En
mi condición de asidua lectora, una vez más, siento suficiente motivación para
compartir con todos ustedes, parte de la “exquisita experiencia de conciencia
divina” que he descubierto en -lo que considero- un “Gran Maestro” de nuestro tiempo. En esta ocasión, se trata de
conceptos que podrán encontrar en el libro de su autoría titulado “SincroDestino”.
Llegó a mi conocimiento hace unos cuantos años atrás cuando me encontraba
iniciando mi despertar espiritual. Por aquél entonces, alguien me habló de la
existencia del Dr. Deepak Chopra(guía renombrado en todo el mundo en los campos
de la salud integral y el potencial humano. Sus libros han sido traducidos a
más de cincuenta idiomas, y viaja frecuentemente por todo el mundo promoviendo
la paz, la salud y el bienestar) y me recomendó leer una obra de su autoría
titulada “Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo”. Quedé fascinada. Desde
ese momento, mi biblioteca comenzó a verse integrada por numerosas obras suyas. Al hablarnos con lenguaje claro y preciso, nos facilita el
entendimiento; es por ello que recomiendo la lectura de cualquiera de sus obras.
En
la contratapa del libro “SincroDestino” se formula una pregunta de muy
profunda significación: “Si supieras que los milagros pueden ocurrir,
¿cuáles pedirías?” . Al mismo tiempo, nos informa que: “[...]El autor
revela que si entendemos las fuerzas que dan forma a las coincidencias, podemos
aprender a vivir en un nivel más profundo y lograr el acceso al flujo de la
sincronicidad que yace en el núcleo de nuestra existencia. Al sintonizar con la
presencia de los milagros, tu vida se transformará en una experiencia
deslumbrante y todo lo que deseas estará a tu alcance. [...] La semilla de un
destino perfecto yace en ti. Esta obra excepcional te enseña cómo liberar ese
potencial y alcanzar la vida que has soñado.”
Dice
el refrán que “para muestra basta un botón”; ello me lleva a remitirlos a las
páginas 213 a 219, donde podrán descubrir:
“
[...] Cómo vivir el sincrodestino
La mayoría de las personas piensa, primero, en tener dinero suficiente. Poseer un billón de dólares en el banco reduciría, sin duda, nuestra ansiedad económica. Tendemos a pensar que una vez que tengamos esa clase de seguridad seremos libres de elegir la vida que nos hace más felices, que satisface nuestras necesidades interiores, que corrobora nuestra estancia en la Tierra como valiosa. Si supieras que puedes tener todo eso y hacer todo lo que quieras, ¿qué elegirías tener?, ¿qué elegirías hacer?
El
sincrodetino te permite que hagas que estos milagros ocurran, sin límites, sin
fin. Y lo hace empujándote, suave y progresivamente, del ámbito circunscrito al
no circunscrito. Cuando vivimos únicamente en el ámbito circunscrito, estamos
empobrecidos. Nuestras cuentas bancarias espirituales están vacías. En el
ámbito circunscrito, donde la mayoría residimos todo el tiempo, nunca sabemos
qué va a pasar a continuación. ¿Vamos a llegar al final del día, de la semana,
del mes? Aquí tus actos llevan la carga de la ansiedad. Tus pensamientos serán
enturbiados por la duda y tus intenciones serán obstaculizadas por las
preocupaciones del ego.
La
utilización del sincrodestino para ponerte en contacto con el ámbito no
circunscrito te permite entrar a un reino de creatividad y correlación
infinitas. En éste tienes seguridad, estás libre de ansiedad y eres libre de
ser la persona que estás destinada a ser. Tienes el equivalente espiritual de
un billón de dólares en el banco. En el ámbito no circunscrito, posees una
reserva ilimitada de conocimiento, inspiración, creatividad y potencial. Tienes
acceso a una reserva infinita de todo lo que el Universo puede ofrecer.
Independientemente de lo que ocurra en tu vida, tu estás tranquilo, seguro e
infinitamente bendecido.
Los
principios del sincrodestino ofrecen una ruta directa hacia el desarrollo de tu
conexión con el ámbito no circunscrito. [...] Al igual que todo viaje que valga
la pena, vivir el sincrodestino requerirá algún sacrificio de tu parte. Debes
sacrificar tus ideas equivocadas de que el mundo funciona como una maquinaria
bien aceitada, pero sin conciencia. Debes sacrificar tu noción de que estás
solo en el mundo. Debes sacrificar el mito de que una vida mágica es imposible.
Algunas personas viven vidas mágicas todo el tiempo. Han aprendido a
restablecer el contacto con la energía ilimitada que yace en la raíz del
Universo. Han aprendido a buscar pistas de la intención del ámbito no
circunscrito que se manifiestan en las coincidencias, y a inferir significados
de ellas para saber qué necesitan hacer para aumentar las posibilidades de que
ocurran cosas maravillosas. [...]
Sincrodestino y estados de conciencia
[...] Cada uno de los siete estados de conciencia representa un incremento en nuestra experiencia de la sincronicidad; cada estado sucesivo nos acerca al ideal de la iluminación. Todos experimentamos los primeros tres estados básicos, pero por desgracia la mayoría nunca va más allá de ellos.
El
primer nivel de conciencia es el sueño profundo. En el sueño profundo tenemos
cierta conciencia: respondemos a estímulos como sonido, luz brillante o
sensaciones táctiles, pero en general nuestros sentidos están embotados y hay
muy poca cognición o percepción.
El
segundo estado de conciencia es el onírico. Durante la experiencia onírica
estamos un poco más despiertos y un poco más alertas que durante el sueño
profundo. Cuando soñamos tenemos experiencias: vemos imágenes, escuchamos
sonidos, incluso pensamos. Mientras soñamos, el mundo de nuestros sueños parece
real, importante y pertinente. Es sólo cuando despertamos que reconocemos al
sueño como una realidad confinada, al momento en el que estábamos soñando y
quizá no directamente relevante como nuestra vida de vigilia.
El
tercer estado de conciencia es la vigilia. Es en el que estamos casi todo el
tiempo. La actividad cerebral mensurable del estado de vigilia es muy diferente
a la de los estados de sueño profundo y onirismo.
El
cuarto estado de conciencia ocurre cuando logramos echar un vistazo al alma,
cuando trascendemos, cuando estamos absolutamente quietos y tranquilos, aunque
sea por una fracción de segundo, y tomamos conciencia del observador que está
dentro de nosotros. Este estado de conciencia se presenta durante la
meditación, cuando percibimos los huecos, esos tranquilos momentos que están
entre nuestros pensamientos. Las personas que meditan regularmente tienen esta
experiencia cada vez que meditan. Como resultado, su estado del yo se expande.
El
cuarto estado de conciencia también produce sus propios efectos fisiológicos.
Los niveles de cortisol y adrenalina descienden, el estrés se reduce, la
presión sanguínea disminuye y las funciones inmunológicas se agudizan. Los
investigadores han demostrado que cuando percibimos el hueco que está entre los
pensamientos, la actividad cerebral es muy distinta a la que tenemos cuando
simplemente estamos despiertos y alertas. Esto significa que el hecho de
atisbar el alma produce cambios fisiológicos en el cerebro y el cuerpo. En este
cuarto estado de conciencia, así como podemos echar un vistazo al alma, también
podemos ver los inicios de la sincronicidad.
El
quinto estado de conciencia recibe el nombre de conciencia cósmica. En este
estado tu espíritu puede observar tu cuerpo material. Tu conciencia va más allá
de la vigilia de tu cuerpo y del atisbo del alma; tiene conocimiento cabal de
tu lugar como parte del espíritu infinito. Aun cuando tu cuerpo está dormido,
tu espíritu, el observador silencioso, mira al cuerpo en sueño profundo, casi
como una experiencia fuera del cuerpo. Cuando eso ocurre hay una conciencia
atenta y observadora, no sólo cuando duermes y sueñas, sino también cuando
estás completamente despierto. El espíritu observa y tú eres el espíritu. El
observador puede ver el cuerpo que sueña y el sueño, en forma simultánea. La
misma experiencia ocurre en la conciencia de vigilia. Tu cuerpo puede esta
jugando un partido de tenis, hablar por teléfono o ver la televisión. Mientras
tanto, tu espíritu está observando al cuerpo-mente realizar estas actividades.
El
quinto estado se llama conciencia cósmica porque tu conciencia es circunscrita
y no circunscrita al mismo tiempo. En este quinto estado, cuando percibes tu
conexión con la inteligencia no circunscrita, es cuando la sincronicidad
empieza a manifestarse con toda su fuerza. En ese estado, te das cuenta de que
una parte de ti está circunscrita y que otra, por ser no circunscrita, está
vinculada con todo. Experimentas plenamente tu unidad con todo lo que existe.
Tu intuición, tu creatividad y tu conciencia aumentan. Las investigaciones
muestran que cuando alguien ha alcanzado un estado de conciencia cósmica tal
que tiene esta experiencia de obsetvación, aun cuando esté ocupado en otras
actividades, sus ondas cerebrales semejan a las que se producen durante la
meditación. Estas personas pueden estar jugando fútbol, pero sus ondas
cerebrales son idénticas a las de una persona que está meditando.
El
sexto estado de conciencia se llama conciencia divina. En éste, el observador
está cada vez más y más alerta. En la conciencia divina no sólo sientes la
presencia del espíritu en ti, sino que empiezas a sentir ese espíritu en todos
los seres. Ves la presencia del espíritu en las plantas. En últimas instancias,
sientes la presencia del espíritu en las piedras. Reconoces que la fuerza que
anima la vida se expresa en todos los objetos del Universo, tanto en el
observador como en lo observado, tanto en el espectador como en el escenario.
Esta conciencia divina nos permite ver la presencia de Dios en todas las cosas.
Las personas que están en un estado de conciencia divina son capaces de
comunicarse, incluso, con los animales y las plantas.
Este
no es un estado de conciencia constante para la mayoría. Entramos y salimos de
él. Sin embargo, los grandes profetas y videntes, entre ellos Jesucristo, Buda,
muchos yoguis y muchos santos, vivieron en la conciencia divina.
El
séptimo y último estado de conciencia, el objetivo final, se llama conciencia
de unidad. También puede llamársele iluminación. En la conciencia de unidad, el
espíritu de quien percibe y el de lo percibido se funden y se convierten en
uno. Cuando esto ocurre, vemos el mundo como una extensión de nuestro propio
ser. No sólo nos identificamos con nuestra conciencia personal sino que vemos
que el mundo entero es una proyección de nuestro ser. Hay una transformación
completa del yo personal al yo universal. En este estado, los milagros son
comunes pero no son necesarios porque el reino infinito de posibilidades está a
nuestro alcance en todo momento. Trascendemos la vida. Trascendemos la muerte.
Somos el espíritu que siempre fue y siempre será. [...]”
Creo
que está todo dicho. No obstante ello, quiero recordarles una vez más que
“TODOS ES UNO Y QUE TODOS SOMOS UNO”. Y expresarle al Universo mi gratitud con
las palabras: ¡Gracias por existir, Deepak Chopra!.
Bendiciones.
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