Quiero
comenzar este compartir, contándoles que desde mi época de adolescente profeso
un especial interés por esta ciencia -a mi criterio- tan fascinante. Asidua
lectora de temas relacionados con el auto-conocimiento, en esta ocasión me vi
sorprendida por un libro que me impactó desde la primera vez que leí su título:
“Psicología de la posible evolución del hombre”, cuya autoría
corresponde a P. D. Ouspensky (1878-1947, filósofo e investigador ruso que
estudió el sistema del maestro griego-armenio G.I. Gurdjieff y que logró reunir
la geometría euclidiana y no euclidiana en sus numerosos libros sobre la
psicología y las dimensiones más elevadas de la existencia). Una mirada
absolutamente nueva para mí. Una concepción totalmente ignorada por mi y, tal
vez, por muchos de ustedes también.
Para
quienes sientan curiosidad o interés acerca de esta ciencia -la Psicología- y
nunca hayan tenido oportunidad de leer algún texto de este autor, les acerco
algunas reflexiones que encontrarán en las páginas 9 a 27:
“
... Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la
psicología de la cual me ocupo es muy diferente de cuanto ustedes puedan
conocer bajo ese nombre.
Para
comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha
estado a un nivel tan bajo como
en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen
y su significado,
hasta tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra <psicología>,
esto es, precisar qué es la psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que
nunca en la historia ha habido tantas teorías psicológicas ni tantos escritos
psicológicos.
A
veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna
razón. Quizá la psicología es la ciencia
más antigua, y en sus rasgos más esenciales,
desafortunadamente, una ciencia olvidada.
Para
comprender cómo se puede definir la psicología es necesario darse cuenta de que
la psicología nunca ha existido bajo su propio nombre, excepto en tiempos
modernos. Por una u otra razón siempre se ha sospechado de tendencias
equivocadas o subversivas de la psicología, ya
sean religiosas, políticas o morales, y por tanto ha tenido que usar diferentes
disfraces.
Durante
miles de años la psicología existió bajo el nombre de filosofía. En la India
todas las formas de Yoga,
que son esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de
filosofía. Las enseñanzas sufíes,
que ante todo son psicológicas, se consideran en parte religiosas y en parte
metafísicas. En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas décadas del
siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran considerados como
filosofía. Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la filosofía, tales
como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, se referían
al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la psicología era considerada
como inferior a la filosofía y como relacionada sólo con los lados más bajos o
más triviales de la naturaleza humana.
Paralelamente
a su existencia bajo el nombre de filosofía, la psicología existió aún por más
tiempo conectada con una u otra religión. Esto no quiere decir que la religión
y la psicología alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre
religión y psicología fuera reconocida. Pero no hay duda de que casi todas las
religiones conocidas -por supuesto no me refiero a las falsas
religiones modernas- desarrollaron uno u otro tipo de
enseñanza psicológica conectada a menudo con cierta práctica, de manera que el
estudio de la religión, muy frecuentemente, incluía en sí mismo el estudio de
la psicología.
Hay
muchos trabajos excelentes sobre psicología en la bastante ortodoxa literatura
religiosa de diferentes países y épocas. Por ejemplo, en los primeros tiempos del
Cristianismo, había bajo el nombre general de Filocalia
una colección de libros de diferentes autores,
usada en la actualidad en la Iglesia Oriental, especialmente para la
instrucción de los monjes.
Durante
el tiempo en que la psicología estuvo conectada con la filosofía y la religión,
también existía bajo la forma de Arte. La Poesía, el Drama, la Escultura, la
Danza y aun la Arquitectura eran medios de transmisión del conocimiento
psicológico. Por ejemplo, las catedrales góticas eran en su sentido primordial
tratados de psicología.
En
la antigüedad, antes de que la filosofía, la religión y el arte adoptaran
formas separadas, bajo las cuales las conocemos ahora, la psicología había
existido en forma de Misterios,
tales como los de Egipto y de la antigua Grecia.
Posteriormente,
luego de la desaparición de los Misterios, la psicología existió en forma de enseñanzas
simbólicas, que algunas veces estaban ligadas a la
religión de la época y otras no, como en los casos de la astrología, la
alquimia, la magia; y entre los más modernos, la Masonería, el Ocultismo y la
Teosofía.
*
* *
Aquí es necesario notar que todos los sistemas psicológicos y doctrinas, tanto los que existen o los que existieron abiertamente como los que fueron ocultos o disfrazados, pueden dividirse en dos categorías principales.
Primero:
los sistemas que estudian al hombre tal como
ellos lo encuentran, o tal como ellos suponen o lo imaginan ser. La
psicología <científica> moderna, o lo que se conoce bajo este nombre,
pertenece a esta categoría.
Segundo:
los sistemas que estudian al hombre no desde el punto de vista de lo que es, o
de lo que parece ser, sino desde el punto de vista de lo que puede llegar a
ser; esto es, desde el punto de vista de su posible
evolución.
Estos
últimos sistemas son en realidad los originales, o en todo caso los más
antiguos, y sólo ellos pueden explicar el origen olvidado y el significado de
la psicología.
Cuando
comprendemos la importancia del estudio del hombre desde el punto de vista de su
posible evolución, comprendemos que la
primera respuesta a la pregunta: ¿qué es psicología? Debería ser que la
psicología es el estudio de los principios, leyes y hechos de la posible
evolución del hombre. ...
...
La verdad es que antes de que el hombre adquiera cualesquiera nuevas
facultades o poderes, que no conoce ni posee ahora,
tiene que adquirir facultades y poderes que
tampoco posee, pero que se arroga a sí
mismo; es decir, que cree que las conoce y que las puede usar o controlar.
Este
es el eslabón que falta, y este es el punto más
importante.
Por
el camino de la evolución, que ha sido descrito como un camino basado en el
esfuerzo y en la ayuda, el hombre debe adquirir cualidades que cree que ya
posee, pero sobre las cuales se engaña a sí mismo.
Para poder comprenderlo mejor y saber qué facultades y poderes puede adquirir el hombre, tanto completamente nuevos como inesperados, y también aquellos que se imagina que ya posee, tenemos que partir del conocimiento general que tiene el hombre de sí mismo.
Y así llegamos, de inmediato, a un hecho muy importante.
Y así llegamos, de inmediato, a un hecho muy importante.
El hombre no
se conoce a sí mismo.
No conoce ni sus propias limitaciones ni sus propias posibilidades.Ni siquiera conoce lo mucho que no se conoce.
El hombre ha inventado muchas máquinas, y sabe que una máquina complicada necesita algunas veces años de estudio cuidadoso antes de poder usarla o controlarla. Pero no aplica este conocimiento a sí mismo, aunque él mismo sea una máquina mucho más complicada que cualquier máquina que haya inventado.
El hombre ha inventado muchas máquinas, y sabe que una máquina complicada necesita algunas veces años de estudio cuidadoso antes de poder usarla o controlarla. Pero no aplica este conocimiento a sí mismo, aunque él mismo sea una máquina mucho más complicada que cualquier máquina que haya inventado.
Tiene
toda clase de ideas falsas acerca de sí mismo. Ante todo, no se da cuenta de
que él es verdaderamente una máquina.
¿Qué
quiere decir que el hombre es una máquina?.
Quiere
decir que no tiene movimientos independientes,
ni dentro ni fuera de él. Es una máquina puesta en movimiento por influencias
externas y por impactos exteriores.
Todos sus movimientos, acciones, palabras, ideas, emociones, humores y
pensamientos son producidos por influencias exteriores. Por sí mismo, es tan
sólo un autómata con cierta provisión de recuerdos de experiencias previas y
cierta cantidad de energía de reserva.
Tenemos que
comprender que el hombre no puede hacer nada.
Pero
él no se da cuenta de ello y se atribuye la capacidad
de hacer. Esta es la primera cosa falsa que el
hombre se arroga.
Esto
tiene que comprenderse con toda claridad. El
hombre no puede hacer. Todo lo que el hombre
cree que hace, en realidad sucede. Sucede exactamente como <llueve> o
<nieva>.
En
español no hay formas impersonales de verbos que se pueden usar en relación con
las acciones del hombre. De manera que tenemos que seguir diciendo que el
hombre piensa, lee, escribe, ama, odia, comienza guerras, pelea, etc. En
realidad todo ello sucede.
El
hombre no puede moverse, pensar o hablar de motu
propio. Es una marioneta tirada de aquí y de allá
por hilos invisibles. Si así lo comprende puede aprender más sobre sí mismo, y
tal vez entonces las cosas comiencen a cambiar para él. Pero si no puede darse
cuenta ni comprender su total mecanicidad,
o si no quiere aceptarla como un hecho, no puede aprender nada más y las cosas
no pueden cambiar para él.
El
hombre es una máquina,
pero una máquina muy peculiar. Es una máquina que, en las circunstancias
adecuadas, y con el tratamiento adecuado, puede
saber que es una máquina. Al darse plena cuenta
de ello puede encontrar los medios para dejar de ser una máquina. ...”
Espero
que hayan disfrutado de esta lectura, tanto como yo lo he hecho. Dicen que existen testimonios de que entre
los más asiduos asistentes a las conferencias de Ouspensky, se hallaban figuras
de la talla de Aldous Huxley, T. S. Elliot, Gerard Heard y Maurice Nicoll entre
otros periodistas, escritores y científicos famosos. Hoy, nosotros también -de
alguna forma- hemos sido partícipes de alguna de ellas ...
Bendiciones.
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