martes, 10 de diciembre de 2013

Amar también es un aprendizaje ...


Estando próximos a celebrar las festividades de Navidad y Año Nuevo, me parece propicio compartir -con todos ustedes- un texto que puede leerse en las páginas 123 a 124 del libro titulado “Ondas del Espíritu” – Formas prácticas de enfrentar los desafíos de la vida, y cuya autoría pertenece a Eileen Caddy (junto con su esposo Peter y con Dorothy Maclean fue fundadora de la Fundación Findhorn, comunidad espiritual del norte de Escocia. Publicó numerosos libros que sirven de guías inspiradoras). Puedo asegurarles que ningún lector quedará defraudado luego de acercarse a la lectura de alguna de sus obras. Eileen combina a la perfección, un estilo sencillo y -a la vez- ameno cuando se trata de trasmitir toda su vasta experiencia en materia espiritual. Dotada de una Sabiduría impresionante, nos invita a transitar los caminos de la Paz, el Amor y la Esperanza; no sólo a nivel personal sino también como integrantes de la Humanidad.

“...Preguntas sobre la forma de aprender a amar

Las siguientes preguntas tienen como propósito ayudarte a comprender mejor cuál es tu actual relación con las virtudes del amor. Date tiempo para hacer el ejercicio sin apresurarte. Ten a mano un anotador y un lápiz o bolígrafo para escribir las respuestas. Tras la relajación inicial, incorpora a la mente una pregunta por vez. Permítete tomar contacto internamente con la pregunta y luego, en actitud mesurada y tranquila, escribe la respuesta en el anotador. Antes de pasar a la pregunta siguiente vuelve a la calma y deja un breve espacio en blanco.

Busca una posición cómoda, relaja el cuerpo y cierra los ojos... Inhala y exhala profundamente varias veces, sintiendo cómo el aire fresco llena tu ser y trae consigo paz... Siente esta paz inundando todo tu ser... tu cuerpo... tu mente... tus emociones...

Ahora comienza...

1)  No puedo dar lo que no tengo.
¿Tengo amor en mi corazón?
¿ Soy una persona que dé amor?
¿Busco y veo lo mejor en cada uno?
Si tengo estas cualidades y vivo de esta manera, es porque soy capaz de dar amor.

2) No puedo enseñar lo que no comprendo. Para enseñar a amar debo saber qué quiero decir cuando hablo de amor. 
 ¿Conozco el significado del amor?
 ¿Sé qué se siente cuando se ama?
 ¿Puedo ver, más allá de la superficie exterior, la chispa divina en cada alma?
 Si soy capaz de conocer y de hacer estas cosas, estoy comenzando a comprender lo  que es el amor.

3) No puedo valorar lo que no reconozco. Para reconocer el amor primero tengo que ser receptivo a él.
¿Soy receptivo al amor?
¿Reconozco el amor cuando lo veo y lo siento?
¿Valoro el amor y lo que éste implica para mí?
¿Valoro lo que puedo darles a los demás con mi amor?

4) No puedo incorporar algo a lo que no me entrego. Para entregarme al amor debo ser vulnerable a él.
¿Estoy abierto al amor y soy vulnerable a él?
¿Temo ser herido por el amor, o ser rechazado?
¿Construyo a mi alrededor un cerco lleno de púas para protegerme del amor?

5) No puedo tener dudas sobre aquello en lo que quiero confiar. Para confiar en el amor debo estar convencido de su poder.
¿Estoy convencido de que el amor es la energía más poderosa del universo?
¿Estoy convencido de que Dios es amor?
¿Amo a Dios, la Divinidad que hay en mí?

6) No puedo vivir aquello a lo cual no le dedico mi ser. Para dedicar mi ser al amor debo crecer permanentemente inmerso en él.
¿Le dedico mi ser al amor?
¿Considero que la lección más importante en la vida es aprender a amar?
Si no le dedico mi ser al amor, ¿por qué pasa esto? ¿Qué puedo hacer para modificarlo?


Al repasar tus respuestas, repara en tu reacción ante cada una de ellas. ¿Te ponen contento? A partir de lo que te enseña este ejercicio, ¿hay algún aspecto de ti mismo que quisieras modificar? ¿De qué modo podrías hacerlo? ¿Te gustaría establecer contigo mismo algún compromiso?...”

Espero que al finalizar esta lectura, se encuentren más que motivados a responder a todas estas preguntas y -quizás- a formularse algunas que no estén incluidas en esta lista. Estoy absolutamente segura de que al Universo entero beneficia todo mejoramiento que podamos realizar a nivel individual; sobretodo si se trata del desarrollo de nuestra más genuina y auténtica capacidad de “amar y ser amados”...


Bendiciones.

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