En
esta oportunidad quiero compartir, con todos ustedes, una hermosísima historia
-de autor desconocido- que puede leerse en el libro titulado “Cuentos con
Alma”, el cual responde a la intención de Rosario Gómez de reunir una serie
de cuentos que inspiran, enseñan o divierten; ya sean antiguos o modernos; ya
sean anónimos o no. Como bien dice en la contratapa del libro “(...)Es
universal todo lo que viene a enseñarnos AMOR, porque el AMOR traspasa las
fronteras y domina todos los idiomas, es incluyente, es palabra de Dios. Esta
es una recopilación de Cuentos con Alma,
para disfrutar, compartir y aprender de esta palabra tan cortita, tan fácil de
pronunciar y tan gratificante de vivir ... que es: EL AMOR.”
Sin duda alguna, una lectura que aporta
caricias para el Alma. Una lectura que se percibe con todos los sentidos y que
penetra hasta lo más profundo del Corazón. Una lectura que nos pone en conexión
con nuestro verdadero SER. Una lectura que nos transporta hasta el Paraíso. Un
camino que podemos recorrer en la página 144 y 145, cuando dice que:
“El hombre estaba tras el mostrador,
mirando la calle distraídamente. Una niñita se aproximó a la tienda y apretó la
naricita contra el vidrio del escaparate. Los ojos de color del cielo brillaban
cuando vio un determinado objeto. Entró en la tienda y pidió ver el collar de
turquesa azul.
- Es para mi hermana. ¿Puede hacer un
paquete bien bonito?-dijo ella.
El dueño de la tienda miró desconfiado
a la niñita, y le preguntó:
- ¿Cuánto dinero tienes?
Sin dudar, sacó del bolsillo de su
ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Colocó el dinero
sobre el mostrador, y dijo feliz:
- ¿Esto alcanza?-eran apenas algunas
monedas las que exhibía orgullosa-. ¿Sabe?, quiero dar este regalo a mi hermana
mayor. Desde que murió nuestra madre ella cuida de nosotros y no tiene tiempo
para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar, que
es del color de sus ojos.
El hombre fue hacia la trastienda,
colocó el collar en un estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un
trabajado lazo con una cinta verde.
- Toma-dijo a la niña. Llévalo con
cuidado.
Ella salió feliz, corriendo y saltando
calle abajo.
Aún no acababa el día cuando una linda
joven entró en la tienda. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio,
desecho, e indagó:
- ¿Este
collar fue comprado aquí? ¿Cuánto costó?.
- ¡Ah!-habló el dueño de la tienda-. El precio de cualquier producto de mi tienda es
siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.
La
joven exclamó:
- Pero mi
hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es auténtico, ¿no? Ella no
tendría dinero para pagarlo.
El hombre
tomó el estuche, lo envolvió de nuevo con extremo cariño, colocó la cinta y lo
devolvió a la joven. Le dijo:
- Ella pagó
el precio más alto que cualquier persona puede pagar:
<ELLA
DIO TODO LO QUE TENIA>
El silencio envolvió la pequeña tienda y
dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuanto sus manos
tomaban el pequeño envoltorio.
Autor desconocido
La verdadera donación es darse por
entero, sin restricciones. La gratitud de quien ama no conoce límites para los
gestos de ternura. Agradece siempre, pero no esperes el reconocimiento de
nadie. Gratitud con amor no sólo reanima a quien recibe, reconforta a quien
ofrece.
Bendiciones.
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