Perdona hermano mío
si te digo
que ganas de escribirte
no he tenido
No se si es el encierro
no se si es la comida
o el tiempo que ya llevo
en esta vida
Lo cierto es que el zoológico deprime
y el mal no se redime sin cariño
si no es por esos niños que acercan su alegría
seria más amargo todavía
A ti te irá mejor, espero
viajando por el mundo entero
aunque el domador, según me cuentas
te obligue a trabajar más de la cuenta
Tu tienes que entender, hermano
que el alma tiene de villano
al no poder mandar a quien quisiera
descarga su poder sobre las fieras
Muchos humanos
son importantes
si ya mediante
látigo en mano...
Pero volviendo a mi
nada ha cambiado
aquí desde que fuimos
separados,
hay algo sin embargo
que noto entre la gente
parece que miraran
diferente
Sus ojos han perdido algún destello
como si fueran ellos
los cautivos
yo se lo que te digo
apuesta lo que quieras,
que afuera tienen miles de problemas
Caímos en la selva de mármol
y miren que piadosas manos
su aire esta viciado de humo y muerte
y quien anticipar puede su suerte
Volver a la naturaleza
sería su mayor riqueza
allí podrán amarse libremente
y no hay ningún zoológico de gente
Cuídate hermano
yo no se cuando
pero ese día
VIENE LLEGANDO...
Magníficas palabras para una canción que -a mi criterio- nos invita a una
profunda reflexión, a conectarnos con la espontaneidad, a recuperar la magia
que brota del Alma, a recordar que “no se ve bien sino con el Corazón”
-como acertadamente dice Antoine de Sanit-Exupéry en su magistral creación
titulada “El Principito”-, a soltar las amarras que nos mantienen
presos, esclavos del miedo (cualquiera sea su manifestación), a recuperar el
Paraíso perdido (oculto en nuestra auténtica naturaleza) y, en definitiva, a
re-conocernos como aquello que realmente somos “Seres Espirituales viviendo
una experiencia humana y no seres humanos viviendo una Experiencia Espiritual”
(frase que debe su autoría al religioso, paleontólogo y filósofo francés
Teilhard de Chardin).
Bendiciones.
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