En esta ocasión quiero compartir con todos ustedes, unas reflexiones sumamente sabias -desde mi punto de vista- que acabo de leer en el libro titulado "Maravillosamente Imperfecto Escandalosamente Feliz" - Diez premisas liberadoras que transformarán tu vida de manera radical y cuya autoría lleva el sello indiscutible de Walter Riso (cursó estudios de psicología y se especializó en terapia congnitiva; ha publicado diversos textos tales como "Pensar bien, sentirse bien", "Ama y no sufras", "El camino de los sabios" entre otros de gran divulgación).
Es para mi un gran placer disfrutar de la lectura de cada una de sus obras. En ellas encuentro una fuente de conocimientos que me llevan a ahondar, cada vez más, en los misterios del "Ser" que anidan en mi interior. Sin duda alguna, es una elección que me conduce a vivenciar la plenitud de la "Vida" en sus distintas manifestaciones.
Es muy grato para mí, poder compartir -a través de este espacio- el texto que podrán encontrar en las páginas 243 a 247. ¡Espero que lo disfruten!.
"... La gente que sufre de necesidad de aprobación hace un gran despliegue de comportamientos sumisos y de evitación para no incomodar ni perder <imagen> ante los demás. Muchas veces estas <estrategias> son francamente humillantes o no se compadecen con la dignidad personal. Veamos algunas de estas malas tácticas.
Es para mi un gran placer disfrutar de la lectura de cada una de sus obras. En ellas encuentro una fuente de conocimientos que me llevan a ahondar, cada vez más, en los misterios del "Ser" que anidan en mi interior. Sin duda alguna, es una elección que me conduce a vivenciar la plenitud de la "Vida" en sus distintas manifestaciones.
Es muy grato para mí, poder compartir -a través de este espacio- el texto que podrán encontrar en las páginas 243 a 247. ¡Espero que lo disfruten!.
"... La gente que sufre de necesidad de aprobación hace un gran despliegue de comportamientos sumisos y de evitación para no incomodar ni perder <imagen> ante los demás. Muchas veces estas <estrategias> son francamente humillantes o no se compadecen con la dignidad personal. Veamos algunas de estas malas tácticas.
- Evitar incomodar o molestar a las personas de quienes dependemos. Acoplarse a ellas y hacer y decir, exactamente, las cosas que el otro espera de uno.
- Una de las consecuencias del punto anterior es que, por mantener el beneplácito de los otros, dejamos de ser nosotros mismos. Perdemos autenticidad y pensamos demasiado antes de actuar por miedo al rechazo. Incluso las preferencias personales suelen hacerse a un lado, para ausmir las de los demás como propias y lograr así una especie de <sintonía> interpersonal.
- Mantener la aprobación inadecuadamente también incluye decir <si> cuando se quiere decir <no>. Se asume un papel no asertivo y claramente sumiso para agradar a las otras personas, sometiéndose a su voluntad. No contradecir, no oponerse, acatar y cumplir órdenes, forma parte del repertorio de los que por miedo han perdido autoestima. Esta estrategia de <entregarse al poder> tiene un efecto paradójico, pues la sumisión después de un tiempo produce fastidio en los observadores. Así que humillarse termina por generar lo mismo que se pretende evitar: el alejamiento de la gente.
- Una de las conductas típicas de las personas con necesidad de aprobación es no solo no molestar, sino la adulación indiscriminada. Ensalzar el ego ajeno y cosechar puntos a su favor. Por lo general, son muy hábiles en detectar la <debilidad> del interlocutor y <endulzar sus oídos> para que se sienta bien. En el fondo, un <trueque> muy especial rige todas las relaciones de la gente con miedo al rechazo social: <Yo te doy lo que quieras, con tal que me apruebes incondicionalmente>.
- Otra forma de llamar la atención positivamente es impresionar a la gente con alguna habilidad o sacar a relucir el respectivo currículum vitae. Exaltar las propias virtudes, si se tienen, o <ventajas>, como dinero, propiedades, roce social, prestigio y cosas por el estilo. Todo se pone sobre la mesa y se lo señala abiertamente. La necesidad de aprobación, cuando existe, no conoce límites.
Una premisa recomendable, que ya sugerí antes, es como sigue: si no eres bien recibido, vete . Cuando estés seguro de que no te quieren o determinadas personas son tóxicas para ti, pues no te quedes a comprobar y verificar <qué tanto te odian o detestan>. Si no te quieren o te desaprueban, siempre habrá un resquicio por donde asome el fastidio: el odio es prácticamente imposible de ocultar y te darás cuenta. La malquerencia es indiscreta por naturaleza, y aunque debemos reconocer que las personas hipersensibles al rechazo social ven muchas veces cosas que solo existen en su imaginación, algunas veces no les falta razón.
Después de cuatro horas de tortura, el apache y los
otros hombres le echaron un balde de agua al reo
para despertarlo y le dijeron: <Manda a decir el coronel
que te va a dar una chance de salvar tu vida.
Si adivinas quién de nosotros tiene un ojo de vidrio,
te dejaremos de torturar>. Después de pasear su mirada
sobre los rostros de sus verdugos el reo señaló
a uno de ellos: <¡El suyo, su ojo derecho es de vidrio!>. Y los
torturadores asombrados dijeron: <¡Te salvaste! Pero
¿cómo has podido adivinarlo? Todos antes fallaron,
porque el ojo es americano, es decir, perfecto>. El reo
respondió, sintiendo que le venía otra vez el desmayo:
<Muy sencillo, fue el único ojo que no me miró con odio>.
Desde luego, lo siguieron torturando.
respondió, sintiendo que le venía otra vez el desmayo:
<Muy sencillo, fue el único ojo que no me miró con odio>.
Desde luego, lo siguieron torturando.
No necesitas que tu contrincante de turno, con seguridad más civilizado que los del relato, tenga un ojo de vidrio. Cuando la certeza del desamor te sacuda en lo más profundo de tu ser, tendrás que elegir entre la sumisión o la dignidad. Puedes sacar, como vimos, el arsenal para complacer a los demás o seguir con tu paso firme. Tú eliges: si te hundes en la maraña de la aprobación o prefieres ser independiente. [...]
Solo para que lo tengas en cuenta: Gandhi, Jesús, Sócrates, Freud, Francisco de Asís, Giordano Bruno, entre otros pensadores e innovadores de todos los tiempos, fueron catalogados como locos o ridículos por el poder dominante; fueron rechazados de plano. No quiero compararte con ellos (salvemos las distancias), lo que sostengo es que en su momento fueron mal vistos y ese criterio no prevaleció. La opinión de los demás no es una verdad absoluta e irrebatible. No hay nada más subversivo para las mentes estrechas que ver a alguien independiente, psicológicamente libre y con una pizca de locura simpática. ..."
Bendiciones.
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