la desaprobación porque
nos hace sentir mal. Esto supone una existencia centrada en los objetos; es
decir, la identificación con los objetos externos. Lo opuesto a la existencia
centrada en los objetos es la que se centra en el ser; es decir, la identificación
con nuestro ser auténtico, una experiencia completamente interna. El ser
auténtico tiene cinco atributos, los cuales no se originan en objetos o sucesos
externos, ni en otras personas.
- El ser auténtico está conectado con todo lo que existe. (*)
- No tiene limitaciones. (*)
- Su creatividad es infinita. (*)
- Es intrépido y no teme a lo desconocido. (*)
- Su intención es poderosa y puede asegurar la sincronicidad (un acoplamiento perfecto de circunstancias externas que manifiestan la intención). (*)
Al cimentar nuestra identidad en el ser auténtico podemos
desarrollar una vida de abundancia, alegría y realización. … En los ámbitos más
profundos podemos manifestar nuestros deseos más íntimos. …
… Si no recordamos quiénes somos, no nos queda más remedio que
recurrir a nuestro ego. La existencia centrada en los objetos genera identidad a
partir de los acontecimientos y circunstancias de nuestro pasado, comenzando
con el día en que nacimos. Si lo analizamos detenidamente, podemos ver que el
ego es en realidad bastante inseguro. Es adicto a la aprobación, el control, la
seguridad y el poder. No hay nada malo en estas cosas; el problema está en
volvernos tan adictos a ellas que sin aprobación, control, seguridad y poder
nos sintamos perdidos y atemorizados. Como en toda adicción, al principio
resulta placentero que el ego lleve las riendas. <Tengo el control; los
demás hacen lo que yo digo>. <Me siento seguro porque nadie se opone a
mí>. <Soy poderoso porque los demás se sienten inferiores en mi presencia>.
… Sin embargo el placer desaparece pronto, corroído por la duda y el temor.
Aquellos a quienes controlamos y sometemos pueden hacer lo mismo con nosotros.
Es muy fácil saber en qué medida te identificas con el ego. Este tiene las
características opuestas a las del ser auténtico.
- El ego se siente aislado y solo. Para sentirse valioso necesita la legitimación externa. (*)
- El ego se siente limitado y atado. Si no ejerce poder y control sobre los demás, teme que su impotencia salga a la luz. (*)
- El ego prefiere la rutina y el hábito a la creatividad. Encuentra seguridad en hacer las cosas igual que ayer. (*)
- El ego teme lo desconocido más que ninguna otra cosa. Para él es un lugar oscuro y vacío. (*)
- El ego lucha por obtener lo que quiere. Da por hecho que sólo mediante la lucha puede satisfacer sus necesidades; esto refleja profundas carencias internas. (*)
Como
puedes ver, para el ego todo gira en torno a la inseguridad. … El ser auténtico
logra todo lo que el ego desea -paz, realización, alegría, una sensación de
completa seguridad-, porque todas estas cualidades residen en el ser. … El ego
nunca ha seguido el camino correcto. … La pregunta es cómo convencer al ego de
su equivocación y, al mismo tiempo, terminar con el hábito que siempre nos
lleva a identificarnos con los objetos externos.
Para
empezar, toma conciencia de lo que estás haciendo. Casi todos buscan la
aprobación de los demás repitiendo una pauta que se remonta a la infancia,
cuando sentíamos que debíamos ganarnos el amor de nuestros padres. .Pero ahora
somos adultos. Observa qué mal te sientes todavía ante un desaire
insignificante; cuán herido te sientes cuando alguien a quien amas no te presta
suficiente atención o parece distante. Toma conciencia de estos sentimientos
habituales. … Una vez que abras la puerta a la conciencia, no combatas el miedo
y la inseguridad que has liberado. La conciencia tiene el poder de sanar si
simplemente observas y dejas que las cosas pasen. Si sufres un desaire y te
sientes herido, mantén ese sentimiento y se disipará. … El ego sabe persuadirte
sutilmente de que debes repetir hoy todas aquellas tácticas que ayer no dieron
resultado. En vez de seguirle el juego, simplemente observa lo que sucede. … En
vez de perseguir tu imagen ideal, ríndete a la simplicidad e inocencia del ser.
Una vez que conoces quién eres en realidad, ser es suficiente. Ya no es
necesario luchar. … La conciencia requiere práctica y paciencia. El fruto tarda
en madurar antes de caer. … Pero piensa qué significa autorrealizarse. Una
persona autorrealizada no necesita la aprobación de los demás y está más allá
de las críticas y los halagos; alguien que no se siente superior ni inferior a
nadie; alguien intrépido porque no está atado a la influencia de situaciones,
circunstancias, sucesos o relaciones. …
... No
debemos olvidar qué es real y qué es ilusorio:
- La abundancia es real. La carencia es ilusoria. (*)
- Ser bueno es real. Esforzarse para ser bueno es ilusión. (*)
- Rendirse es real. Aferrarse es ilusión. (*)
- Este momento es real. El pasado es ilusión. (*)
- Tú eres real. Quien crees que eres es ilusión. (*)
… Tú
eres el único que puede determinar tu valía, y tu objetivo es encontrar valía
infinita en tu ser, sin importar lo que piensen los demás. Este conocimiento da
una gran libertad. …
Hay una
grandeza natural en la inocencia y la simplicidad. Esta cualidad no puede
fabricarse. Tu ser la irradia, y solo al descubrir tu ser verdadero podrás
irradiar la belleza y la verdad innatas a la vida. …”
(*) el resaltado es de mi autoría.
Cuando se trata de hablar sobre Deepak y su
extensa obra, no hay palabras que puedan describir tanto talento. Su sabiduría
conmueve. ¡Gracias Maestro por existir!. Dios te ha bendecido y nos ha
bendecido a nosotros también, al permitirnos participar del inmenso gozo que
significa compartir parte de tu talento. Todos somos UNO. Todo es UNO.
Bendiciones.
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