Sucedió
como al pasar. Fue algo inesperado aunque, pensándolo mejor, pueda llegar a
decir que -en realidad- yo estaba
esperando algo, buscando algo y que ese algo podría llamarse una “Revelación”.
Esa tarde, algo me llevó hacia El. Algo dentro de mí, guiaba mis pasos. De
repente, me vi entrando. Una vez allí, comencé a mirar entorno. Esquivé
graciosamente algunas mesas y, por fin, me dirigí hacia una de ellas. Había una
gran variedad de opciones, pero una en particular concentró toda mi atención:
allí estaba El. Su porte erguido. Su sonrisa sincera. Su rostro angelical. Me
sentí inmediatamente atraída por El. Y entonces, ni lerda ni perezosa, lo tomé
entre mis manos. No hizo falta efectuar un pormenorizado análisis del mismo
para darme cuenta que -sin duda alguna- había encontrado una verdadera joya de
incalculable valor. Una Amorosa sensación de Paz inundó mi Alma en esos mágicos
instantes. Presurosa caminé hacia el mostrador, y le indiqué al empleado de
turno que lo había elegido para llevármelo. Una vez concluido el trámite
pertinente, saludé y salí a la calle portando una gran sonrisa en mis labios y
una maravillosa sensación en todo mi Ser; una experiencia sensible que podría definirse
como “de estar profundamente enamorada”.
Su
nombre es Nick Vujicic (conferencista motivacional y director de la
organización sin fines de lucro Life Without Limbs.). Autor del libro titulado “Una vida sin límites”, y tal como puede
leerse en la contratapa del mismo, “…
Nick nos cuenta la historia de sus discapacidades físicas y de la batalla
emocional que ha librado para enfrentarlas como niño, adolescente y, ahora,
como adulto. … Nick comparte con nosotros cómo su fe en Dios ha sido una fuente
central de fuerza y explica que una vez que encontró su propósito -inspirar a
los demás para hacer de sus vida y del mundo algo mejor-, descubrió la
confianza suficiente para construir una existencia productiva y provechosa ¡sin
límites!. También ofrece consejos prácticos para disfrutar a diario de momentos
de satisfacción y felicidad confiando en los demás, construyendo relaciones
benéficas y encontrando fuerza en el camino. Motiva al lector mediante su
experiencia, demostrando cómo aprendió a aceptar aquello que no podía controlar
y enfocándose en lo que sí podía transformar para tener una vida plena.”
Atraída
por el título y la foto impresa en la portada del libro, comencé su lectura
casi de inmediato. Nada más leer unas palabras suyas escritas en la solapa interior
de la tapa, fue suficiente para que me embargara una increíble emoción:
“De verdad creo que mi vida no
tiene límites. Quiero que tú te sientas igual respecto a tu existencia sin
importar cuáles sean tus retos y tus obstáculos. Antes de comenzar este viaje
juntos, quiero que te tomes un momento para pensar en las limitaciones que tú
te has impuesto o aquellas que otros han puesto en tu camino. Ahora, piensa
cómo sería sentirse libre de esas
limitaciones.¿Cómo sería tu vida si cualquier cosa fuera posible?.” (*)
Y
a medida que avanzaba con la lectura de las páginas, las lágrimas empezaron a
rodar por mis mejillas.
¡Cuánto
AMOR INCONDICIONAL me transmitía! ¡Cuánta FE y ESPERANZA se renovaban en mi
Corazón ante el testimonio de una VIDA tan PLENA, tan FECUNDA, tan AUTENTICA!
¡DIOS me hablaba a través de la existencia de Nick, en toda su humanidad!.
Más
que motivada por semejante manifestación o, también podría decirse, “revelación
de DIOS”, decidí compartir con ustedes algunos fragmentos extraídos del libro.
Fragmentos que -a mi entender- pueden operar como una suerte de “propulsores de
la transformación”, para quienes así lo deseen.
“… Había tenido un mal día en la escuela y,
cuando se lo dije a mamá, lloró conmigo. Le dije que estaba cansado de no tener
brazos ni piernas. Compartió mis lágrimas y me dijo que ella y papá habían
logrado entender que Dios tenía un plan para mí y que algún día El mismo me lo
revelaría. (…) Yo ya era bastante inseguro, pero enterarme de que mi propia
madre ni siquiera había soportado verme, fue… bueno, imagínate cómo te
sentirías. Me sentí herido y rechazado, pero luego pensé en todo lo que mis
padres habían hecho por mí. Me habían demostrado su amor incontables veces. (…)
Hemos seguido compartiendo nuestros sentimientos y temores. Mis padres me han ayudado
a entender cómo fue que su fe les permitió ver que yo estaba destinado a servir
a un propósito de Dios. En general, fui un niño con determinación y entusiasmo.
Mis maestros, otros padres y algunos desconocidos les dijeron a mis padres que
mi actitud era inspiradora. Por mi parte, logré ver que, sin importar la
dimensión de mis desafíos, mucha gente tenía cargas más pesadas que la mía.
Hoy en día, en mi viajes alrededor del mundo,
puedo presenciar un sufrimiento avasallador; eso me hace sentir agradecido por
lo que tengo y disminuye mi inclinación a enfocarme en aquello de lo que
carezco. He visto niños huérfanos con enfermedades atroces, mujeres jóvenes
forzadas a vivir en la esclavitud sexual, hombres que fueron encarcelados por
ser pobres y no poder pagar una deuda….”
En
la introducción, nos encontramos con una declaración que nos deja sin palabras,
la cual voy a resaltar y subrayar:
“… Mis padres son cristianos devotos; sin
embargo, cuando nací sin brazos ni piernas se preguntaron qué era lo que Dios
había planeado al crearme. Al principio asumieron que no
habría esperanza ni futuro para alguien en mis condiciones, que nunca podría
tener una vida normal o productiva.
No obstante, hoy mi
vida es mucho más grande de lo que pude haber imaginado. Todos los días conozco
a gente nueva por medio del teléfono, el correo
electrónico, los mensajes de texto y de Twitter. La gente se me acerca en los
aeropuertos, hoteles y restaurantes. Me abrazan, me dicen que, de alguna
manera, he tocado sus vidas. He sido profundamente bendecido. Soy espectacularmente feliz. …
… Cuando entré en los difíciles años de la adolescencia, el tiempo en que
todos nos preguntamos cuál es nuestro sitio, mis circunstancias me causaron
desesperación, la sensación de que nunca sería <normal>. No había manera
de ocultar que mi cuerpo era diferente al de mis compañeros de clase. Aunque
traté de realizar actividades ordinarias como nadar y andar en patineta, sólo
lograba darme cuenta, cada vez más, de que sencillamente había cosas que nunca
podría hacer.
Claro que tampoco fue de gran ayuda que algunos chicos crueles me llamaran
<engendro> y <alienígena>. Por supuesto, soy demasiado humano y
deseaba ser como los demás a pesar de que no tenía gran oportunidad de
lograrlo. Quería que me aceptaran, pero sentía el rechazo. Quería
pertenecer, pero no parecía ser posible. Al final, me había topado con un muro.
Me dolía el corazón,
estaba deprimido y los pensamientos negativos me abrumaban; no le encontraba
ningún sentido a mi existencia. Incluso cuando estaba rodeado por mi familia y
mis amigos, me sentía solo. Me preocupaba ser siempre una carga para aquellos a
quienes amaba.
Pero estaba muy, muy
equivocado. Podría llenar un libro enumerando todo lo que ignoraba en aquellos
días oscuros: un libro como el que sostienes ahora. En las siguientes páginas
te ofreceré métodos para encontrar esperanza aun en medio de los más arduos
desafíos y las peores tribulaciones. Voy a iluminar el camino que lleva al otro
lado de la pena, ahí en donde puedes resurgir con más fuerza, determinación y
poder para buscar la vida que deseas y, tal vez, para que incluso encuentres
una vida más grande de lo que te imaginas.
Si tienes el deseo y la pasión para hacer algo y si
esa es la voluntad de Dios, lo lograrás. (*) La anterior
es una frase muy poderosa, pero, para ser honestos, yo no siempre creí en mí.
Si has visto alguna de mis charlas en internet, te puedo decir que la felicidad
que ahí muestro y que brilla a través de esos videos es resultado de un viaje
que he realizado. Al principio no tenía todo lo que necesitaba, por lo que tuve
que conseguir varios atributos importantes en el camino. Descubrí que para
vivir sin límites necesitaba lo siguiente:
- Un poderoso sentido de mi propósito.
- Esperanza inquebrantable.
- Fe en Dios y en las posibilidades infinitas.
- Actitud con altura.
- Un espíritu valeroso.
- Disposición a cambiar.
- Un corazón confiado.
- Ansia de oportunidades.
- La habilidad de evaluar riesgos y de reírme de la
vida.
- La misión de servir primero a otros.
Cada capítulo de este libro se enfoca en uno de estos
atributos. Los he explicado de forma que puedas aplicarlos en tu propio viaje
hacia una vida plena y llena de significado. Te los ofrezco porque comparto el
amor que Dios tiene por ti y porque deseo que experimentes todo el gozo y la
plenitud que El te ha otorgado.
Si tú eres una de las muchas personas que luchan a
diario, recuerda que, más allá de mis batallas, a mí me esperaba un propósito
en la vida. Ese propósito ha demostrado tener un alcance mucho, mucho, muchísimo
más grande del que yo jamás hubiera imaginado.
Podrás encontrarte con momentos difíciles, podrás caer
y sentir que no tienes fuerza para levantarte: yo conozco esa sensación porque
todos la hemos experimentado. La vida no siempre es fácil, pero cuando nos
sobreponemos a los desafíos nos hacemos más fuertes y agradecemos las
oportunidades que se nos han presentado. En realidad, lo que más importa son
aquellas vidas que tocas a lo largo del camino y la manera en que terminas tu
viaje.
Yo amo mi vida tanto como tú la tuya. Juntos, podemos
lograr más, el número de posibilidades que nos esperan es ridículo. Así que,
¿qué dices?, ¿lo intentamos, amigo? …”.
(*)
resaltar y subrayar es de mi autoría.
¿Qué
más podría agregarse?. Particularmente, creo que está todo dicho. Sin embargo,
aun me queda por decir:
NICK VUJICIC
UN MAESTRO
UN ANGEL
AMOR DE DIOS EN UN CUERPO
DIVINO
¡GRACIAS POR EXISTIR!
Bendiciones.