domingo, 25 de octubre de 2015

Mindfulness: un antídoto para vencer el miedo y la ansiedad...



Quiero iniciar este compartir contándoles que actualmente me encuentro realizando un curso intensivo de “Neurociencias cognitivas”. Atraída por la temática que aborda, ni lerda ni perezosa, me inscribí en él. Y debo confesar que -hasta el presente- ha superado todas mis expectativas. Así fue que en una de las clases, el neurocirujano a cargo del dictado del mismo, mencionó una práctica muy recomendable (en mi opinión para todo ser humano que aprecie su bienestar psico-físico) denominada “Mindfulness”. Entonces y en vista de los interesantísimos conocimientos que el curso me está brindando, decidí apersonarme por la librería donde -generalmente- adquiero la mayoría de los libros que hoy forman parte de mi biblioteca. Y una vez allí, me topé con una obra titulada “Mindfulness en la era del miedo y la ansiedad” – El arte de elegir la paz de Clara Badino (diferentes procesos de enfermedad la acercaron a las prácticas psicofísicas del yoga y la meditación; es embajadora de esta práctica en la Argentina donde imparte entrenamientos -desde hace años- en la Asociación Visión Clara), siendo éste su primer libro.

Esta obra -desde mi punto de vista- es magnifica. Con lenguaje sencillo, claro y que resulta por demás ameno y comprensible para cualquier persona, nos explica de qué se trata esta práctica,  cómo realizarla y cuáles son los beneficios que reporta. Particularmente, sólo con leer el título fue suficiente para tener un atisbo de esa paz que supone este novedoso método que ya tiene unos cuantos años de vigencia.

Me parece oportuno, antes de continuar desarrollando el tema objeto de este compartir, comentarles una anécdota al respecto: habiendo puesto al tanto de esta última adquisición en materia de lectura a una gran amiga y compañera del Alma, llamada Laura, y ante su interés, me ofrecí a prestarle el libro para que pueda hecharle un vistazo. Obviamente, quedó muy complacida con su lectura, lo cual me motivó a comprar otro ejemplar del libro y … a regalárselo; lo mismo que me había sucedido con otro (cuya autoría corresponde a Walter Riso y se titula “Maravillosamente Imperfecto Escandalosamente Feliz”) unos días antes.

En las páginas 11 a 14, Clara nos explica:

“Qué es Mindfulness y porqué lo necesitamos

Le propongo un experimento. A medida que lee estas líneas pregúntese -como quien no quiere la cosa- qué está haciendo su mente. ¿Está tranquila y concentrada? ¿Curiosa por saber qué tendrá para enseñarle este libro? ¿Inquieta y apurada, ansiando llegar rápido al punto para poder seguir con la próxima asignatura? Acaso esté deseando algo: un café, un descanso, una siesta, un poco de compañía. O por ahí está molesta con algo que ocurrió, algo que alguien dijo, y aunque ya casi no lo recuerda, es posible que una nube negra ensombrezca en este momento sus pensamientos.

Y su cuerpo, ¿cómo está? ¿Tenso, rígido, alerta? ¿Relajado y distendido? ¿Cuán cómoda es la posición que eligió para la lectura? ¿La eligió?

Ultimo, pero no menos importante, ¿cómo está respirando? Ante este interrogante, quizás se pregunte si hay más de una forma de respirar. Y la respuesta será: tantas como personas en el mundo, y como momentos en que se haga la pregunta. Entonces, observe: ¿es pausada y tranquila? ¿Es rápida, entrecortada? ¿Profunda? ¿Superficial? ¿Pareja en tiempos de inhalación o exhalación? ¿Proclive a retener el aire entre una y otra?

Este reconocimiento interno de vivencias, este detenerse, observar sin juicios, estar donde uno está pura y simplemente ser, es el corazón palpitante de la sencilla pero revolucionaria práctica llamada Mindfulness, y es la propuesta de este libro.

Sencilla, porque no pide de nosotros nada complicado ni sofisticado. No requiere de un equipamiento especial, un lugar particular para realizarla ni una condición física determinada. Y revolucionaria, porque puede transformar nada menos que la forma de percibir el mundo y vivir la vida.

Sin embargo, voy a ser clara y sincera: sencilla no significa fácil.

¿Por qué? Veamos.

La cultura en la que vivimos es generosa en estímulos, conocimientos y oportunidades. Pero lo es tanto en tiempo para absorber esos estímulos, procesar esa información y aprovechar esas oportunidades. Más bien, tendemos a vivir inmersos en un maremoto de presiones y apuros, saltando de una actividad a otra, barajando dos o tres a la vez, con una conciencia muy limitada de lo que estamos sintiendo, pensando y necesitando, ajenos al único momento real, el momento presente.

Como una pequeña muestra, comparto con ustedes los sorprendentes resultados de una investigación reciente de la Universidad de Virginia, que revelan los límites a los que estamos dispuestos a llegar par evitar permanecer un momento de estado de quietud: dos tercios de los hombres y un cuarto de las mujeres que participaron en el estudio sintieron tanto ansiedad y nerviosismo ante la propuesta de pasarse 15 minutos solos con los pensamientos, que optaron por administrarse una descarga eléctrica que poco antes habían dicho que pagarían por evitar.

Este estado de desconexión no es gratuito. Bajo su reinado, la ansiedad y el miedo se han convertido en epidemia, y cada día cobran nuevas formas: hiperquinesis, síndrome de déficit de atención, trastornos, obsesivo-compulsivos, adicciones de toda clase: al alcohol, al cigarrillo, a los psicofármacos, al trabajo, al consumo, al sexo, a las pantallas, a la adrenalina misma. ¡Estímulos, estímulos, estímulos!

Pero aun si pudiéramos procurarnos una vida simple en un paraje apartado de la sociedad, sin presión alguna, veríamos que la mente se las ingenia de todos modos para crear temores, dudas, penas, preocupaciones. El malestar puede surgir en cualquier momento, ya que es parte de la experiencia humana. Y la mente se ha ido condicionando para reaccionar a ella, generando un círculo vicioso de sufrimientos, insatisfacción, desregulación y manejo desacertado de las emociones, que impacta en forma directa sobre nuestra salud.

Por eso decimos que Mindfulness atención pura no es una práctica fácil, aunque sí simple. Porque nos invita nada menos que a desaprender condicionamientos sociales y culturales tan antiguos como el hombre. Y nos ofrece algo simple de experimentar: más rechazamos la incomodidad, más aumenta. A mayor resistencia, mayor tensión.

Acerquémonos a la propuesta.

Mindfulness es un estado de consciencia caracterizado por la atención pura libre de distracción, y es estar presentes en el presente con una actitud de indagación neutral, curiosidad, recepción, paciencia, compasión y apertura. Este estado de integración e integridad nos permite observar nuestros estados internos -pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones- y todo lo que ocurre a nuestro alrededor, como si lo percibiéramos por vez primera.

En realidad, esta capacidad está presente en nuestras vidas: la consciencia es quizás nuestro más valioso acervo como seres humanos. Pero no solemos experimentarla más que por instantes, a niveles muy superficiales, antes de sumirnos nuevamente en un sinfín de elucubraciones, recuerdos o fantasías que nos alejan de esa percepción pura, de ese estado de cognición claro que nos permite ver la realidad tal cual es.

Mindfulness tiene el poder de transformarnos, operando por momentos como un ancla que nos trae de vuelta a nosotros mismos, y a la vivencia de cada momento. Nos trae una y otra vez a la posibilidad real de transitar receptiva y afectuosamente los procesos, observar neutralmente los sucesos y dar respuestas, inhibiendo la reacción ligada a la distracción y al automatismo.

La práctica de Mindfulness no persigue ningún objetivo, lo que propone realmente es reconocernos como personas con personalidad: quiénes somos en esencia, más allá del nombre, edad, sexo, profesión; quiénes fuimos cuando llegamos al mundo.

Pero aun sin perseguir objetivos -o quizás por ello-, quien practica esta disciplina con compromiso y compasión descubrirá sus beneficios: cambios a corto, mediano y largo plazo que irán enraizando en lo profundo. Ya veremos en qué consisten estos cambios en subsiguientes capítulos.

A modo de adelanto, digamos que veremos modificada nuestra percepción de las cosas, especialmente de todo aquello que nos resulta amenazante y estresante. Y que, al tomar nota de tantos detalles que pasaban inadvertidos, tomaremos consciencia de que la vida nos fue dada para vivirla en su totalidad. Así, habitaremos cada minuto, sentiremos cada segundo. Podría decirse que viviremos más, no por alargar nuestra vida en años, sino por transitarla tanto más interesantemente.

¡Los invito a compartir esta gran aventura!...”


Y en las páginas 21 a 23, Clara nos informa acerca de:

Lo que comprueba la ciencia

[…] El objetivo de este capítulo es más modesto y puntual: señalar la gran riqueza y amplitud de beneficios que ha demostrado generar la práctica, en diversos estudios de laboratorio. Los veremos segmentados por planos, aunque, por supuesto, son interdependientes.

Beneficios en el plano emocional:

  • Descenso en los niveles de la ansiedad, el miedo, la preocupación y la impulsividad.
  • Reducción en los niveles de estrés, percepción de soledad y depresión.
  • Aumento en la autoestima y la autoaceptación.
  • Mejora de la resiliencia ante situaciones de enfermedad y dolor.
  • Incremento del optimismo, la relajación y la lucidez.
  • Mejora en la calidad de vínculos e interacciones sociales, especialmente en la cualidad de la empatía.
  • Disminución de síntomas ansiosos como comer o fumar compulsivamente.

En el plano físico:

  • Baja de la presión sanguínea.
  • Baja en la incidencia de desórdenes inflamatorios, colon irritable y asma.
  • Mejora en la sintomatología de cuadros de diabetes.
  • Menor severidad en las manifestaciones de la psoriasis.
  • Mejora en el índice respiratorio y la variabilidad cardíaca.
  • Reducción de síndromes premenstruales y menopáusicos.
  • Mejora en la inmunidad y los niveles de energía.
  • Alivio de dolencias en pacientes con fibromialgia, artritis y HIV.
  • En pacientes de cáncer, algunos estudios demuestran bajas en la morbilidad y en la recurrencia.

En el plano mental:

  • Mejora en las habilidades cognitivas y en la creatividad.
  • Incremento en la memoria y agudización de la concentración.
  • Optimización del proceso de toma de decisiones y la resolución de problemas.
  • Mejor manejo de las distracciones y disminución de los síntomas en desórdenes como el ADD y el ADHD.
  • Mayor eficiencia en el procesamiento de información.
  • Más autonomía y maestría.

Entre los efectos constatados específicamente en el cerebro, se incluye una mayor activación de la corteza prefrontal izquierda, un área relacionada con el manejo adaptativo de las situaciones amenazantes o de alta demanda interna y externa y una mayor inmunidad (aumento de anticuerpos).

Este cambio de activación cerebral provee una nueva base neurológica para la resiliencia. En los capítulos siguientes exploraremos y profundizaremos cómo la práctica de la atención pura va desarrollando la capacidad de concentración y la de observar neutralmente sucesos y procesos, aumentando la tolerancia a la incomodidad y el poder de adaptación, como un camino de evolución personal. Esto es, en esencia, lo que la práctica de Mindfulness propone para descubrir y cultivar la paz. …”


Como habrán podido observar, los beneficios que plantea el método descrito en este libro resultan ser absolutamente recomendables para lograr una “Vida Plena”.  Sin duda alguna, nos encontramos frente a un libro que merece ser leído y a una práctica que merece ser adoptada.




 Bendiciones.

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