Quiero
comenzar este compartir, haciéndome eco de las palabras que figuran en la
contratapa del libro “Las doce puertas” – Es posible vivir una vida más
plena, cuya autoría es obra del “Genio Divino” representado en la figura
humana de Dan Millman (mientras llevaba a cabo sus estudios en la
Universidad de California, en Berkeley, fue campeón del mundo de
gimnasia en trampolín y participó en todas las modalidades internacionales.
Durante los últimos quince años, ha enseñado gimnasia, danza, artes marciales,
yoga y otras formas de entrenamiento psicofísico en Stanford University, U. C.
Berkeley y en Oberlin College. Sigue escribiendo, enseñando y dando conferencias
en todo el país): “Abrir Las doce puertas
supone un desafío: vencer la barrera del miedo, ingresar a nuestras zonas más
oscuras e iluminarlas cada día, momento a momento, con la plena conciencia de
nuestro ser. Para ello es necesario redescubrir el entusiasmo, aceptar las
emociones tal como son, comprender que el miedo puede guiar hacia el coraje,
concebir el sentido de servir a los demás, volver a conectarse con los más
profundos anhelos. Lejos de pretender convertirse en un moderno profeta, Dan
Millman se dirige al lector con el estilo simple y directo de quien comparte
las vivencias comunes a todos los seres humanos, a los que ofrece su propuesta
para la iluminación cotidiana”. Desde mi
punto de vista, aunque Dan no pretenda convertirse en profeta, evidentemente ya
se ha convertido en uno de ellos. Y no sólo en profeta sino también en un “Ser
Iluminado”, en un “Ser Sabio”.
En
la página 361, encontramos un hermoso poema de Rumi, que dice:
"... Morí
como mineral y me convertí en planta.
Morí
como planta y me volví animal.
Morí
como animal y fui ser huamno.
¿Por
qué tener miedo? ¿Cuándo salí perdiendo al morir?
Y
cuando muera como ser humano,
me
elevaré con los ángeles benditos;
e
incluso como ángel habré de morir,
para
transformarme en lo que ninguna mente ha concebido jamás. ..."
A continuación, Dan nos regala una magnífica conclusión (páginas 361 a 364) que nos permite:
Alcanzar la cumbre
"... Tras
explorar las doce puertas (y emprender este ascenso por tu montaña interior, la
escalera del alma), has alcanzado la cima y logrado mucho más de lo que
imaginas en estos momentos. Tu psique ha cambiado; tu visión se ha ampliado a
nuevos horizontes; has descubierto el potencial y el propósito de la vida
cotidiana.
Y
sin embargo las doce puertas no son un destino, sino un proceso progresivo, un
viaje continuo. Antes de mirar al frente, detengámonos, como haríamos en la
cumbre de una montaña, a disfrutar de una vista panorámica de los lugares que
hemos recorrido.
Descubre
tu valía: no vales ni más ni menos que
cualquier otra persona o parte de la realidad. Tu percepción de lo que vales
aumenta cuando actúas con nobleza. Pero no tienes por qué sentirte digno, basta
que te trates como a un ser querido o a un invitado de honor, acabes con los
comportamientos autodestructivos y los ciclos de autosabotaje, y te abras a las
oportunidades que te ofrece la vida.
Recupera
tu voluntad: cuando te falte
motivación, debes recurrir a tu fuerza de voluntad. Harás uso de ella cuando
dejes de esperar a sentirte motivado. No olvides lo siguiente: el fruto más
maduro crece en las ramas más altas del árbol de la vida. Para recogerlo, debes
subir por el árbol, paso a paso, día tras día.
Tonifica
tu cuerpo: tu cuerpo es lo único que conservarás
toda la vida. Cuida tu sagrada trinidad de la salud: una dieta ligera,
ejercicio físico y reposo. Respira profundamente y desarrollarás al máximo tu
potencial genético, mejorarás tu salud y tendrás más vitalidad y energía para
enfrentar a los distintos retos y aventuras de la vida.
Administra
tu dinero: primero debes superar todos tus
prejuicios relacionados con el dinero. Valóralo y manéjalo con prudencia, como
harías con cualquier otra forma de energía. Amplía tu talento y tus capacidades
para producir unos ingresos estables, suficientes o incluso abundantes, y luego
gasta, ofrece y ahorra tu dinero.
Domina
tu mente: recuerda que el mundo no es lo que
piensas. Mira más allá de tus filtros mentales para aprehender el mundo tal
como es, en toda su simplicidad, momento a momento. Deja que fluyan tus
pensamientos, concentra tu atención en el asunto que traigas entre manos, y
alcanzarás la paz interior y la iluminación.
Confía
en tu intuición: sabes mucho más de
lo que has leído, estudiado o escuchado en tu vida. Confía en esta antigua
capacidad humana. Conviértete en un ser completo empleando, respetando y confiando
en ambos hemisferios de tu cerebro, aunque no al mismo tiempo. Escucha a tu
mente y fíate de tu corazón.
Acepta
tus emociones: la vida sin
emociones resultaría tan tranquila como la muerte misma, como un mundo sin
clima. Acepta los sentimientos tal como son; agradables o dolorosos, se trata
de algo natural y no tienes por qué cambiarlos. Deja que las emociones
cambiantes surjan y se desvanezcan sin permitir por ello que te rijan la vida.
Enfréntate
a tus miedos: el miedo es un
camaleón que de un momento a otro puede transformarse de guía prudente en
terrible tirano. Respétalo, pero no dejes que sea tu amo. Si existe un peligro
físico, escúchalo bien, y si se trata de un peligro psicológico, haz aquello
que más temas, vive como un guerrero pacífico.
Ilumina
tu sombra: antes de ver la luz debes enfrentarte
a la oscuridad. La imagen de ti mismo que presentas al mundo no es más que la
punta visible del iceberg. Acepta todas tus contradicciones e ilumina la
oscuridad de tu psique para vivir conscientemente en la luz, donde hallarás
plenitud, autenticidad y compasión.
Acepta
tu sexualidad: la manera en que
enfocas la sexualidad refleja tu relación con la vida. La iluminación sexual va
más allá del desenfreno y la abnegación. Se trata de encontrar una forma de
expresión plena y equilibrada de la energía sexual-creativa, estableciendo un
vínculo íntimo entre tu persona, tu pareja y el Espíritu.
Despierta
tu corazón: como has visto, los sentimientos amorosos vienen y van como las
olas. El amor perdurable de un corazón despierto no consiste en un sentimiento
sino en una acción. Si combinas el amor y la voluntad, sigues el mismo camino
que los santos al mostrar afecto y amabilidad hacia todos los demás seres,
aunque sean otros tus sentimientos en ese momento.
Sirve
a tu mundo: cuando has visto
todo lo que hay que ver y la vida te ha revelado tu propio ser, centras tu
búsqueda en prestar el mejor servicio posible al mundo. La vida misma (tu
trabajo, tu familia y todas tus relaciones) constituye una ocasión para ayudar
a los demás, para conectar con ellos y hallar un sentido en cada momento y un
propósito a tu existencia.
Ahora
que has alcanzado la cima de la montaña, ya estás listo para comprender qué es
la iluminación cotidiana y llevarla a la práctica. Reflexionemos acerca de qué
significa esto. Sabes que la vida se compone de una serie de momentos y que
nadie es simpático, inteligente, soso, neurótico o iluminado todo el tiempo.
Pensar de otro modo no resulta realista, de modo que la práctica de la
iluminación no debe considerarse una especie de perfección idílica; por el
contrario este libro habla de crear momentos de iluminación todos los días,
momentos que alumbren y completen cada una de las doce puertas. En algunos
momentos sientes que vales muchísimo, en otros, cuando más lo necesitas,
demuestras tener una voluntad de hierro, y también habrá momentos en que fluya
toda tu energía, intuición, autenticidad, coraje, amor y voluntad de servir al
prójimo. Y esto sucede cada día de tu vida y mejora con el tiempo. Recuerda que
la vida es una obra progresiva y que tú eres un ser humano en formación.
Intentar lograrlo todo a la vez es como intentar comer de una vez para siempre.
...”
Sin
duda alguna, Dan sabe muy bien de qué se trata la Iluminación. Como ya lo he mencionado
antes, de hecho, es un “Ser Iluminado”. “Las doce puertas” es una
lectura que recomiendo. Cada una de las páginas de este libro, son un verdadero
“Manantial de Sabiduría”. El encuentro con “uno mismo”, está absolutamente garantizado.
Te invito a que te animes a abrir estas puertas en tu Vida: te aseguro que Bien lo Vale ...
Bendiciones.
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