miércoles, 9 de octubre de 2013

Mucho más que el estudio de la Psicología ...


Quiero comenzar este compartir, contándoles que desde mi época de adolescente profeso un especial interés por esta ciencia -a mi criterio- tan fascinante. Asidua lectora de temas relacionados con el auto-conocimiento, en esta ocasión me vi sorprendida por un libro que me impactó desde la primera vez que leí su título: “Psicología de la posible evolución del hombre”, cuya autoría corresponde a P. D. Ouspensky (1878-1947, filósofo e investigador ruso que estudió el sistema del maestro griego-armenio G.I. Gurdjieff y que logró reunir la geometría euclidiana y no euclidiana en sus numerosos libros sobre la psicología y las dimensiones más elevadas de la existencia). Una mirada absolutamente nueva para mí. Una concepción totalmente ignorada por mi y, tal vez, por muchos de ustedes también.

Para quienes sientan curiosidad o interés acerca de esta ciencia -la Psicología- y nunca hayan tenido oportunidad de leer algún texto de este autor, les acerco algunas reflexiones que encontrarán en las páginas 9 a 27:

“ ... Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la psicología de la cual me ocupo es muy diferente de cuanto ustedes puedan conocer bajo ese nombre.

Para comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha estado a un nivel tan bajo como en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen y su significado, hasta tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra <psicología>, esto es, precisar qué es la psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que nunca en la historia ha habido tantas teorías psicológicas ni tantos escritos psicológicos.

A veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna razón. Quizá la psicología es la ciencia más antigua, y en sus rasgos más esenciales, desafortunadamente, una ciencia olvidada.

Para comprender cómo se puede definir la psicología es necesario darse cuenta de que la psicología nunca ha existido bajo su propio nombre, excepto en tiempos modernos. Por una u otra razón siempre se ha sospechado de tendencias equivocadas o subversivas de la psicología, ya sean religiosas, políticas o morales, y por tanto ha tenido que usar diferentes disfraces.

Durante miles de años la psicología existió bajo el nombre de filosofía. En la India todas las formas de Yoga, que son esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de filosofía. Las enseñanzas sufíes, que ante todo son psicológicas, se consideran en parte religiosas y en parte metafísicas. En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran considerados como filosofía. Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la filosofía, tales como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, se referían al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la psicología era considerada como inferior a la filosofía y como relacionada sólo con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana.

Paralelamente a su existencia bajo el nombre de filosofía, la psicología existió aún por más tiempo conectada con una u otra religión. Esto no quiere decir que la religión y la psicología alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre religión y psicología fuera reconocida. Pero no hay duda de que casi todas las religiones conocidas -por supuesto no me refiero a las falsas religiones modernas- desarrollaron uno u otro tipo de enseñanza psicológica conectada a menudo con cierta práctica, de manera que el estudio de la religión, muy frecuentemente, incluía en sí mismo el estudio de la psicología.

Hay muchos trabajos excelentes sobre psicología en la bastante ortodoxa literatura religiosa de diferentes países y épocas. Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo, había bajo el nombre general de Filocalia una colección de libros de diferentes autores, usada en la actualidad en la Iglesia Oriental, especialmente para la instrucción de los monjes.

Durante el tiempo en que la psicología estuvo conectada con la filosofía y la religión, también existía bajo la forma de Arte. La Poesía, el Drama, la Escultura, la Danza y aun la Arquitectura eran medios de transmisión del conocimiento psicológico. Por ejemplo, las catedrales góticas eran en su sentido primordial tratados de psicología.

En la antigüedad, antes de que la filosofía, la religión y el arte adoptaran formas separadas, bajo las cuales las conocemos ahora, la psicología había existido en forma de Misterios, tales como los de Egipto y de la antigua Grecia.

Posteriormente, luego de la desaparición de los Misterios, la psicología existió en forma de enseñanzas simbólicas, que algunas veces estaban ligadas a la religión de la época y otras no, como en los casos de la astrología, la alquimia, la magia; y entre los más modernos, la Masonería, el Ocultismo y la Teosofía.

* * *
 
Aquí es necesario notar que todos los sistemas psicológicos y doctrinas, tanto los que existen o los que existieron abiertamente como los que fueron ocultos o disfrazados, pueden dividirse en dos categorías principales.

Primero: los sistemas que estudian al hombre tal como ellos lo encuentran, o tal como ellos suponen o lo imaginan ser. La psicología <científica> moderna, o lo que se conoce bajo este nombre, pertenece a esta categoría.

Segundo: los sistemas que estudian al hombre no desde el punto de vista de lo que es, o de lo que parece ser, sino desde el punto de vista de lo que puede llegar a ser; esto es, desde el punto de vista de su posible evolución.

Estos últimos sistemas son en realidad los originales, o en todo caso los más antiguos, y sólo ellos pueden explicar el origen olvidado y el significado de la psicología.

Cuando comprendemos la importancia del estudio del hombre desde el punto de vista de su posible evolución, comprendemos que la primera respuesta a la pregunta: ¿qué es psicología? Debería ser que la psicología es el estudio de los principios, leyes y hechos de la posible evolución del hombre. ...

... La verdad es que antes de que el hombre adquiera cualesquiera nuevas facultades o poderes, que no conoce ni posee ahora, tiene que adquirir facultades y poderes que tampoco posee, pero que se arroga a sí mismo; es decir, que cree que las conoce y que las puede usar o controlar.

Este es el eslabón que falta, y este es el punto más importante.

Por el camino de la evolución, que ha sido descrito como un camino basado en el esfuerzo y en la ayuda, el hombre debe adquirir cualidades que cree que ya posee, pero sobre las cuales se engaña a sí mismo.

Para poder comprenderlo mejor y saber qué facultades y poderes puede adquirir el hombre, tanto completamente nuevos como inesperados, y también aquellos que se imagina que ya posee, tenemos que partir del conocimiento general que tiene el hombre de sí mismo. 

Y así llegamos, de inmediato, a un hecho muy importante.
El hombre no se conoce a sí mismo.
No conoce ni sus propias limitaciones ni sus propias posibilidades.Ni siquiera conoce lo mucho que no se conoce. 

El hombre ha inventado muchas máquinas, y sabe que una máquina complicada necesita algunas veces años de estudio cuidadoso antes de poder usarla o controlarla. Pero no aplica este conocimiento a sí mismo, aunque él mismo sea una máquina mucho más complicada que cualquier máquina que haya inventado.

Tiene toda clase de ideas falsas acerca de sí mismo. Ante todo, no se da cuenta de que él es verdaderamente una máquina.

¿Qué quiere decir que el hombre es una máquina?.

Quiere decir que no tiene movimientos independientes, ni dentro ni fuera de él. Es una máquina puesta en movimiento por influencias externas y por impactos exteriores. Todos sus movimientos, acciones, palabras, ideas, emociones, humores y pensamientos son producidos por influencias exteriores. Por sí mismo, es tan sólo un autómata con cierta provisión de recuerdos de experiencias previas y cierta cantidad de energía de reserva.

Tenemos que comprender que el hombre no puede hacer nada.

Pero él no se da cuenta de ello y se atribuye la capacidad de hacer. Esta es la primera cosa falsa que el hombre se arroga.

Esto tiene que comprenderse con toda claridad. El hombre no puede hacer. Todo lo que el hombre cree que hace, en realidad sucede. Sucede exactamente como <llueve> o <nieva>.

En español no hay formas impersonales de verbos que se pueden usar en relación con las acciones del hombre. De manera que tenemos que seguir diciendo que el hombre piensa, lee, escribe, ama, odia, comienza guerras, pelea, etc. En realidad todo ello sucede.

El hombre no puede moverse, pensar o hablar de motu propio. Es una marioneta tirada de aquí y de allá por hilos invisibles. Si así lo comprende puede aprender más sobre sí mismo, y tal vez entonces las cosas comiencen a cambiar para él. Pero si no puede darse cuenta ni comprender su total mecanicidad, o si no quiere aceptarla como un hecho, no puede aprender nada más y las cosas no pueden cambiar para él.

El hombre es una máquina, pero una máquina muy peculiar. Es una máquina que, en las circunstancias adecuadas, y con el tratamiento adecuado, puede saber que es una máquina. Al darse plena cuenta de ello puede encontrar los medios para dejar de ser una máquina. ...”

Espero que hayan disfrutado de esta lectura, tanto como yo lo he hecho.  Dicen que existen testimonios de que entre los más asiduos asistentes a las conferencias de Ouspensky, se hallaban figuras de la talla de Aldous Huxley, T. S. Elliot, Gerard Heard y Maurice Nicoll entre otros periodistas, escritores y científicos famosos. Hoy, nosotros también -de alguna forma- hemos sido partícipes de alguna de ellas ...


Bendiciones.


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