domingo, 1 de diciembre de 2013

Paz Mundial



Una vez más, vuelvo a tomar como referencia algunas de las reflexiones que son producto de la vasta experiencia espiritual de Eileen Caddy (junto con su esposo Peter y con Dorothy Maclean fue fundadora de la Fundación Findhorn, comunidad espiritual del norte de Escocia. Publicó numerosos libros que sirven de guías inspiradoras). Como toda buena Maestra, Eileen nos trasmite sus conocimientos con una claridad y sencillez que permite, a cualquier lector, lograr una inmediata conexión con su Ser interior. Dotada de una gran Sabiduría, a través de sus escritos, nos invita a transitar por los caminos de la Vida con Fe y Esperanza; sustentándonos permanentemente en el Amor a Dios, hacia uno mismo y hacia el prójimo.

En esta oportunidad, y a poco de comenzar a leer el libro de su autoría titulado “Ondas del Espíritu” – Formas prácticas de enfrentar los desafíos de la vida, me siento motivada a compartir -con todos ustedes- el texto que encontrarán en las páginas 54 a 57:

“… Paz Mundial

Qué fácil es, para cada uno de nosotros, decir: <Por supuesto que deseo la paz mundial, pero no es mucho lo que yo puedo hacer para alcanzarla. Después de todo, no soy más que un individuo… ¿qué puede hacer uno solo para lograr algo tan vasto? Lo dejaré en manos del gobierno, de los políticos y de los que participan en las manifestaciones a favor de la paz. Alguna otra persona podrá hacer algo al respecto. Si yo lo pretendiera, sería como lanzar un grito en el desierto.>

Al pensar de este modo, terminamos ocultándonos en nuestras pequeñas caparazones como el caracol y permitiendo que la conciencia sobre la situación mundial pase a un segundo plano, ya que como individuos nos creemos incapaces de hacer nada.

¿Qué puede hacer cada uno? Preguntémonos más bien cuál es nuestra responsabilidad con respecto a la paz mundial. Lo que hagamos, nuestra manera de vivir y de pensar, pueden colaborar o interferir en la paz del mundo.

Podemos hablar sobre el tema, pero eso no traerá la paz. Podemos escribir o distribuir folletos alusivos, pero eso no creará paz. Lo que tenemos que hacer es encontrar en nosotros mismos una profunda paz y armonía. Eso sí que ayudará. Podemos convertirnos en parte de la respuesta en vez de ser parte de la confusión y el caos. Esta es una época de creación, de construcción, de entrelazamiento, y también esto empieza dentro de cada cual. Podemos comenzar ahora mismo. No es menester que esperemos a nadie más.

¿Por qué no volcarnos hacia adentro y ver en qué punto podríamos empezar? A menudo es muy simple. ¿Qué está sucediendo en tu familia, en tu hogar, con tu vecino? ¿Qué me dices de la discusión que tuviste con tu amigo la semana pasada? Ahí se quiebra la paz, exactamente ahí, en nuestro vivir cotidiano. Hasta que alcancemos la paz y la armonía dentro de nosotros y aprendamos a amarnos, ¿cómo podemos suponer que lograremos llevar paz al mundo? Lo que origina paz es el amor, la comprensión y la tolerancia.

¡Existe tanta negatividad a nuestro alrededor! Basta leer un periódico o escuchar la radio para ser bombardeados por pensamientos destructivos y negativos. Lo que tú hagas con ellos depende de ti. Tu reacción frente a ellos tiene vital importancia. Puedes absorberlos y permitir que pesen en ti lo bastante para sumarte a la negatividad, o puedes elevarte sobre ellos y contribuir a transmutarlos y transformarlos. Puedes ser parte de la enfermedad o parte de la cura: depende de ti. Cuanto antes te percates mejor será. La negatividad es como una nube oscura capaz de envolverte si tu luz interior no es lo suficientemente fuerte como para disiparla. Que tu luz brille en todo instante para que las tinieblas se dispersen enseguida. Cuanto mayor sea el número de los que hagamos esto y valoremos su importancia, más pronto desaparecerán toda la negatividad y las tinieblas. Así pues, que haya luz y más luz en cada uno.

La paz es Energía Divina manifestada y aporta seguridad, confianza, claridad mental y bendiciones. La paz es positiva, es la manifestación de Dios.

Todos anhelamos la paz y sin embargo obramos en forma contraria a nuestro anhelo. En vez de empezar por arriba tenemos que empezar por los cimientos. <Lo que pensamos, somos>. Lo que una nación piensa, eso es. Si su concepción es agresiva, sin duda generará guerras. Podrá discutirse mucho sobre la paz pero con eso no se la alcanzará. La alcanzaremos cuando aprendamos a amarnos y a vivir para cada uno de nuestros semejantes, en vez de vivir para nosotros mismos. A partir de esa base sólida como una roca, podremos llevar paz al mundo.

A fin de comprender el verdadero significado de la paz, de encontrar esa paz que sobrepasa toda comprensión, apártate de las meras apariencias. Cierra los ojos y aquiétate. Aquieta tus sentidos y respira profundamente. Sin una mente y un corazón apacibles, vivimos como en un sueño. Practica la paz iniciando la jornada con un marco mental apacible. Deja que ideas apacibles fluyan por tu mente al despertar e incorpóralas a tu vida diaria.

Sólo podremos crear paz mediante un cambio de conciencia. La paz no se consigue dando conferencias o criticando a los gobiernos. No son los demás los que deben cambiar, sino nosotros mismos los que tenemos que transformarnos. <¡Que la renovación de tu mente te transforme!> Hay una forma de lograrlo, y es merced a una incesante plegaria interior. Soy una gran convencida del valor de la plegaria. Este es el trabajo interior que todos precisamos hacer, no de vez en cuando, sino continuamente. El nos traerá la paz.

Piensa en la unidad, la de todas las cosas y la que subyace en todas las situaciones, la unidad en la diversidad. No puede haber unidad si ésta no está recorrida por un hilo de amor, porque lo que une es el amor. Dos individuos pueden transitar por caminos totalmente distintos y vivir una vida completamente diferente, pero si el amor fluye entre ellos llegarán a ser uno. Entre los individuos, los grupos, las comunidades o el mundo entero puede imperar esta maravillosa paz y unidad si fluye el amor. En algún lado tiene que empezar; entonces… ¿por qué no hacer que empiece en nuestro corazón? No nos es posible obligarnos a amar a alguien, pero si mantenemos abierto el corazón y permitimos que el amor fluya en y por nosotros, cada vez nos mostraremos menos enjuiciadores de los demás. A la larga, sabremos qué significa realmente amar a alguien, no importa lo que sea, no importa cuál sea el color de su piel, su credo o su religión.

Lo que une es el amor. Es la llave que abre todas las puertas, el bálsamo que cura todas las heridas, la luz que ilumina cualquier oscuridad. Si nos amamos los unos a los otros, ya no criticamos el modo de vida de los demás, su comportamiento, rituales y creencias. Si estamos en paz con nosotros mismos, ya no necesitamos dedicar tiempo a tratar de cambiar a los otros. Simplemente aprendemos a Ser, y al Ser creamos un sentimiento de unidad con todo lo vivo. La paz reina entonces suprema. Sabemos que somos de hecho uno ante los ojos de Dios, pues Dios es amor. Recordemos que somos y creamos lo que pensamos. En verdad, somos co-creadores con Dios. …”


Sin duda alguna, estas palabras constituyen un jubiloso canto a la Vida. ¿Quién podrá resistirse a la invitación que Eileen nos hace a los fines de transformarnos en “sembradores de la Paz”?. Aunque parezca una utopía, la Paz mundial es posible. De todos nosotros depende. La entera Humanidad clama por ella. Escuchemos con el Corazón, la voz que surge de lo más profundo de nuestro Ser y que nos urge a un cambio rotundo en nuestra forma de concebir el mundo; un mundo donde la división es sólo una ilusión. Un mundo donde la Unidad aguarda su turno para salir a escena. Soplan vientos de cambio, sepamos aprovecharlos… Recordemos que: TODO ES UNO. TODOS SOMOS UNO.



Bendiciones.

1 comentario:

  1. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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