En
esta vida todo tiene su momento, hay un tiempo para todo:
Hoy
nacemos,
mañana
morimos;
hoy
plantamos,
mañana
cosechamos;
hoy
herimos,
mañana
curamos;
hoy
destruimos,
mañana
edificamos;
hoy
lloramos,
mañana
reímos;
hoy
guardamos luto,
mañana
bailamos de gusto;
hoy
esparcimos piedras,
mañana
las recogemos;
hoy
nos abrazamos,
mañana
nos despedimos;
hoy
todo lo ganamos,
mañana
todo lo perdemos;
hoy
todo lo guardamos,
mañana
todo lo tiramos;
hoy
rompemos,
mañana
cosemos;
hoy
callamos,
mañana
hablamos;
hoy
amamos,
mañana
odiamos;
hoy
tenemos guerra,
mañana
tenemos paz. (*)
Me he fijado en la carga tan pesada que Dios ha echado sobre nosotros. ¡Pero nada nos queda después de tanto trabajar!
Cuando
Dios creó este mundo, todo lo hizo hermoso. Además, nos dio la capacidad de
entender que hay un pasado, un presente y un futuro. Sin embargo, no podemos
comprender todo lo que Dios ha hecho.
Mientras
tengamos vida, hagamos lo bueno y pasémosla bien. El comer y el beber, y el
disfrutar del fruto de tanto trabajo, es algo que Dios nos permite. Eso lo sé
muy bien, como sé también que todo lo que Dios ha hecho permanecerá para
siempre; a su creación no hay nada que agregarle ni nada que quitarle. Dios lo
hizo todo así para que reconozcamos su poder. Todo lo que ahora existe, ya
existía mucho antes, y todo lo que habrá de existir, existe ya. Dios hace que
todo vuelva a repetirse. (**)
(*) Eclesiastés:
capítulo 3 versículos 1 a 8
(**)Eclesiastés:
capítulo 3 versículos 9 a15
Ambos
textos fueron extraídos de una nueva edición de la Biblia que presentó la
Sociedad Bíblica Argentina. La misma posee la particularidad de ofrecer una “traducción en lenguaje actual”, lo cual
permite comprender -con una gran facilidad- los profundos conceptos del mensaje
que Dios quiere transmitirnos por este medio; y dicen que está especialmente
aconsejada para su uso en la Nueva Evangelización. A mi criterio, es magnífico
que la misma cuente con una carta introductoria del actual Papa Francisco I,
Jorge Mario Bergoglio (ex cardenal, arzobispo de Buenos Aires y primado de la
Argentina), en la que recomienda esta versión a “todos aquellos que con un
corazón sencillo quieran abrirse al Señor que nos habla directo como a sus
hijos”.
Bendiciones.
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