martes, 28 de mayo de 2013

Tu proteges mi vida – Himno de David

Dios mío,
tú eres mi luz y mi salvación;
¿de quién voy a tener miedo?
Tú eres quien protege mi vida;
¡nadie me infunde temor!
Cuando mis malvados enemigos
me atacan y amenazan con
destruirme,
son ellos los que tropiezan,
son ellos los que caen.
Me puede atacar un ejército,
pero yo no siento miedo;
me pueden hacer la guerra,
pero yo mantengo la calma.

Dios mío,
sólo una cosa te pido,
sólo una cosa deseo:
déjame vivir en tu templo
todos los días de mi vida,
para contemplar tu hermosura
y buscarte en oración.
Cuando vengan tiempos difíciles,
tú me darás protección:
me esconderás en tu templo,
que es el lugar más seguro.
Tú me darás la victoria
sobre mis enemigos;
yo, por mi parte,
cantaré himnos en tu honor,
y ofreceré en tu templo
sacrificios de gratitud.

Dios mío, te estoy llamando:
¡escúchame!
Ten compasión de mí:
¡respóndeme!

Una voz interna me dice:
<¡Busca a Dios!>
Por eso te busco, Dios mío.
Yo estoy a tu servicio.
No te escondas de mí.
No me rechaces.
¡Tú eres mi ayuda!

Dios mío,
no me dejes solo;
no me abandones;
¡tú eres mi salvador!
Mis padres podrán abandonarme,
pero tú me adoptarás como hijo.

Dios mío,
por causa de mis enemigos
dime cómo quieres que viva
y llévame por el buen camino.
No dejes que mis enemigos
hagan conmigo lo que quieran.

Falsos testigos se levantan,
me acusan y me amenazan.
¡Pero yo sé que viviré
para disfrutar de tu bondad
junto con todo tu pueblo!
Por eso me armo de valor,
y me digo a mí mismo:
Pon tu confianza en Dios.
<¡Sí, pon tu confianza en él!>


Este texto lo extraje de una nueva edición de la Biblia que presentó la Sociedad Bíblica Argentina. La misma posee la  particularidad de ofrecer una “traducción en lenguaje actual”, lo cual permite comprender -con una gran facilidad- los profundos conceptos del mensaje que Dios quiere transmitirnos por este medio; y dicen que está especialmente aconsejada para su uso en la Nueva Evangelización. A mi criterio, es magnífico que la misma cuente con una carta introductoria del actual Papa Francisco I, Jorge Mario Bergoglio (ex cardenal, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina), en la que recomienda esta versión a “todos aquellos que con un corazón sencillo quieran abrirse al Señor que nos habla directo como a sus hijos”.




Bendiciones.


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