Dios
mío,
tú
eres mi luz y mi salvación;
¿de
quién voy a tener miedo?
Tú
eres quien protege mi vida;
¡nadie
me infunde temor!
Cuando
mis malvados enemigos
me
atacan y amenazan con
destruirme,
son
ellos los que tropiezan,
son
ellos los que caen.
Me
puede atacar un ejército,
pero
yo no siento miedo;
me
pueden hacer la guerra,
pero
yo mantengo la calma.
Dios
mío,
sólo
una cosa te pido,
sólo
una cosa deseo:
déjame
vivir en tu templo
todos
los días de mi vida,
para
contemplar tu hermosura
y
buscarte en oración.
Cuando
vengan tiempos difíciles,
tú
me darás protección:
me
esconderás en tu templo,
que
es el lugar más seguro.
Tú
me darás la victoria
sobre
mis enemigos;
yo,
por mi parte,
cantaré
himnos en tu honor,
y
ofreceré en tu templo
sacrificios
de gratitud.
Dios
mío, te estoy llamando:
¡escúchame!
Ten
compasión de mí:
¡respóndeme!
Una
voz interna me dice:
<¡Busca
a Dios!>
Por
eso te busco, Dios mío.
Yo
estoy a tu servicio.
No
te escondas de mí.
No
me rechaces.
¡Tú
eres mi ayuda!
Dios
mío,
no
me dejes solo;
no
me abandones;
¡tú
eres mi salvador!
Mis
padres podrán abandonarme,
pero
tú me adoptarás como hijo.
Dios
mío,
por
causa de mis enemigos
dime
cómo quieres que viva
y
llévame por el buen camino.
No
dejes que mis enemigos
hagan
conmigo lo que quieran.
Falsos
testigos se levantan,
me
acusan y me amenazan.
¡Pero
yo sé que viviré
para
disfrutar de tu bondad
junto
con todo tu pueblo!
Por
eso me armo de valor,
y
me digo a mí mismo:
Pon
tu confianza en Dios.
<¡Sí,
pon tu confianza en él!>
Este
texto lo extraje de una nueva edición de la Biblia que presentó la Sociedad
Bíblica Argentina. La misma posee la
particularidad de ofrecer una “traducción en lenguaje actual”, lo cual
permite comprender -con una gran facilidad- los profundos conceptos del mensaje
que Dios quiere transmitirnos por este medio; y dicen que está especialmente
aconsejada para su uso en la Nueva Evangelización. A mi criterio, es magnífico
que la misma cuente con una carta introductoria del actual Papa Francisco I,
Jorge Mario Bergoglio (ex cardenal, arzobispo de Buenos Aires y primado de la
Argentina), en la que recomienda esta versión a “todos aquellos que con un
corazón sencillo quieran abrirse al Señor que nos habla directo como a sus
hijos”.
Bendiciones.
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